El pueblo que llora la muerte de uno de los jefes del crimen organizado en Colombia
En Carepa, Antioquia, recibieron con música y una caravana de motos el cuerpo del capo, al que mataron las Fuerzas Militares
La pista para llegar a Luis Orlando Padierna, alias Inglaterra, fue un oso de peluche de 1,80 metros. Las autoridades siguieron el camino del gigantesco muñeco que el hombre, señalado por el Gobierno colombiano de ser uno de los principales líderes del crimen organizado, mandó a hacer para regalarle de cumpleaños a su pareja. Siguiendo el envío del excéntrico regalo, cuarenta comandos de la policía llegaron el jueves pasado a la finca que Padierna había alquilado para la celebración y en un cruce de disparos con sus hombres lo mataron.
El anuncio fue hecho por el ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, como un logro de sus tropas. “El jefe militar del crimen organizado en Colombia fue abatido en Norte de Santander en las últimas horas... Con la muerte de Inglaterra finaliza una historia criminal de casi 20 años”. Padierna fue paramilitar y tras el desarme de esta estructura armada de extrema derecha a principios de 2000, se unió al Clan del Golfo, la banda criminal que en agosto pasado se quedó sin su máximo líder, alias Gavilán, en otro golpe del Gobierno a esa estructura ilegal.
La acción de las Fuerzas Armadas que en pocos meses ha matado a los cabecillas de esta banda fue destacada por el presidente Juan Manuel Santos. “Que quede muy claro, si los miembros de esa organización siguen delinquiendo, van a terminar en una tumba o en una cárcel”. Horas después en Carepa, un pueblo del urabá antioqueño, las calles se llenaron de música y llanto en el recibimiento del cuerpo de Inglaterra.
Con corridos prohibidos y una caravana fue recibido en Carepa el cuerpo sin vida de alias "Inglaterra" Gracias por enviarnos fotos y videos al WhatsApp 3135514983.
Posted by La Chiva de Urabá on Sunday, November 26, 2017
Una manifestación parecida, con una caravana de motos en la calle y música norteña, se volvió a escuchar el domingo cuando el féretro era trasladado hasta una vereda cercana en donde fue enterrado este lunes tras un multitudinario desflle detrás del ataúd. Hasta camisetas con su cara mandaron a hacer algunos de sus seguidores. “Lamentablemente personas al margen de la ley también logran tener muchos fans”, dijo el alcalde del pueblo, Ovidio Ardila, a RCN Radio. “Lo vemos con asombro y con tristeza. Ver cómo les parece que es algo magnífico acompañar el féretro de un delincuente; la verdad es que no lo entiende uno”, agregó el coronel Luis Eduardo Soler, comandante de la Policía Urabá.
En redes sociales los vídeos en donde se veía el recibimiento generaron polémica y los pocos que se atrevieron a justificar la manifestación en público aseguraron que solo quienes han vivido allí entenderían por qué salieron a las calles. “Ellos sacaron la guerrilla de la zona y ahora se vive mejor, por eso siempre se les va a agradecer”, “hombres como él son la solución a los problemas de la comunidad, uno denuncia en policía o Fiscalía y no hacen nada, en cambio, se habla con esta gente y se soluciona el problema sea por las buenas o las malas”, se leía en Facebook cuando el debate ya era tema en cadenas radiales.
“Una sociedad que rinde homenaje al mono Jojoy y a Inglaterra, no es víctima. Es cómplice”, escribía en Twitter el periodista Sergio Monsalve, recordando el homenaje que hace dos meses le hicieron en Bogotá al exlíder de las FARC. Pero no solo los muertos han recibido esas muestras de afecto, basta con pensar en los seguidores de Popeye, el sicario de Pablo Escobar, que mató a más de 300 personas y coordinó otros 3.000 crímenes. Logró más de 100.000 suscriptores en menos de un año a su canal de YouTube y en las calles de Medellín se ha vuelto normal que la gente lo pare para tomarse una foto con él. Sobran razones para pensar que Colombia no tiene memoria y que en algunos pueblos el abandono estatal ha sido tan grande que siguen mandando los ilegales.
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