May sella un pacto de Gobierno con los unionistas de Irlanda del Norte
El partido ultraconservador apoyará a los 'tories' a cambio de 1.140 millones de euros extras en dos años para la autonomía de su territorio
Que Theresa May saque adelante su Gobierno en minoría costará al contribuyente británico una inversión extra de 1.140 millones de euros en dos años en Irlanda del Norte. Ese es el precio del acuerdo alcanzado ayer, después de dos semanas de intensas negociaciones, entre la primera ministra y el Partido Unionista Democrático (DUP). Pero el acuerdo no garantiza a May una legislatura fácil: se limita al apoyo en la investidura y en cuestiones básicas como Presupuestos o legislación sobre Brexit y seguridad nacional. Todo lo demás deberá ser negociado caso a caso.
Lo que firmaron ayer Theresa May y la líder del DUP, Arlene Foster, no es un acuerdo de coalición. Para todos los asuntos que no cubre el acuerdo, Theresa May dependerá de una raquítica ventaja real en la cámara de 13 escaños. Con que solo siete de los diputados del Partido Conservador o del DUP voten en su contra, podrían bloquear cualquier pieza de legislación.
El DUP obtiene el compromiso de una inversión de 1.000 millones de libras (unos 1.140 millones de euros) suplementarios en dos años para la autonomía de su territorio. Fondos que se suman a otros 500 que ya se habían destinado, hasta un total de 1.500 millones de libras (unos 1.700 millones de euros), indicó Foster, que habló sobre algunos términos del acuerdo al término de la reunión. El aumento de la inversión en Irlanda Norte, como consecuencia del acuerdo, equivaldría a invertir 60.000 millones de libras extra en el conjunto de Reino Unido, según cálculos del Financial Times.
Este dinero "va a estimular la economía y la inversión en nuevas infraestructuras, así como los sectores de la salud y la educación", dijo Foster en el 10 de Downing Street, tras su reunión con May. El pacto alcanzado se revisará al final del curso parlamentario actual -que es de dos años en lugar de uno, debido a la complejidad de la labor legislativa a la que obligará el Brexit-, tal y como se explica en el documento de dos páginas con las claves del acuerdo, hecho público ayer.
El acuerdo entre ambas líderes no ha sentado nada bien en las administraciones autónomas de Escocia y Gales. El ministro principal de Gales, el laborista Carwyn Jones, lo definió de “inaceptable apaño para mantener en su puesto a una primera ministra débil”. Para la ministra principal escocesa, la nacionalista Nicola Sturgeon, “se trata del peor ejemplo de compra de votos, que ha acabado con los últimos vestigios de credibilidad” de May. “Al concluir este sucio y desvergonzado acuerdo, los tories muestran que no se detendrán ante nada para garrarse al poder, incluso sacrificando los más básicos principios de la transferencia de poderes”, añadió Sturgeon.
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La cantidad comprometida, según publica The Daily Telegraph citando fuentes del DUP, no será más que un primer pago. El cuerdo deberá ser revisado dentro de años, obligando a May a hacer más concesiones si quiere seguir en el gobernando hasta el final de la legislatura.
A principios de este mes, el DUP de Foster era un partido marginal en el panorama político británico. Pero cuando Theresa May perdió la mayoría absoluta en las elecciones del pasado día 8, resultó que los diez escaños que consiguió el DUP en Westminster eran necesarios para que el Partido Conservador pudiera gobernar. El DUP, un partido profundamente religioso y socialmente conservador, saltaba a sí al centro mismo de la escena política. Diversos legisladores del partido tory, entre ellos la popular líder conservadora escocesa, expresaron sus reparos por asociarse a un partido que se opone frontalmente al matrimonio homosexual o al aborto.
Arlene Foster gana con el pacto de ayer el poder de hundir o mantener viva a May y su Ejecutivo. La primera ministra, por su parte, gana un poco de tranquilidad en el inicio de las negociaciones de divorcio con la Unión Europea, que acaban de comenzar y se prolongarán al menos un par de años. Aunque el DUP apoyó el Brexit en el referéndum de 2016, quiere que la frontera con siga abierta para no dañar a la economía local. En el acuerdo, el DUP ha introducido la mención de que “la agricultura será un área política crítica durante las negociaciones”.
Ahora, Irlanda del Norte
La gestión de los fondos extra liberados por el acuerdo de ayer dependerá de quién gobierne en Irlanda del Norte, extremo que debe resolverse también este jueves. Ese día expira la prórroga concedida por Londres al DUP y al Sinn Féin para reeditar el Gobierno de poder compartido, impuesto por el Acuerdo de Viernes Santo que puso fin al conflicto armado en la región, que no ha logrado reeditarse desde las elecciones de marzo, en las que solo 1.200 votos separaron al partido unionista y el republicano. De no alcanzarse un acuerdo, podría suspenderse la administración norirlandesa y gestionar los asuntos de la provincia directamente desde Londres.
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