El primer ministro portugués sale reforzado del debate de la Nación
PC y Bloco de Esquerda arropan a António Costa, que destaca que el país crece por encima de la UE
El primer ministro portugués, António Costa, llegó al debate de la Nación tambaleante y salió reforzado. No fue necesario el trabajo de sus diputados socialistas, bastó el de sus socios parlamentarios del Bloco de Esquerda y del PC y, sobre todo, una oposición de derechas que quiso sacar rendimientos de la tragedia del incendio de Pedrógão y olvidar los evidentes logros económicos obtenidos en el último año. La táctica de entrada estaba clara en unos y otros. Mientras el Gobierno iba a destacar su buena trayectoria económica, la oposición iba a recordar el último mes de esta legislatura, cuando han coincidido la tragedia de Pedrógão, el robo de armas en Tancos y la dimisión de tres secretarios de Estado por viajar invitados a la Eurocopa de 2016; los últimos sucesos mientras se encontraba el primer ministro de vacaciones.
Tras diez minutos dedicados a la tragedia de Pedrógão y la reforma forestal, Costa ha recordado que por primera vez el país crece por encima de la media de la Unión Europea, el paro está en el 9,5%, el déficit de este año va a ser del 1,6%, la inversión es la mayor en los últimos ocho años y, "por primera vez en diez años se cumplió el presupuesto". Más aún, la Universidad Católica ha anunciado que Portugal crecerá este año el 2,7%; lo nunca visto en este siglo.
La economía no fue el tema principal para el portavoz de la oposición, Luis Montenegro (PSD), que quiso convencer al auditorio de que el Gobierno vivía un proceso de degradación y de que el Estado estaba al borde del colapso por falta de autoridad y sin liderazgo. Puso de ejemplo el incendio, el polvorín de Tancos y las invitaciones a los secretarios de Estado para ir al fútbol, una crítica hipócrita porque él mismo asistió invitado a la Eurocopa 2016. Poco tuvo que responder Costa a un líder de la oposición que se despedía del puesto y que además decía, sonriendo, que la mejora del país se debía al trabajo del anterior Gobierno.
Autoanulada parte de la oposición, Costa se dedicó a mimar a sus socios parlamentarios. A Catarina Martins, del Bloco de Esquerda, le satisfizo todas sus preocupaciones: sí, el salario mínimo subirá a los 580 euros el próximo año y sí, también, mejorará la progresividad de la declaración de la renta, creando nuevos escalones. "La derecha está sin ideas", dijo Martins, recordando todas las calamidades que hace un año pronosticaron PSD y CDS, ninguna de las cuales se cumplió.
Para el anterior primer ministro Passos Coelho, el país no está aprovechando la buena coyuntura internacional
El anterior primer-ministro, Pedro Passos Coelho (PSD) reconoció la mejora económica, pero, en su opinión, no se está aprovechando la coyuntura internacional. "El Gobierno maravilla ha perdido tiempo y ritmo en el crecimiento". Imagen de la dura crisis económica y de la troika, las nuevas plagas anunciadas por Passos Coelho caen en saco roto en el hemiciclo y en el electorado, como refrendan continuamente los sondeos.
En el caso del líder comunista, se dedicó a echar culpa de todos los males de Portugal al Gobierno del PSD que acabó en 2015. Para Jerónimo de Sousa, los incendios fueron culpa del anterior ejecutivo conservador, que abandonó el mundo rural, y el robo de Tancos, culpa de los cortes en el gasto público.
Las críticas más aceradas llegaron desde el segundo partido de la oposición, el derechista CDS de Asunción Cristas, que compite no tanto por restar credibilidad al Gobierno como por quitársela al PSD, su competencia de la derecha en las próximas elecciones municipales. Cristas solicitó una vez más las dimisiones de ministro de Defensa y de Administración Interna. A Costa le bastó recordar el pasado de Cristas como ministra, cuando el presupuesto de sanidad se recortó un 17%, el gasto de defensa un 46% y el de la protección civil 31%.
Dos años después de la inédita unión de socialistas contra los antisistema del PC (salir del euro y de la OTAN) y del Bloco (reestructurar la deuda, salir de la OTAN), la solución gubernativa aparece —contra cualquier pronóstico de 2015— tan sólida como el primer día y el final de la legislatura es plausible. Aunque los sondeos favorecen a Costa, no caerá en la tentación de anticipar elecciones, pues quien las provoque sería penalizado en las urnas.
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