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Rumania afronta el mayor brote de sarampión en décadas

La caída en las tasas de inmunización provoca 8.000 contagios y 32 muertes en 10 meses. El Gobierno estudia imponer la vacunación obligatoria

María R. Sahuquillo

Con más de 8.000 contagios de sarampión y al menos 32 muertes por esta en 10 meses, Rumania afronta el brote más letal de esta enfermedad prevenible en la Unión Europea en décadas. El descenso en las tasas de vacunación debido a la desorganización de un sistema sanitario fragmentado e infrafinanciado, la falta de suministros y también el florecimiento del movimiento antivacunas en el país han provocado una grave crisis de salud pública. El Gobierno, que culpa del problema a la gestión del Ejecutivo anterior, ha propuesto imponer la vacunación obligatoria para luchar contra el brote; una medida controvertida que no convence a todos.

Microtografía electrónica coloreada del virus de sarampión infectando una célula.
Microtografía electrónica coloreada del virus de sarampión infectando una célula.SCIENCE PHOTO LIBRARY

Los índices de vacunación contra el sarampión (que generalmente se administra a través de la llamada triple vírica, que inmuniza contra esa infección, la rubeola y las paperas) ha caído alarmantemente en el país en los últimos años. Del 95% de cobertura vacunal recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), se ha pasado a un 86% desde 2007, según los datos de su centro epidemiológico nacional. Cifras “altamente preocupantes”, ha reconocido el primer ministro, Mihai Tudose, esta semana. “Más de 180.000 niños en nuestro país, entre nueve meses y nueve años, no están vacunados contra el sarampión. En algunas regiones, la tasa de inmunización de la segunda dosis (son dos) no llega al 50%; y esto es gravísimo”, ha afirmado. Timis, Caras-Severin y Arad (todas al oeste del país, cerca de la frontera con Serbia o Hungría), son las más afectadas, con más de mil casos de sarampión cada una, registrados en los últimos diez meses, cuando se declaró el brote.

Para la mayoría, el sarampión, una enfermedad producida por un virus altamente contagioso, no suele ser muy grave. Sin embargo, puede serlo si la contrae alguien con problemas inmunológicos. La fragilidad de la sanidad púbica rumana y las bolsas de población rural que declina acudir a los centros sanitarios, que no tiene medios para hacerlo o que se siente rechazada por el sistema, como algunos grupos de gitanos, explican esa caída en las tasas de vacunación para Alexandru Rafila, experto en microbiología y asesor del Gobierno. Según las estimaciones oficiales, casi 50.000 niños sin inmunizar ni siquiera están registrados con un médico de familia. La mayoría se debe a problemas graves de exclusión social.

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A este problema se une que antes del brote y hasta hace pocos meses, Rumania ha afrontado una escasez de inmunizaciones debido a que exportaba a otros países de la UE buena parte de sus vacunas, según el Ministerio de Sanidad. En mayo, su titular, Florian Bodog, decretó (con el visto bueno de la Comisión Europea) el bloqueo para la exportación de estos preparados. El Gobierno socialdemócrata, que ganó las elecciones en diciembre, culpa del brote al Ejecutivo anterior, formado por tecnócratas. Afirman que descuidaron las campañas e impusieron recortes que afectaron a la sanidad pública regional. A esto se suma, apunta la pediatra Raluca Ceju, que los padres contrarios a vacunar a sus hijos por desconfianza a los efectos secundarios de estos fármacos están aumentando en el país, pese a que los estudios demuestran que las inmunizaciones son seguras.

Para luchar contra el brote de sarampión y rubeola, el Gobierno inició hace un mes un programa de vacunación especial. También una campaña de publicidad en medios para concienciar a la población. Además, ha propuesto una ley que, en la práctica, supondría la vacunación obligatoria. El Ejecutivo socialdemócrata plantea que para matricularse en un centro escolar o guardería, los padres tengan que presentar la cartilla de vacunación de sus hijos. Además, propone multas de hasta 1.000 euros para los progenitores que no vacunen a sus hijos en riesgo. Una medida que lleva meses debatiéndose en el Parlamento pero que no convence a todos. Un buen número de diputados defiende que eso atenta contra la libertad de los padres de decidir qué es lo mejor para sus hijos. En España, la vacunación no es obligatoria. 

En Italia, donde el número de contagios se ha disparado en los últimos años debido a la caída en la inmunización, el Gobierno aprobó hace unos meses una ley para que lo fuese. También en Alemania (con una ley similar) y Francia se han detectado brotes de sarampión debido a la misma razón. “Las tasas de cobertura vacunal han disminuido ante los movimientos antivacunas, que no son muy numerosos pero que hacen mucho ruido, de la falta de conciencia de los responsable sanitarios y de la población en general sobre la importancia del reto”, recalca José María Martín Moreno, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Valencia y asesor de la OMS. “La protección se logra al vacunarse directamente o por la llamada inmunidad de grupo, que se consigue aumentando el porcentaje de vacunación de la sociedad y que se debilita cuando esos índices empiezan a caer”, explica Martín Moreno. “Si no se ataja el problema la epidemia se extenderá y afectará a otros países”, advierte.

La gravedad del brote de sarampión y también de rubeola ha llevado al Centro Europeo de Control de Enfermedades a incluir una advertencia de riesgo en sus recomendaciones para visitar el país y recomiendan la vacunación a quien no esté inmunizado. Y Francia, Estados Unidos y algunas comunidades españolas (como Aragón) han tomado la misma medida.

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Sobre la firma

María R. Sahuquillo
Es jefa de la delegación de Bruselas. Antes, en Moscú, desde donde se ocupó de Rusia, Ucrania, Bielorrusia y el resto del espacio post-soviético. Sigue pendiente de la guerra en Ucrania, que ha cubierto desde el inicio. Ha desarrollado casi toda su carrera en EL PAÍS. Además de temas internacionales está especializada en igualdad y sanidad.

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