Corea del Sur empieza a reflotar el ferri que mató a 304 personas
El hundimiento del 'Sewol' traumatizó al país y marcó el comienzo del desencanto con la presidenta Park
Oxidado, sucio, carcomido. Pero en una pieza. El transbordador surcoreano Sewol ha comenzado a emerger de las aguas este jueves, tres años después de que su hundimiento en abril de 2014 dejara 304 muertos, la mayoría adolescentes que participaban en una excursión escolar a la isla de Jindo, una popular zona turística. Aquella tragedia fue la peor en décadas en la historia marítima surcoreana, traumatizó al país y marcó el principio del desencanto con la presidenta Park Geun-hye, destituida hace dos semanas.
“Ahora que ya está saliendo, podré finalmente llevarme a mi hijo a casa”, declaraba a la cadena de televisión Jbtc una de las madres de los 9 pasajeros cuyos cuerpos nunca se encontraron, y que se sospecha permanezcan dentro del casco. Estos familiares son los que han mantenido vivas las exigencias de que se reflotara el pecio, y en una sola pieza, no en varias, con la esperanza de poder recuperar esos cadáveres. Mientras el transbordador salía poco a poco, ellos seguían la operación desde un barco en las cercanías.
Las imágenes retransmitidas por las cadenas de televisión surcoreanas muestran cómo el casco, que se hundió a 45 metros de profundidad, iba saliendo poco a poco, sujeto entre dos gigantescas gabarras.
La operación es de una gran complejidad y fue aplazarla el año pasado, cuando estaba previsto que se acometiera inicialmente. Las corrientes en la zona de la catástrofe son muy fuertes, algo que contribuyó al hundimiento y que perjudicó las tareas de rescate en su día. Hay que sumar también el peso de la estructura —unas 8.500 toneladas debido a los sedimentos que se han ido acumulando en su interior— y lo frágil de su estado —después de haber permanecido sujeto a tres años de corrosión—.
En la primera etapa, los buzos colocaron bajo el casco 33 boyas, en muchos casos excavando en el lecho marino. a las que ataron 66 cables de acero. Tirando de ellos, y siempre vigilando que el casco se mantenga horizontal, las gabarras han ido subiendo lo que queda del “Sewol”. Una vez que el casco sobresalga 13 metros del mar, una nave semisumergible se colocará debajo para reflotarlo del todo. Tras vaciarlo de sedimentos y combustible, el semisumergible lo conducirá a puerto para su limpieza y la búsqueda de cuerpos. El tiempo necesario para completar la operación, se calcula entre los 8 y los 14 días. Su coste, en unos 90 millones de dólares.
“Al ver de nuevo el Sewol, no puedo describir cómo me siento ahora mismo”, declaraba Huh Hong-Hwang a la agencia Afp. Su hija de 16 años murió en el accidente, y es una de aquellas víctimas cuyo cuerpo nunca se ha encontrado.
La investigación tras el hundimiento encontró que la tragedia tuvo, principalmente, causas humanas y la corrupción y la incompetencia fueron factores primordiales. El diseño del barco se había modificado de manera ilegal, viajaba sobrecargado y sus dueños mantenían conexiones con las autoridades reguladoras del sector.
Pero, sobre todo, nadie dio la orden de evacuar. La tripulación fue la primera en ponerse a salvo, mientras los escolares, por recomendación de miembros de la tripulación, permanecían sentados en las cabinas de pasajeros. Fue una decisión que costó la vida a muchos de ellos. Los que se salvaron -el buque viajaba con 476 pasajeros- lo lograron porque los consejos y saltaron al agua, de donde les rescataron pescadores que faenaban en las cercanías.
El capitán del barco, Lee Jun-seok, fue condenado a 36 años de prisión tras ser declarado culpable de homicidio por negligencia. El resto de la tripulación recibió penas entre los 5 y los 30 años.
Mientras la desgracia ocurría —el barco tardó tres horas en hundirse—, la presidenta Park permanecía en su residencia, sin ponerse al frente de la operación. No se dirigió a la nación hasta siete horas después de la desgracia. Qué estuvo haciendo en esos momentos es algo que ha desatado todo tipo de conjeturas, especialmente en los meses previos a su cese y después de que saliera a la luz hasta qué punto estaba influida por su amiga Choi Soon-Sil, apodada la “Rasputina surcoreana” y principal imputada en el escándalo de corrupción que ha motivado la destitución de Park.
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