La extensión de la OTAN en los Balcanes irrita a Rusia
El ministro de Exteriores de Montenegro acusa a Moscú de “inmiscuirse abiertamente” en la política interna de su país
Bajo la presidencia de Vladímir Putin, Rusia ha pasado a contemplar los Balcanes como parte de su zona de seguridad nacional y trata de impedir que los países herederos de Yugoslavia (país no alineado) pasen a engrosar las filas de la OTAN. Con el ingreso de Montenegro (algo más de 650.000 habitantes) en la Alianza, formalizado la semana pasada en Washington, la organización se amplía con 293 kilómetros de costa, un tanque, un obús, un ejército de casi dos mil hombres, un regimiento de honor y una banda de música. No obstante, el 29 estado miembro de la OTAN provoca reiteradas “pataletas” en Moscú. En un comunicado, el Ministerio de Exteriores ruso ha advertido que podría tomar medidas de respuesta por la decisión de Montenegro, país al que acusa de “política hostil” y de “histeria antirrusa”.
El ministro de Exteriores de Montenegro, Serdzhán Darmanovic, acusa a Rusia de “inmiscuirse abiertamente” en la política interna de su país y ha declarado a la cadena televisiva RTGG que el espionaje ruso apoya “abiertamente” a la oposición montenegrina contraria al ingreso en la OTAN.
Dos ciudadanos rusos, Vladímir Popov, de 36 años, y Eduard Shirókov, de 46, están en las listas de búsqueda de la Interpol a petición del Gobierno de Montenegro. Supuestamente miembros del servicio de espionaje militar, Popov y Shirókov son sospechosos de preparar actos contra el orden constitucional y la seguridad de Montenegro, intentar actos terroristas y crear una organización delictiva. Los rusos serían parte de una trama, formada por nacionalistas serbios opuestos al ingreso de Montenegro en la OTAN. Según el fiscal especial de Montenegro, Milivoje Katnic, en octubre de 2016, coincidiendo con las elecciones parlamentarias en aquel país, se produjo un intento de golpe de Estado, que incluía planes para matar al entonces primer ministro, Milo Dzhukánovic. La policía detuvo a 20 ciudadanos de Serbia, entre los cuales había veteranos combatientes en apoyo de los secesionistas prorrusos de Ucrania, según informó la publicación serbia Danas, citando fuentes del Gobierno. A fines de octubre, el secretario del Consejo de Seguridad de Rusia, Nikolái Pátrushev, viajó a Belgrado, lo que el diario ruso Kommersant interpretaba como una reacción para calmar los ánimos tras la deportación —desde Serbia— de varios rusos, acusados de preparar actos terroristas en Podgorica.
En noviembre, el fiscal Katnic dijo que los rusos habían sido los organizadores del golpe de Estado, aunque admitió que la fiscalía no tenía pruebas de que las autoridades rusas hubieran participado. Dmitri Peskov, el secretario de prensa del presidente Vladímir Putin, negó que Rusia hubiera participado en acciones ilegales en Montenegro. En abril, Katnic envió a los tribunales una acusación contra 16 supuestos conjurados, entre ellos los dos rusos buscados internacionalmente.
La política de incorporación a la Unión Europea y la OTAN, promovida por Dzhukánovic, comenzó mucho antes de la intervención rusa en Ucrania, pero fue en 2014 cuando Montenegro inició la etapa culminada esta semana. Rusia ha restringido las importaciones de vinos de Montenegro, oficialmente por razones fitosanitarias, y también ha confeccionado una lista de políticos vetados, oficialmente como respuesta a la “adopción unilateral por parte de Montenegro” de sanciones contra personas físicas y jurídicas rusas. Siguiendo los pasos de la UE, Montenegro adoptó esas sanciones en 2014 como respuesta a la política de Moscú en Ucrania y las ha ido renovando desde entonces.
El Ministerio de Exteriores ruso ha recomendado a sus ciudadanos que lo piensen dos veces antes de visitar Montenegro
Según el periódico Pobjeda, de Montenegro, entre los vetados por Moscú están el primer ministro Dusko Markovic, su antecesor, Milo Dzhukánovic y los diputados del parlamento que el 28 de abril votaron a favor de la incorporación a la Alianza (46 legisladores entre 81).
Miodrag Vukovich, del partido democrático de los socialistas de Montenegro, comprobó el 28 de mayo que estaba en la lista de vetados al ser detenido en un aeropuerto de Moscú y deportado a su país, en una escala de camino hacia Minsk. Las autoridades montenegrinas emitieron una nota de protesta y convocaron al embajador ruso.
El Ministerio de Exteriores ruso ha recomendado a sus ciudadanos que lo piensen dos veces antes de visitar Montenegro. Los rusos, no obstante, desoyen estas recomendaciones y acuden en igual o mayor medida que en el pasado al país balcánico que es un entorno acogedor para ellos debido a las afinidades culturales y los vínculos históricos entre los dos países eslavos. El galerista ruso Marat Gelman, que, tras ser atacado por vándalos en Moscú, trasladó su residencia a Montenegro, cree que los generales rusos que tienen hoteles y casas en ese país saben que sus inmuebles suben de valor con el ingreso en la OTAN. La histeria, según el galerista, “está en Rusia”.
Moscú sitúa el ingreso de Montenegro en la OTAN en el contexto de la rivalidad por las esferas de influencia con EE UU, sin tener en cuenta que en los Balcanes “hay otros problemas regionales con profundas raíces que nada tienen que ver con ese enfrentamiento geopolítico”, según la periodista rusa Elena Zelínskaia, que hoy reside también en Montenegro. “Moscú pone en peligro las tradicionales buenas relaciones con Montenegro por la incompetencia de su política, que no se apoya en una información real”, afirmaba Zelínskaia. En Montenegro, hay cerca de un 45% de montenegrinos, y casi un 29 % de serbios. Desde Podgorica, el ingreso en la OTAN no responde tanto a la necesidad de "ponerse a salvo frente a Rusia", sino de buscar una estabilidad entre las diferentes comunidades y regular los problemas territoriales con los vecinos, opinan medios conocedores de los Balcanes.
Moscú ha negado también haberse inmiscuido en los asuntos internos de Macedonia en los últimos nueve años, como afirma el informe recién divulgado por el Centro de Investigación del Crimen Organizado y la Corrupción. Macedonia también mantiene una política pro atlantista y preeuropea y el Ministerio de Exteriores ruso ha considerado que las acusaciones de injerencia han sido instigadas desde estructuras estatales estadounidenses y la fundación Soros.
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