Chipre o la dolorosa división de una isla en dos mitades
El muro fue prácticamente infranqueable desde 1974 hasta 2004, año del ingreso del Estado en la UE
La invasión de Chipre por el Ejército turco en julio de 1974, tras un golpe de Estado de los partidarios de la unión con Grecia, dividió la isla mediterránea en dos mitades. Los turcochipriotas se concentraron en la mitad septentrional (algo más de un tercio del territorio), mientras los grecochipriotas lo hicieron en el resto.
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Hubo un doloroso trasvase de comunidades; abandono, pérdida o confiscación de bienes en la huida y numerosos casos de desaparecidos que aún hoy, casi cinco décadas después, no se han resuelto. Pero el resultado más simbólico y tangible de la ocupación —en el norte siguen desplegados 30.000 soldados turcos— es la llamada ‘línea verde’, o de demarcación, entre las dos entidades de la isla. La añeja presencia de la misión de cascos azules de la ONU es el recordatorio de que en Chipre se alza el último muro de Europa.
Un muro prácticamente infranqueable hasta 2004, año en que la isla ingresó en la Unión Europea y se abrieron varios pasos en Nicosia. En 2007, el Gobierno empezó a derribar la sección que atravesaba la ciudad, pero el conflicto ha devenido en sinónimo de contencioso internacional insoluble. Ni siquiera el diálogo en curso desde hace casi dos años ha logrado un mayor entendimiento, y la tensión reaparece a cada instante por agravios enquistados.
Los ciudadanos pueden cruzar libremente de uno a otro lado, pero la decisión política para derribar definitivamente el muro –y reunificar como una confederación la isla— parece seguir ausente de la hoja de ruta marcada por la ONU.
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