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Trump critica a Rusia y llama a Occidente a defender su civilización

El presidente de EEUU reafirma su compromiso con la OTAN durante un encendido discurso nacionalista en una plaza de la capital polaca

Trump, durante su discurso en la plaza Krasinski de Varsovia este jueves.Vídeo: Petr David Josek (AP)
María R. Sahuquillo

En un encendido discurso nacionalista y algo apocalíptico, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha urgido este jueves a Occidente a luchar por "defender" su "civilización y valores”. Ante miles de ciudadanos que le vitorearon durante su intervención en un multitudinario acto en la plaza Krasinski de Varsovia, símbolo del levantamiento de los polacos contra los nazis en 1944, Trump alertó contra el “terrorismo radical islamista” que “amenaza nuestro estilo de vida”. Allí, para deleite del Gobierno polaco, que le ofreció una calurosísima bienvenida, Trump manifestó su compromiso con la OTAN y el artículo que marca la defensa común ante el ataque a cualquiera de sus aliados. Poco antes, mostró su cara más dura con Rusia a la que acusó de "desestabilizar" a otros países, algo que el Kremlin se apresuró a negar de inmediato. Trump reconoció, además, que Moscú pudo interferir en las elecciones estadounidenses del año pasado, que le dieron la victoria sobre Hillary Clinton.

Como ya hizo en enero, durante su discurso de inauguración de mandato, el presidente de Estados Unidos ha vuelto a erigirse como el defensor y estandarte de los “amenazados” valores occidentales. Este jueves, en Varsovia, en su primer acto publico en el exterior, volvió a agitar el populismo y el nacionalismo y clamó sobre el choque de civilizaciones y los peligros para las tradiciones, la familia y los valores occidentales que suponen el terrorismo islamista, las ideologías radicales y una burocracia que “drena la vitalidad y la riqueza de los ciudadanos”. “La cuestión fundamental de nuestro tiempo es si Occidente tiene la voluntad de sobrevivir”, dijo Trump en un contundente discurso, en el que se refirió al pasado histórico de Polonia y a su lucha por defender sus valores en distintos puntos de su pasado frente a los opresores. Desde el nazismo al comunismo. "La experiencia de Polonia nos recuerda que la defensa de Occidente se basa en última instancia no solo en los medios sino también en la voluntad de sus habitantes para imponerse", afirmó.

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“¿Tenemos la confianza en nuestros valores para defenderlos a cualquier costo? ¿Tenemos suficiente respeto para que nuestros ciudadanos protejan nuestras fronteras? ¿Tenemos el deseo y el coraje de preservar nuestra civilización ante aquellos que la subvertirían y la destruirían?”, clamó el presidente estadounidense para alegría del Gobierno polaco de Ley y Justicia (PiS), uno de los más ultraconservadores de la Unión Europea, que se vanagloria de su política contra la inmigración, de su islamofobia y que defiende los “valores cristianos” y de la “familia tradicional”.  Sus palabras, ante su esposa, Melania, su hija Ivanka y su yerno, Jared Kushner, despertaron una enorme oleada de aplausos entre los miles de polacos —muchos llegados desde otras partes del país en autobuses gratuitos fletados por el partido del Gobierno para evitar voces críticas— que agitaban fervorosamente banderitas de Estados Unidos y Polonia.

Cuando Trump llegó a Europa, en su primer viaje, en mayo, lo hizo dejando atrás las noticias que informaban de que el FBI investigaba a su yerno por sus contactos con Rusia. En ese momento, el presidente estadounidense no dio ruedas de prensa y evitó las preguntas sobre la implicación de su entorno en la trama rusa y el supuesto ataque informático durante los comicios de noviembre. En un país que considera amigo y aliado, Trump sí aceptó hablar sobre la supuesta interferencia de Moscú en el proceso electoral. "Lo he dicho muy sencillamente, creo que muy bien podría haber sido Rusia, creo que bien podrían haber sido otros países. Mucha gente interfiere. Eso lleva ocurriendo mucho tiempo", afirmó el presidente republicano en Varsovia, durante una rueda de prensa con su homólogo polaco, Andrzej Duda. Trump trató de suavizar un poco sus palabras después y ante la petición de que contestara únicamente sí o no a la injerencia rusa. El presidente estadounidense afirmó: "Nadie puede estar completamente seguro".

Rompiendo una vez más con las tradiciones, Trump aprovechó su visita al extranjero para atacar a los medios de comunicación críticos, a los que acusó de nuevo de divulgar noticias falsas —mencionó explícitamente a la CNN y la NBC— , y a las agencias de inteligencia estadounidenses. También a su predecesor, Barack Obama. "Le dijeron a principios de agosto que Rusia estaba tratando de involucrarse [en la campaña electoral] con bastante fuerza. No hizo nada al respecto y eso es porque pensaba que Hillary iba a ganar", afirmó.

