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Las protestas contra el presidente Temer paralizan el Gobierno de Brasil

El Ejecutivo ha convocado al Ejército para hacer frente a miles de manifestantes que exigen la dimisión del presidente

Barricada levantada durante las protestas contra Temer en Brasilia.
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La tensión por la crisis política en Brasil se ha desbordado en el corazón político del país, convertido en un campo de batalla. Una multitudinaria protesta contra el Gobierno de Michel Temer en Brasilia ha desembocado en violentos incidentes, con 49 heridos, ocho detenidos y actos vandálicos en siete edificios ministeriales, además de una contundente respuesta de las fuerzas de seguridad. Ante la situación, el Gobierno desplegó tropas del Ejército por el centro de la capital, una decisión que suscitó fuertes críticas tanto en la oposición como en diputados afines al Ejecutivo. Mientras, dentro de la Cámara de Diputados, parlamentarios del Gobierno y de la oposición casi llegaron a las manos tras un tumulto que forzó la suspensión de los debates.

Convocadas por sindicatos y movimientos sociales, decenas de miles de personas tomaron Brasilia a primera hora de la tarde de este miércoles para protestar contra las reformas liberales del Gobierno y exigir la renuncia del presidente Temer, bajo sospecha de graves delitos de corrupción. Era una de las mayores protestas de los últimos años en la capital del país,en la inmensa explanada de los ministerios. Todo acabó en un paisaje casi bélico, con columnas de humo negro, piedras y balas de goma volando entre el sonido de las detonaciones de fusil. El diario O Globo ha publicado un impactante video en el que se ve a varios policías disparando con armas de fuego contra los manifestantes.

La situación se desbordó por la actuación incontrolada de grupos anarquistas, vinculados a los Black Block, que en los últimos meses ya han provocado graves incidentes en ciudades como Río de Janeiro. Las barricadas de fuego y el lanzamiento de piedras contra la policía dieron paso al intento de asalto de algunos edificios públicos. Los manifestantes más violentos lograron prender fuego en las sedes de siete ministerios, que tuvieron que ser evacuadas. Los asaltantes a los edificios llegaron a usar mobiliario y ordenadores para levantar barricadas de fuego. Los daños más graves se han producido en el de Agricultura, donde las llamas han destruido un auditorio y grupos de manifestantes han destrozado la planta baja.

Temer, acorralado por las acusaciones de corrupción y cada vez con menos apoyos entre sus propios aliados políticos, ha lanzado otro gesto de que no está dispuesto a amilanarse. Ha activado la ley que le permite decretar una alerta especial y movilizar el Ejército en defensa del orden público. El Gobierno había usado esa ley para reforzar el despliegue de seguridad en los Juegos Olímpicos y para garantiza el orden durante recientes huelgas de la policía en el propio Río y en el vecino Estado de Espírito Santo.

Dentro del Congreso, los diputados de la oposición de izquierdas criticaban la actuación de la policía y trasladaban la protesta a las instituciones. A gritos parlamentarios opositores hicieron todo lo posible para interrumpir los debates. Y se acabó organizando un tumulto con forcejeos y empujones entre diputados en medio del hemiciclo de la Cámara de Diputados.

Con el Ejército ya desplegado en Brasilia, la violencia ha estallado también en Río, donde empleados públicos furiosos por los recortes aplicados por el Gobierno estatal -en situación de quiebra- se han enfrentado duramente a la policía.

¿De quién fue la idea de llamar al ejército?

T.C.A.

La polémica decisión de activar a las Fuerzas Armadas para disolver la manifestación le ha supuesto a Michel Temer un nuevo fuego político. Primero por por las críticas de todos lados del espectro político por haber tomado una medida exagerada para muchos. Pero sobre todo porque la autoría de la idea se ha convertido en el asunto de la tarde. Cuando el ministro de Defensa anunció la medida, se encargó de destacar que el presidente solo estaba cumpliendo con lo que le había solicitado el presidente de la Cámara de los diputados, Rodrigo Maia. Minutos después Maia ya insistía en que el presidente se estaba refugiando en la semántica: él no había pedido la intervención del Ejército, solo un refuerzo para las fuerzas nacionales que estaban enfrentándose a los manifestantes. El ministerio de Defensa aún está preparando su respuesta.

Mientras, en el Senado se comentaba que llamar a las Fuerzas Armadas, si bien es constitucional, "roza la insensatez y la irresponsabilidad", en palabras del senador Renan Calheiros. "Y hacerlo de forma disimulada, diciendo que fue pedido por el presidente de la Cámara de los diputados, es directamente un horror. Si este gobierno no se sustenta, no serán las Fuerzas Armadas las que lo hagan".

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