La derecha en Colombia y la campaña presidencial
Las elecciones de 2018 medirán las estrategias de Germán Vargas Lleras y del uribismo
Colombia está prácticamente a seis meses de la elección del Congreso de la República, y a nueve meses de la primera vuelta presidencial. Como era de esperarse, de más de 30 candidatos a la presidencia hace algunos meses se ha pasado a una baraja de ocho candidatos con opciones reales. Seguramente luego de las elecciones legislativas se pasará a tres o cuatro candidatos con opciones de ganar. Cada vez está más claro que el país se polarizará, nuevamente y tal vez por última vez, entre guerra y paz. A pesar de los múltiples escándalos de corrupción y del esfuerzo de algunos candidatos de las nuevas generaciones por instaurar este discurso en la agenda política; son la paz y la guerra lo que polarizan a Colombia.
En el de centro, centroizquierda e izquierda, un total de cuatro candidatos se disputan al menos seis millones de votos. En la derecha, dos candidatos se disputan otros seis millones de votos. Quedando cuatro millones de votos en disputa. Si bien el censo electoral está en 36 millones de personas, la tendencia histórica siempre ha dado una horquilla de entre el 53% y el 47% de participación electoral, es decir, alrededor de 18 millones de votos.
La derecha actualmente tiene dos candidatos fuertes. Por un lado, hacia el centro derecha esta Germán Vargas Lleras y más hacia la derecha radical, está el Centro Democrática, el partido del expresidente Álvaro Uribe. También muy a la extrema derecha se encuentra el exprocurador Alejandro Ordoñez, pero seguramente terminará plegado al uribismo.
Vargas Lleras ha optado por cuatro estrategias. Por un lado asumir una posición crítica públicamente hacia algunos aspectos del proceso de paz, pero al final su partido, Cambio Radical, vota a favor las leyes para la implementación de los acuerdos, con ello sigue manteniendo el poder burocrático que le da el Gobierno del presidente Santos. No se debe olvidar que Vargas Lleras fue su vicepresidente. La segunda estrategia ha sido la de pactar acuerdos con la clase política local y regional: se cuentan por decenas los alcaldes y gobernadores que han manifestado su apoyo. De hecho, algunos de estos políticos se quejan en privado de la presión tan fuerte que reciben de Cambio Radical.
La tercera estrategia ha sido la de crear un discurso fuerte y duro contra la situación en Venezuela, el odio de la sociedad colombiana hacia Maduro es un poco más grande que hacia las FARC. Aunque suene ridículo, la estrategia de Vargas Lleras es crear la idea de que Colombia puede terminar como Venezuela, lo increíble es que hay gente que le cree. La última estrategia se dirige al empresariado. Básicamente se trata de crear miedo y pánico dentro de este conglomerado, con la idea de que la Justicia Transicional irá detrás de los empresarios. Cientos de empresarios se quedaron con la tierra que los paramilitares les despojaron a campesinos, además muchos de ellos pagaban extorsión a grupos armados ilegales. Estos empresarios no quieren ni decir la verdad ni pagar ninguna sanción por estos crímenes.
Por los lados del uribismo la situación es la siguiente: el Centro Democrático actualmente tiene cuatro precandidatos y ha entablado una alianza con un sector pequeño del partido Conservador, liderado por el ex presidente Pastrana, quien tiene como figura clave a la ex ministra Marta Lucía Ramírez. Al final no importará mucho el candidato o candidata. En las encuestas uno de los porcentajes más altos lo saca “el que ponga Uribe”. La estrategia del centro democrático es muy fácil, pero poderosa. Por un lado, se trata de manifestar que el Gobierno Santos le entregó el país a las FARC (una cosa estúpida, pero repetida por millones de personas). Por otro lado, al empresariado rural le han dicho que las FARC le quitarán su tierra y que se viene una revolución agraria donde la propiedad privada es puesta en cuestión, algo igualmente burlesco, pero que lo repiten ganaderos y palmicultores. Por último, de lo que se trata es potenciar los valores morales de una sociedad conservadora como la colombiana. Hablan de lo terrible del matrimonio entre parejas del mismo sexo, del libertinaje de la sociedad y de lo malo que es reconocer minorías sociales. Al final se trata de causar pánico.
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