Las palabras de Trump en Varsovia y ante el Gobierno de Ley y Justicia —claro enemigo de Moscú— son un evidente movimiento del presidente estadounidense antes de la cumbre del G20 en Hamburgo, donde se encontrará con su homólogo ruso, Vladímir Putin, por primera vez desde que ocupa el cargo. "Urgimos a Rusia a poner fin a sus actividades desestabilizadoras en Ucrania y en otros lugares, y a cesar su apoyo a regímenes hostiles, como los de Siria e Irán, y le pedimos que se una a la comunidad de naciones responsables en la lucha contra nuestros enemigos comunes y en defensa de nuestra civilización", reclamó Trump en su discurso público. Trump quiere llegar a la cita con Putin en Hamburgo como un líder fuerte y en una posición de poder. Y su discurso y cambio de actitud sobre Moscú sonó como una bella melodía para los oídos del Gobierno del PiS y para otros países de la región, preocupados por la amenaza rusa, después de su invasión de Crimea en 2014.

Según las autoridades polacas, más de 15.000 personas siguieron el discurso de Trump en la plaza Krasinski.
Según las autoridades polacas, más de 15.000 personas siguieron el discurso de Trump en la plaza Krasinski.AFP

El Ejecutivo polaco, confrontado con Bruselas por su rechazo a la política migratoria común y muy criticado por sus reformas antidemocráticas para controlar el sistema de justicia y los medios de comunicación, se apresuró a apuntarse como un tanto que haya sido en Polonia donde Trump ha reafirmado su compromiso con la OTAN, algo que había evitado hacer explícitamente hasta el momento sobre la Alianza Atlántica, a la que ha llegado a describir como "obsoleta". "Estados Unidos no sólo han demostrado con palabras, sino con sus acciones, que estamos firmemente a favor del artículo 5, con el compromiso de defensa mutua. Las palabras son fáciles, pero las acciones son lo que importa", ha dicho para inmediatamente exigir a los países de la UE que tomen como ejemplo a Polonia (que dedica un 2% de su PIB a la seguridad) y gasten más dinero en defensa. "Europa puede hacer más, debe hacer más", exigió.

El primer presidente que no visita el gueto de Varsovia

Trump se marchó el jueves por la tarde contento por el cálido recibimiento en Polonia, donde se registró apenas un puñado de protestas —sobre todo una de Greenpeace—. Aunque el presidente estadounidense sí recibió las críticas de la comunidad judía de Polonia por no visitar el monumento al gueto de Varsovia. Trump, que envió a su hija Ivanka en su lugar, se convirtió así en el primer presidente de Estados Unidos en no mostrar su respeto por los héroes del gueto y las víctimas del holocausto en Polonia (Shoah), que acabó con la vida de más de tres millones de judíos. “Lamentamos profundamente que el presidente Donald Trump, a pesar de ofrecer un discurso público a apenas una milla de distancia del monumento, haya optado por romper con la apreciada tradición", han afirmado varias destacadas entidades judías en un comunicado. "Confiamos en que esto no refleje las actitudes y sentimientos del pueblo estadounidense”, han añadido.

Ivanka Trump visita el monumento a los heroes y fallecidos en el guetto de Varsovia.
Ivanka Trump visita el monumento a los heroes y fallecidos en el guetto de Varsovia.AFP

El holocausto en Polonia se ha convertido en los últimos años en un asunto controvertido en el país, donde el Gobierno niega la implicación y el papel que jugaron los ciudadanos polacos en el exterminio y la persecución de los judíos, mientras que un buen número de reputados historiadores que ha analizado a fondo el tema afirma que la sociedad polaca jugó un papel más importante en lo que ocurrió que el que muchos políticos modernos reconocen.

Por el contrario, el presidente estadounidense ha dejado al Gobierno del PiS bastante satisfecho. A diferencia de Obama, que durante una de sus últimas cumbres de la OTAN, en Varsovia, criticó al Ejecutivo del PiS y alertó de su deriva autoritaria, Trump no se ha referido en absoluto a su política interna y no ha tenido más que elogios a las autoridades polacas. Un comportamiento que el Gobierno presidido por Beata Szydlo —y dirigido políticamente desde la sombra por Jaroslaw Kaczynski— recibe como una aprobación tácita. 

Trump ha reconocido además el papel de Polonia en la UE —es "el corazón geográfico de Europa", ha dicho— y ha reconocido la importancia de la Cumbre de los Tres Mares, con la que Varsovia pretende erigirse como un líder regional claro frente al eje franco-alemán. Trump y el presidente Duda afirmaron que las conversaciones para alcanzar distintos acuerdos comerciales para que Estados Unidos importe gas a la región fueron “increíblemente satisfactorios”. Los países Bálticos y del Este tratan de evitar ser tan dependientes del gas ruso y uno de los caminos es usar el gas estadounidense. El objetivo, dijo Trump, es que “que Polonia y sus vecinos no se vean nunca más prisioneros de un único proveedor de energía”.

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Sobre la firma

María R. Sahuquillo
Es jefa de la delegación de Bruselas. Antes, en Moscú, desde donde se ocupó de Rusia, Ucrania, Bielorrusia y el resto del espacio post-soviético. Sigue pendiente de la guerra en Ucrania, que ha cubierto desde el inicio. Ha desarrollado casi toda su carrera en EL PAÍS. Además de temas internacionales está especializada en igualdad y sanidad.

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