El misil norcoreano ensombrece la cumbre china sobre la nueva ruta de la seda
El presidente chino, Xi Jinping, pone sobre la mesa otros 14.500 millones de dólares para financiar infraestructuras
El lanzamiento de un misil norcoreano ha ensombrecido este domingo la cumbre sobre la nueva ruta de la seda, el foro convocado por China para promover su papel como líder global y su multimillonaria iniciativa para crear una red de infraestructuras y transporte que le abra nuevas rutas hacia el Oeste. El presidente chino, Xi Jinping, quería que la reunión se celebrara sin ningún tipo de incidentes. La seguridad en Pekín era extrema. El cielo, ese azul intenso que el régimen siempre consigue en sus acontecimientos de importancia. Más de 4.000 periodistas se habían acreditado para cubrir el evento. 28 jefes de Estado y de gobierno habían acudido a respaldar el proyecto. Todo debía contribuir a presentar a China con la mejor luz posible y persuadir al mundo de las bondades de la nueva Ruta de la Seda.
El lanzamiento trastocó esos planes. La reunión bilateral entre Xi y el presidente ruso, Vladímir Putin, dedicó buena parte de su espacio a la situación en la península coreana. Era la primera ocasión desde marzo en que el disparo tenía éxito: el cohete recorrió 700 kilómetros durante cerca de media hora y alcanzó una altura máxima de 2.000 kilómetros antes de caer en el mar de Japón, a apenas 500 kilómetros de territorio ruso.
Ambos líderes, según indicó Dimitri Peskov, el portavoz del presidente ruso, tratan su “preocupación sobre cómo evoluciona la situación y cómo aumenta la tensión” en la península coreana. El Ministerio chino de Asuntos Exteriores condenó el lanzamiento y pidió que “todas las partes implicadas (en la disputa sobre el programa de armamento norcoreano) muestren contención y se abstengan de agravar las tensiones”.
El lanzamiento no solo representa una bofetada para China. También para Corea del Sur, cuyo nuevo presidente, el progresista Moon Jae-in, había abierto en su investidura el miércoles la puerta a conversaciones con Pyongyang, sin abandonar las sanciones. Moon convocó de inmediato una reunión con sus asesores de seguridad nacional para evaluar la situación: el disparo, declaró por boca de sus portavoces, representa un “grave desafío a la paz y la seguridad de la península coreana y de la comunidad internacional”. Aunque ha ofrecido diálogo con Pyongyang, la apertura de conversaciones solo es posible si Corea del Norte cambia su comportamiento y renuncia a provocaciones temerarias, ha insistido el nuevo jefe de Estado.
La intensa actividad de pruebas de este programa -era el décimo misil lanzado en lo que va de año- ha desatado fuertes tensiones entre Corea del Norte y Estados Unidos. Washington ha declarado el fin de la “paciencia estratégica” que siguió la administración de Barack Obama, y ha indicado que todas las opciones están sobre la mesa. Tras el disparo de este domingo, la Casa Blanca ha reclamado la imposición de nuevas sanciones contra el régimen de Kim Jong-un.
En la cumbre, precisamente, participan representaciones de Corea del Sur, Corea del Norte y Estados Unidos, parte de los 130 países que han enviado delegaciones al encuentro en Pekín. Según Yonhap, las dos delegaciones coreanas se reunieron brevemente al margen de la cumbre, en la que el sur condenó el lanzamiento. Pero el jefe de la delegación surcoreana, Park Byeong-seug, citado por su agencia nacional, matizó que su impresión es que Pyongyang está deseoso de celebrar una cumbre con Seúl.
En su discurso de inauguración de la cumbre, Xi no hizo alusión alguna a la nueva provocación norcoreana. Se atuvo al texto programado desde hace semanas, en el que alabó lo que calificó de “proyecto del siglo” y reafirmó su compromiso con la globalización económica.
El presidente chino elevó el órdago de inversiones que su país ha prometido para una iniciativa ya billonaria, al menos en dinero prometido. El fondo para la Ruta de la Seda, creado hace dos años y que Pekín ha dotado con 40.000 millones de dólares, crecerá en 14.500 millones de dólares más. El institucional Banco de Desarrollo de China tiene previstas inversiones por valor de 900.000 millones de dólares en 900 proyectos.
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