Un tribunal político juzga la moral de los medios portugueses
La ERC decide si es porno ‘Las edades de Lulú’ o si es sancionable pegar a un niño en una telenovela
La Entidad Reguladora para la Comunicación (ERC) de los medios portugueses no ha encontrado nada pornográfico en Vicios Privados y Las edades de Lulú, películas que, por otro lado, ya tienen una edad como para someterse a nuevos juicios.
En diciembre, una mujer presentó una denuncia ante la ERC, escandalizada por las películas que estaba viendo de madrugada en la tele de su casa. “Imagínense”, escribe en su denuncia, “que hubiera un niño delante del televisor”.
Basta que a un portugués le moleste algo para que lo denuncie ante la ERC, y esta, en un plazo de meses o años, delibere con toda seriedad la más absurda de las quejas y decida la pertinencia de la protesta a las buenas costumbres o a la ética periodística, con la consiguiente multa o no. En este caso la ERC no ve pertinente la multa, porque “aunque hay momentos de interacción sexual, en ninguno de ellos es visible el acto sexual”. La ley portuguesa prohíbe la emisión de películas pornográficas en las cadenas públicas y privadas de televisión, pero no las eróticas en horario nocturno. La ERC absuelve a la cadena porque, alega, esos filmes "no tenían como propósito excitar al público".
La ERC delibera puntillosamente cada denuncia personal, por ridícula que parezca; así, acaba de declarar libre de culpa al informativo que emitió imágenes de un bombero herido en los incendios de Madeira del pasado verano, imágenes que ofendieron a un portugués de entre los 10,3 millones de habitantes del país; otro también se escandalizó mientras veía el culebrón Amor maior, porque la madrastra pegaba a su hijo. En su paciente alegato de defensa, la cadena argumenta que, “al final, la madrastra será castigada por lo que hace”. La ERC declara inocente a la televisión.
Hay denuncias por lo que se dice en un debate sobre salud pública o por el titular de una noticia sobre el tamaño de las olas o porque sí y porque no o porque un diario deportivo llama lelito al genial futbolista Quaresma, que reivindica siempre que puede su raza gitana, o porque un sindicato celebró su congreso y la agencia pública de noticias no lo difundió.
Parecerá que ERC es uno de esos organismos públicos, que hay en todos los países, que sobreviven porque no se sabe que existen; pero no, ERC es otro tentáculo del poder político para controlar a los medios, especialmente en épocas electorales. Parece tan importante, que los dos principales partidos, el PS y el PSD, llevan cuatro meses peleándose para poner a sus comisarios en la pomposa Entidad Reguladora de Medios.
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