Una huelga de pilotos de Avianca convulsiona el tráfico aéreo en Colombia
La protesta de 700 trabajadores de Avianca ha generado pérdidas de dos millones de dólares y obligó a cancelar más de cien vuelos en un solo día
El edificio del Ministerio de Trabajo, en el norte de Bogotá, ha sido tomado durante dos tardes por decenas de pilotos de Avianca, la mayor aerolínea de Colombia. Desde el lunes negocian con la compañía igualdad de salarios para todos los trabajadores, mejores horarios laborales y que se detenga lo que consideran es una persecución contra los empleados que forman parte de sindicatos. Los diálogos, por el momento, no avanzan y desde la madrugada del martes 700 pilotos de la Asociación Colombiana de Aviadores Civiles (ACDAC) han ido a la huelga.
La ACDAC reúne a la mitad de pilotos que trabajan para Avianca, suficientes para que con el cese de actividades el tránsito aéreo en Colombia se convierta en una pesadilla. Este martes la aerolínea canceló 110 vuelos (dos internacionales) y se cree que el paro podría afectar a 22.000 pasajeros que vuelan dentro del país. El gerente de la compañía, Hernán Rincón, ha dicho en rueda de prensa que por cuenta de la huelga se perdieron dos millones de dólares en un solo día.
El gremio exige una homologación salarial con los pilotos regionales adscritos a Avianca Holdings, el conglomerado de aerolíneas de la compañía, que pueden ganar hasta un 20% más que los que vuelan en Colombia. “Hay sueldos de 5.000 dólares y otros de más de 10.000. Los perjudicados somos los pilotos colombianos, ¿por qué hay esa discriminación? Queremos los mismos derechos”, dice a EL PAÍS el capitán Hernández Sierra. Avianca, que controla el 60% del mercado interno, ha asegurado que las aspiraciones de los pilotos son “exageradas”.
Los que protestan insisten en decir que no solo se trata de un aumento en el salario, también se quejan de los horarios extendidos (hasta doce horas continúas) y del “desorden” al que están sometidos. “Nos llaman para un vuelo y terminamos llegando a casa ocho días después. No hay un plan integral para solucionar la fatiga de los trabajadores que puede perjudicar la seguridad aérea”, reclama el piloto. Cuenta que dentro del gremio se han presentado problemas del sueño que no han sido atendidos por la empresa. Un trabajador como él tiene a diario un máximo de siete aterrizajes y según dice no siempre saben con anterioridad cómo será la jornada. “Volamos cuando ellos quieren, necesitamos orden y garantías para controlar la fatiga”, agrega.
Piden una reducción de 40 horas en su jornada laboral para lograr una programación aérea de 160 horas al mes, dos días libres cada 15 días para realizar teletrabajo y para ello exigen un ordenador, un auxilio económico para el pago de internet y teléfono. Dentro de sus peticiones también incluyen billetes para sus familias en clase ejecutiva, con equipaje ilimitado y sin fecha de vencimiento.
En la empresa insisten en calificar la protesta de ilegítima y aseguran que han sido justos con los pagos. “Ya se les aumentó un 12% el sueldo a comienzo de año y ahora piden un 60% más, adicionalmente quieren que nos hagamos cargo de sus obligaciones tributarias personales y les demos unos dineros extras para temas de teletrabajo y otras cosas muy de ellos”, dijo el presidente de Avianca. Para el sindicato no es suficiente. “El paro fue la única alternativa ante la persistente política de discriminación y persecución sindical", señala la ACDAC en un comunicado.
La empresa, mientras se llega a un acuerdo, activó un plan de contingencia por los retrasos o cancelación de vuelos que incluye el reembolso de los pasajes a quienes desistan de viajar. Además, desde hace varios días canceló más de 90 vuelos y dejó de vender boletos desde y hacia destinos en Colombia para el 20, 21 y 22 de septiembre.
El resultado de la negociación es difícil de adivinar. Los pilotos advierten que se mantendrán en paro (legalmente pueden hacerlo hasta por 60 días) y la compañía asegura que aceptar las peticiones de estos aviadores le costaría a la empresa 193 millones de dólares al año, una suma que -dicen sus directivos- haría inviable su sostenimiento.
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