Un muro iraní para cortar las rutas de la droga
El vallado que separa este país de Afganistán y Pakistán se extiende a lo largo de 2.000 kilómetros
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Resulta improbable que el presidente Trump consulte a Irán sobre el asunto. Pero antes de que el empresario lanzara su idea de construir un muro en la frontera con México, los iraníes ya llevaban años trabajando en una gran barrera en su linde oriental para impedir la entrada de drogas desde Afganistán y Pakistán.
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Aunque su composición cambia a lo largo de casi 2.000 kilómetros según el terreno, consta de una triple defensa cuya estructura más llamativa es una trinchera gigante de cuatro metros de profundidad por cinco de anchura. Por delante, hay una doble valla rellena de alambre de espino; por detrás, un talud. Entre la valla y el foso, una franja de grava que las patrullas inspeccionan en busca de huellas que delaten una infiltración. En otros lugares se han levantado diques porque los traficantes utilizaban los cauces de los ríos. Cada pocos kilómetros, torres de vigilancia como la de la imagen.
Aun así, los iraníes siempre se han mostrado realistas sobre el alcance de ese empeño titánico. “Incluso si levantáramos una Muralla China, [los narcos] se las arreglarían; los obstáculos solo nos permiten retrasar su avance de forma que nos dé tiempo a llegar”, explicó un responsable policial iraní cuando EL PAÍS visitó la barricada hace unos años.
Desde hace tres décadas, Irán ha perdido a casi 4.000 agentes en la lucha contra las bandas de traficantes, a menudo pertrechados como pequeños ejércitos, incluso con misiles antiaéreos, lanzagranadas, y ametralladoras.
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