Los investigadores interrogan a la novia del asesino de Las Vegas para desentrañar el misterio del móvil
Paddock había recibido medicación para la ansiedad en junio
El director interino del FBI, Andrew McCabe, vino a reconocer este miércoles el sentimiento de perplejidad en Estados Unidos ante el caso del asesinato en masa de Las Vegas, porque “este individuo no dejó esa clase de marcas inmediatas que encuentras en este tipo de ataques”. “Es sorprendente”, reconoció en CNN, que tres días después de la mayor matanza a tiros de la historia del país no se conozcan los motivos de Stephen Paddock para disparar ráfagas durante nueve minutos contra 22.000 asistentes a un concierto. Murieron 58 personas [las autoridades llegaron a contabilizar 59 fallecidos al incluir al propio Paddock] y más de 500 están heridas.
Los investigadores están “literalmente reconstruyendo la vida y el comportamiento” de este sujeto, un hombre de 64 años que aparentemente vivía de jugar al póker en Las Vegas (algo que en Las Vegas no suena tan raro), tenía dinero y ni un antecedente en su vida. Era aparentemente lo que en la ciudad se llama un high-roller, un jugador profesional habitual de los casinos que vive en los hoteles y apuesta fuerte. La policía ha encontrado 47 armas de fuego entre la habitación del hotel Mandalay Bay desde la que cometió la masacre y sus dos casas, en Mesquite y Reno (Nevada). Solo en la habitación había 23 armas, al menos 12 de ellas eran rifles modificados para disparar como armas automáticas. Según la Policía de Las Vegas, Paddock llevaba décadas comprando armas y tenía intención de sobrevivir y huir tras el ataque.
El tirador, oficialmente el mayor asesino múltiple a tiros de Estados Unidos, no encaja en ningún estereotipo de asesino múltiple, en el país que más experiencia tiene en el estudio de estos perfiles. En esa reconstrucción los investigadores se agarran a la figura de Marilou Danley, su pareja sentimental. Danley es una ciudadana australiana originaria de Filipinas. Según el hermano de Paddock, la persona que mejor le conocía desde que coincidieron por primera vez en Las Vegas cuando ella trabajaba en un casino.
"Conocí a un Stephen Paddock bondadoso, cariñoso y tranquilo", ha asegurado Danley este miércoles a través de un comunicado leído por su abogado. "Nunca me dijo nada o hizo alguna acción que me alertara que algo horrible como esto pudiera pasar", agregó.
Danley se encontraba en Filipinas cuando sucedió la masacre. Aterrizó en Los Ángeles el martes por la noche y fue abordada por agentes federales. No está detenida, se la considera persona de interés para la investigación. Ella vivía en la casa en la que el asesino acumuló 19 armas de fuego y abundante munición.
Las hermanas de Danley, que viven en Australia, dijeron también a una televisión local que ella “no sabía nada” y está tan impactada como el resto del mundo. “(Paddock) La envió lejos para que no interfiriera con lo que estaba planeando”. Las hermanas hablaron sin revelar sus nombres y con la cara tapada. Según las hermanas, Danley “ni siquiera sabía que se iba a Filipinas”. Viajó por orden de Paddock, que le compró el billete, como si quisiera sacarla del país. En los días previos al tiroteo, Paddock envió 100.000 dólares a Filipinas, según informaciones de prensa que los investigadores no han querido confirmar.
Un agente de inmigración de Filipinas dijo a Reuters que Danley llegó a Manila el pasado 15 de septiembre, voló a Hong Kong el 22 y regresó a Manila el 25. Paddock se registró en el hotel el jueves 28. El festival country contra el que dirigió sus balas empezaba al día siguiente. Paddock desató la carnicería al comenzar el último concierto del tercer día de festival, el domingo a las 10 de la noche.
El miércoles, el diario local Las Vegas Review-Journal revelaba que un médico prescribió ansiolíticos a Paddock el pasado mes de junio, según información de un programa de monitoreo de prescripciones del Estado de Nevada.
El diario Bild publicó fotografías que muestran la suite de Paddock en el piso 32 del Mandalay Bay llena de armas tiradas por el suelo. Si bien se desconoce aún el móvil del ataque, los investigadores sí tienen claro que fue premeditado a conciencia. Paddock trasladó todas esas armas a la habitación a lo largo de los cuatro días que estuvo allí. Instaló cámaras dentro y fuera, en aparente previsión de un asedio policial. Según la policía, se quitó la vida. Como dijo el sheriff local, Joe Lombardo, “les aseguro que esta investigación no termina con la muerte de Paddock”. Falta el porqué. Es decir, todo.
Una conspiración recorre Las Vegas
El pasado lunes, mientras daba detalles de la investigación, el ayudante del sheriff Todd Fasulo tuvo que hacer una declaración sorprendente: insistir en que Stephen Paddock es el único tirador del pasado domingo. Lo hizo ante la ola de rumores que recorre los pasillos de los casinos de Las Vegas sobre la posibilidad de otros tiradores. El martes, un hombre gritaba a los periodistas que estaban en la esquina del lugar de la masacre que había una conspiración para ocultar que salieron disparos de una segunda planta del Mandalay Bay, algo de lo que no hay ninguna evidencia. En las primeras horas de nerviosismo, la policía atendió llamadas de posibles tiradores en otros hoteles, donde hubo estampidas de clientes. La información era falsa, pero el horror y el nerviosismo del domingo han dejado la conspiración como una herida más en las calles de Las Vegas.
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