La cultura que une 25 años de cumbres iberoamericanas
Carlinhos Brown o Jorge Drexler amenizan la presentación del libro 'Somos Iberoamérica'
“La Iberoamérica del futuro no puede ser fruto de un solo líder u organización, sino del trabajo conjunto del esfuerzo colectivo de todos los ciudadanos”. La secretaria general iberoamericana, Rebeca Grynspan, habló ayer en la presentación del libro Somos Iberoamérica, que celebra los 25 años de cumbres iberoamericanas, sobre el futuro de la región y sus desafíos. También, de cómo una cultura común vertebra los 22 países de la comunidad iberoamericana.
El presidente de la Agencia Efe, José Antonio Vera, acompañó a la secretaria en la presentación del libro, que ofrece una visión plural de Iberoamérica a través de 25 entrevistas a personalidades de la música, el cine, la literatura, el periodismo o el deporte, una lista que incluye nombres como Ricardo Darín, Nairo Quintana, Elena Poniatowska, Susana Baca, Leila Guerriero o Antonio Banderas.
“La identidad común se construye en cines y conciertos, en conversaciones e intercambios entre gente. El sentido de comunidad no se establece por decreto, ni lo imponen las cumbres. Lo hace la gente”, recalcó la secretaria, que habló de las cumbres (desde la primera, celebrada en 1991 Guadalajara, hasta la última, en 2016 en Cartagena), y destacó el papel de la cultura por encima de las fronteras. “¿Quién de los presentes no siente orgullo al saber que, en los últimos cinco años, en China se han vendido seis millones de ejemplares de Cien años de soledad?”, se preguntó Grynspan.
En el coloquio posterior con personalidades de la cultura, el uruguayo Jorge Drexler, músico y embajador iberoamericano de la cultura, destacó que Iberoamérica es un laboratorio de integración cultural que lleva “más de 400 años de ventaja a un mundo que recién aprende la interculturalidad”. Del lado del cine, Mariela Besuievsky, productora argentina de filmes como El secreto de sus ojos, tomó la palabra para denunciar que falta “contar nuestra historia pasada”.
Nuevas formas culturales
En el evento fue mostrado un vídeo sobre danza urbana. Una disciplina, por cierto, que fue la que recibió a los jefes de Estado en la cumbre de 2016 en Cartagena de Indias. La pantalla mostró las vidas de diversos jóvenes colombianos cuya vida había cambiado la danza urbana. “Alivio”, “universo”, “poder”, “disciplina”, dicen a cámara muchos de los chicos, concretando lo que para ellos significa la danza. “Futuro”. De futuro y cambio en primera persona habló en Madrid Duván Arizala, a quién la danza permitió “salir de la dinámica de las pandillas. Aprender a convivir”. Y contó cómo el arte, en este caso el arte en forma de “payasadas que hacía con el cuerpo”, le llevó a conocer mundo.
El cantante y productor Carlinhos Brown, que se presentó como un iberoamericano nacido en Brasil, presentó varios de sus proyectos de intervención social a través del arte en barrios pobres. “El arte es una herramienta contra los prejuicios”, recordó. Junto con Drexler, Brown se subiría luego al escenario para cerral el acto, en una actuación sin ensayos que puso en pie a todo el auditorio.
Por su parte, Susana Baca, cantante y exministra de Cultura de Perú, que ha puesto voz a poetas de casi toda Iberoamérica, ahondó en la idea del mestizaje. Y de su contrario. “Estamos en un punto en que damos a conocer a la gente la presencia de la cultura. Pero en algunos pueblos existe el racismo”, dijo. “La enfermedad que impide ver la diversidad como un bien”.
Jaime Abello, director de la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano, señaló a una política cada vez más radicalizada, “en parte por las nuevas formas de comunicarse”. Lo dijo ayer, 4 de julio, primera fiesta nacional de Estados Unidos con Trump como inquilino en la Casa Blanca. También hizo un llamado a que la política respete la cultura. “La política no quiere invertir en cultura”, le respondió Baca, esgrimiendo una reflexión que hizo después de ser ministra. “Porque la cultura despierta. Y la política quiere gente dormida”.
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