Estados Unidos tiene 2.000 soldados en Siria, cuatro veces más de lo anunciado
El Pentágono tiene previsto detallar en los próximas días su despliegue en el país árabe
Estados Unidos está embarcando en una guerra opaca en Siria en que se desconoce exactamente cuántos militares tiene desplegados y cuál es su función. Pero eso está a punto de cambiar. El Pentágono tiene previsto reconocer en los próximos días el número preciso de tropas que luchan de forma estable contra el Estado Islámico (ISIS, por sus siglas inglesas).
La cifra es sorprendente. Son unos 2.000 soldados, cuatro veces más de lo anunciado públicamente, según revelaron este viernes funcionarios militares a la cadena CNN y a la agencia Reuters. “No tenemos nada que anunciar en este momento”, dijo a EL PAÍS un portavoz del Pentágono preguntado por esas informaciones.
Oficialmente, el Departamento de Defensa tiene un tope de “nivel de fuerza” de 503 efectivos en Siria, según anunció el pasado diciembre. Pero esa denominación es genérica ya que no incluye los despliegues temporales o las rotaciones de unidades. Por ejemplo, el pasado marzo se anunció el envío adicional de 400 soldados a Siria. Y en septiembre, en sus estadísticas sobre el conjunto del personal militar, el Pentágono admitía tener a 1.547 tropas en Siria. Pero públicamente el Ejército siempre ha hablado de tener alrededor de 500 uniformados.
Cuándo y cómo ha ido aumentando la presencia militar norteamericana en Siria es un misterio. La mayoría son soldados de élite que entrenan y asesoran a fuerzas locales en la lucha contra el ISIS. Oficialmente, a diferencia de las intervenciones en Afganistán e Irak de la década pasada, los militares estadounidenses no pueden entrar en combate y mantienen un perfil bajo. Pero sobre el terreno se difuminan los límites marcados por la burocracia a miles de kilómetros: en los últimos meses han circulado fotografías de vehículos blindados militares con grandes banderas estadounidenses o de soldados “cerca de las líneas de frente”, según pudo constatar un fotógrafo internacional.
El apoyo de EE UU, desde el aire y sobre el terreno, a la amalgama de fuerzas locales fue clave en la conquista en octubre de Raqa, la hasta entonces autodenominada capital del ISIS. Pero es una incógnita, por ejemplo, si los militares estadounidenses llegaron a entrar a la ciudad o a abrir directamente fuego contra milicianos yihadistas.
De espaldas a la opinión pública
Tras tres años de tímidos apoyos armados a la oposición contra Bachar el Asad y un interminable debate interno sobre el futuro del dictador, en septiembre de 2014 Washington se adentró de lleno en el polvorín de la guerra civil siria. Pero su objetivo no fue el régimen de El Asad sino el ISIS. EE UU inició una campaña de bombardeos contra posiciones yihadistas en Siria, un mes después de hacerlo en Irak. A finales de 2015, desplegó por primera vez a militares sobre el terreno. Y desde entonces, con Barack Obama y Donald Trump en la Casa Blanca, la primera potencia ha ido aumentando su despliegue bélico en Siria de espaldas a la opinión pública y política en EE UU.
Las pocas informaciones sobre el alcance de la huella militar han llegado a cuentagotas, sobre todo tras encontronazos entre las fuerzas estadounidenses y las rusas, que apoyan a El Asad, o las sirias. Y cuando Washington atacó en abril posiciones militares sirias como represalia a un ataque químico contra civiles ordenado por Damasco.
Según las fuentes citadas, el secretario de Defensa, Jim Mattis, se había resistido a revelar el número exacto de tropas en Siria por motivos de seguridad y dada la telaraña de intereses entrecruzados entre potencias. Pero el declive territorial del ISIS y la presión del Congreso a favor de mayor transparencia han propiciado el paso al frente, que podría llegar el lunes. Otra duda a resolver es si ahora, ante el declive del ISIS, EE UU rebajará su presencia en Siria.
Lo que no está previsto es que el Pentágono revele cuántas tropas tiene en Irak porque así se lo habría pedido el Gobierno de Bagdad, que busca minimizar cualquier apariencia de injerencia extranjera. Oficialmente, el tope de militares estadounidenses en ese país es de 5.262 soldados. En las estadísticas de septiembre se cifraban en 7.402 efectivos, pero según la cadena CNN ese número es impreciso. En agosto, por ejemplo, Defensa anunció que había 11.000 tropas en Afganistán, miles más de las anunciadas.
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