Muere Ebrahim Yazdi, político nacionalista y opositor iraní

Ha sido un triste final para un nacionalista. Ebrahim Yazdi, el que fuera ministro de Exteriores de Irán tras la revolución islámica y temprano opositor al régimen surgido de la misma, murió ayer domingo fuera de su país, aunque será repatriado para su entierro. De 86 años, se encontraba hospitalizado en Esmirna (Turquía), después de que Estados Unidos le negara un visado para recibir tratamiento médico, según han informado los medios locales.

Ese rechazo no deja de ser llamativo a la luz de la trayectoria de Yazdi. Su oposición a la dictadura del shah, le llevó al lado del ayatolá Jomeini, el fundador de la República Islámica. Así se convirtió en ministro de Exteriores y vice primer ministro en el Gobierno provisional que formó Mehdi Bazargan, tras el derrocamiento de la monarquía, en febrero de 1979. Sin embargo, ocho meses después presentó su dimisión en protesta por la toma de la Embajada de EE. UU. en Teherán, un acto que ha determinado las relaciones entre ambos países desde entonces.

La coherencia intelectual de este licenciado en Farmacia con un doctorado en Filosofía, y clara vocación política, no sentó bien en el nuevo régimen iraní. Aquel gesto le condenó al ostracismo. A pesar de ello, permaneció en el país, rodeado de sus libros y trabajando por la democracia que la revolución que había apoyado nunca puso en pie. Sus cartas abiertas a Jomeini criticando la continuación de la guerra con Irak le valieron un ataque de exaltados contra su domicilio. A la muerte de Bazargan en 1995, fue elegido líder del Movimiento por la Libertad de Irán (Neshat-e Azadi Iran), que había cofundado en el exilio tres décadas antes.

Aunque prohibido, las autoridades parecían tolerar su existencia. Tal vez ello se debiera a que ese pequeño partido de corte liberal carecía de influencia real en la política iraní. No obstante, eso no impidió que Yazdi fuera detenido en 1997 acusado de oponerse al gobierno del líder supremo (el principio de velayat-e faqih sobre el que se asienta la República Islámica) y promover la democracia y convocado luego reiteradamente ante el tribunal revolucionario.

Su casa de la calle Turag, cerca de Parkway, siempre estaba abierta para los periodistas extranjeros que buscaban un análisis autóctono alternativo a la propaganda oficial. Yazdi apoyó a los reformistas a partir de las presidenciales de 2005 y lo pagó con nuevas detenciones tras las protestas que siguieron a la contestada reelección de Mahmud Ahmadineyad cuatro años después. En 2013, declaró su apoyo al actual presidente Hasan Rohani.