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La FARC mantiene su apuesta revolucionaria al lanzar a Timochenko a la presidencia

La antigua guerrilla elige a su máximo dirigente para concurrir a las elecciones de 2018

Iván Márquez (derecha), jefe de la delegación de paz de la FARC, este miércoles en Bogotá.Vídeo: Francesco Manetto | Video: EPV

La antigua guerrilla de las FARC, constituida como partido político legal hace dos meses con las mismas siglas y el nombre de Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común, anunció este miércoles la candidatura de Rodrigo Londoño, Timochenko, a las elecciones presidenciales convocadas en Colombia para mayo de 2018. La decisión refleja la fidelidad de esta organización a su legado revolucionario y a su máximo dirigente, un líder muy popular entre los excombatientes aunque figura profundamente controvertida para la sociedad colombiana tras más de medio siglo de guerra.

Las FARC no solo no enterraron sus siglas, sino que tampoco han renunciado al principal referente de la insurgencia. El jefe de la delegación de paz de la formación, Iván Márquez, avanzó esta decisión en una comparecencia en Bogotá después de semanas de incertidumbre sobre los planes del partido. Timochenko estará acompañado de Imelda Daza, activista colombiana de nacionalidad sueca y representante del partido Unión Patriótica, como aspirante a la vicepresidencia. Este paso supone un giro con respecto a la estrategia inicial de la FARC, que en su congreso fundacional había decidido limitarse a participar en las elecciones legislativas y apoyar a otro candidato a la presidencia. Con todo, la explicación ofrecida por la plana mayor de la organización fue escueta: “La política es dinámica”.

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La presentación de este cartel electoral lanza algunos mensajes. En primer lugar, confirma la apuesta de la antigua guerrilla por su herencia revolucionaria, que tras culminar la entrega de armas se traslada a un contexto de disputa política en el que busca ocupar el espacio de las propuestas antisistema, muy próximas al ideario chavista. En segundo lugar, deja poco margen a la renovación del discurso y de las caras que había sugerido durante el congreso un sector del mando encabezado por Pastor Alape. Su mensaje hacía prever que toda la cúpula del Estado Mayor que había dirigido más de medio siglo de guerra daría un paso atrás.

Y por último, es una elección arriesgada por el mismo estado de salud de Timochenko, que tiene 58 años. Hace meses, el exguerrillero regresó a La Habana, donde residió durante el proceso de paz, para recibir asistencia médica debido a una isquemia cerebral que sufrió en Colombia a principios de julio. “Los médicos han dado el visto bueno”, ha asegurado el comandante Carlos Antonio Lozada, uno de los propuestos para el Senado. “Estamos en diálogo con él para preparar su vuelta al país, que asuma la dirección del partido e iniciar la campaña”.

El llamado Consejo Patriótico Nacional del partido, una suerte de ejecutiva, dio también algunos de los nombres que conformarán las listas al Senado y a la Cámara de Representantes, donde, según lo pactado con el Gobierno de Juan Manuel Santos, contarán con una representación garantizada de diez escaños. Los perfiles de los aspirantes demuestran que la FARC opta por desplegar el núcleo duro de su dirigencia. Entre ellos figuran el propio Márquez, Lozada, Pablo Catatumbo, Victoria Sandino, Jesús Santrich o León Calarcá.

El martes el Consejo Nacional Electoral (CNE) concedió a la formación la autorización para presentarse a los próximos comicios. Se trata, en palabras del responsable de la delegación de paz, de un paso decisivo. “Un hecho del mayor significado para el proceso de paz: habilitar las condiciones formales para la participación política de quienes estuvimos alzados en armas”, dijo Márquez.

Alianzas con grupos sociales

Calendario y proyectos productivos

La presentación de los candidatos de la FARC se convirtió ayer en la excusa perfecta para que sus máximos líderes presionaran al Gobierno en relación con el calendario de desarrollo de los acuerdos de paz. Iván Márquez, número dos del partido de la antigua guerrilla, reclamó al Gobierno los proyectos productivos prometidos por las autoridades a los excombatientes. Se trata del principal medio de sustento en el campo, que permitirá a más de 7.000 personas comenzar una nueva vida fuera de la clandestinidad.

“Damos el paso a la lucha política legal en un contexto en el que las grandes mayorías esperan pasar definitivamente la página de la guerra”, agregó Márquez. Los objetivos centrales de la FARC consisten ahora en buscar una “gran convergencia nacional por un Gobierno de transición”, acabar con la corrupción, “reorientar el modelo económico”, “erradicar el hambre” y culminar la transición hacia la convivencia en paz cuando está a punto de cumplirse un año de la firma de los acuerdos con el Gobierno en noviembre de 2016.

Al lado de Londoño, como candidata a la vicepresidencia, estará Imelda Daza. Lo hará como miembro de la Unión Patriótica, no de la FARC. “El Consejo Nacional del partido propuso mi nombre y yo dije que sí inmediatamente”, cuenta esta líder que vivió en el exilio durante más de 20 años debido al genocidio que su formación sufrió durante los noventa. Daza lleva dos años en Colombia “trabajando por la paz”. No le teme a las amenazas ni a las críticas. “No tengo paranoia, sí un buen esquema de seguridad”, dice, “y las ganas de trabajar por un país con justicia social en el que las madres ya no paran a sus hijos para la guerra”.

La elección de Imelda Daza responde a la decisión de FARC de buscar alianzas con otros grupos sociales y ciudadanos. Además de cumplir con la cuota de género que enarbolan desde que en septiembre de 2016 celebraran su primera Conferencia pública. En aquel momento el reclamo por la falta de mujeres en sus órganos de mando y las acusaciones de violaciones a los derechos fundamentales de las combatientes fue constante. La exinsurgencia aun debe responder por los abortos ilegales que sufrieron muchas guerrilleras por su política de planificación familiar que impedía tener hijos durante el conflicto.

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