Duelo al sol en el puente de Allenby
Un parlamentario jordano reta a un diputado israelí a resolver a puñetazos sus diferencias en el Jordán. Netanyahu veta el desafío cuando ambos se hallaban en la frontera
“Nunca debiste cruzar el Jordán”, se disponían a espetarse en la mañana del miércoles en la frontera del bíblico río, con el sol bien elevado ya sobre el horizonte, 273 metros bajo el nivel del mar. Dos bravucones de ambas orillas, tipos duros de gran talla y complexión, se habían retado a través de las redes sociales para resolver a puñetazos sus diferencias políticas y diplomáticas en el puente de Allenby, la frontera natural entre Jordania y Cisjordania, territorio palestino ocupado por Israel desde hace medio siglo.
El diputado jordano Yaya al Saud, presidente del comité de apoyo a Palestina en el Parlamento, había lanzado el guante en Twitter después de haber leído un provocador tuit del legislador de la Knesset Oren Hazan, dirigente del ala más conservadora del partido Likud. “Si es hombre, que se atreva a encontrase conmigo en el puente”, retó Al Saud sin mayores matices a Hazan, colono en el asentamiento cisjordano de Ariel.
נערך למפגש הפסגה עם נציג הפרלמנט הירדני.
— אורן חזן (@oren_haz) August 2, 2017
פניי לשלום! pic.twitter.com/rfnAPPLJ4V
El tuit que Hazan envió mientras se cortaba el pelo antes del duelo
Al hilo de las protestas en Jordania a causa de la muerte el pasado 23 de julio de dos de sus ciudadanos por disparos de un guarda de seguridad en la Embajada de Israel en Amán, el miembro del Legislativo hebreo había tuiteado: “Parece que nuestros vecinos del este, a los que regamos con nuestra agua y cuyo culo protegemos día y noche, necesitan un poco de reeducación”.
Ambos legisladores ya eran bien conocidos por su fanfarronería en sus respectivos hemiciclos. El jordano protagonizó un incidente durante una disputa desde el escaño en 2013 en el que fue disparado un tiro de un Kaláshnikov. El israelí fue apartado del cargo de vicepresidente de la Cámara hace dos años, cuando una investigación periodística desveló que había dirigido un casino de juego en Bulgaria donde facilitaba prostitutas y drogas a los clientes.
Los dos parlamentarios se dirigieron de buena mañana, desde Amán y Jerusalén, al casi equidistante escenario del lance, según los detallados relatos de los medios jordanos e israelíes. Desde Jordania, Al Saud había calentado el ambiente a través de los foros en Internet: “Los israelíes son gérmenes que solo puede ser identificados mediante un microscopio fabricado en Estados Unidos, que es quien les protege”. La réplica de Hazan no tardó en llegar: “Tras pensarlo bastante, he aceptado el llamamiento del diputado jordano para mantener un encuentro cara a cara por la mañana en el puente. Le haré una oferta que no podrá rechazar”.
Las redes sociales comenzaron a echar humo. “Estamos organizando líneas de transporte especial a la frontera. Vendemos entradas. Si Al Saud pierde, le dejaremos en el puente, ya que nadie le necesita en Jordania”, ironizaba un usuario jordano de Twitter. El diputado árabe fue precisamente el primero en presentarse en el paso de Allenby, en medio de la expectación general. “He venido a romperle la nariz. Si no hay enfrentamiento físico, tampoco aceptaré mantener una discusión con ese cerdo”, declaró a la prensa en la mejor tradición narrativa de los púgiles de peso pesado. “Si es necesario, le perseguiré a cualquier parte del mundo, estoy dispuesto a tomar un avión ahora mismo”, remachó envalentonado.
Hazan se retrasó. Decidió cortarse el pelo antes de acudir al duelo sobre el puente internacional. “Preparándome para la cumbre con el representante jordano”, anunció con retintín en un tuit desde la peluquería. Saltó a la fama global tras hacerse un selfie por sorpresa junto a Donald Trump —violando las estrictas medidas de seguridad del aeropuerto Ben Gurion— cuando el presidente de EE UU visitó Israel el pasado mes de mayo.
El diputado judío estaba a punto de llegar con su vehículo a la terminal aduanera de Allenby poco antes de las diez de la mañana, la hora convenida para el desafío interparlamentario, dispuesto a protagonizar uno de los incidentes bilaterales más graves entre Israel y Jordania desde que ambos países suscribieron un tratado de paz y establecieron relaciones diplomáticas en 1994. Pero entonces recibió la llamada de Yoav Horowitz, jefe de gabinete del primer ministro, Benjamín Netanyahu, para exigirle que suspendiera el duelo. “Es una orden”, le conminó. Los israelíes tienen prohibido atravesar la frontera por ese puente, que los jordanos denominan Rey Hussein y los palestinos Al Karameh.
“Iba de camino a Allenby a reunirme con un colega jordano, cuando el primer ministro Netanyahu me pidió que no acudiera a la cita”, explicó Hazan más tarde en un comunicado. “Con sentido de responsabilidad y de liderazgo, he acatado el requerimiento, aunque me siento desilusionado, ya que quería proponerle (a Al Saud) que todos los palestinos se marchen a Jordania para que puedan ejercer allí su derecho a la autodeterminación”.
En un vídeo, el diputado jordano puso el estrambote al tentativo duelo del puente sobre el Jordán: “El israelí se ha rajado, es un cobarde. Yo todo esto lo hacía para expresar la indignación del pueblo jordano”. Sin mirarse siquiera de soslayo, al final fuéronse y no hubo nada.
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