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Malasia y Corea del Norte, a un paso de romper relaciones

El primer ministro malasio acusa a Pyongyang de retener a sus ciudadanos como "rehenes"

Kim Jong-un da un discurso durante la Conferencia de Presidentes de los Comités de Primarios del partido. En el vídeo, el viceprimer ministro de Malasia.
Macarena Vidal Liy
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Materializada la expulsión de los embajadores de un lado y otro, Malasia y Corea del Norte dieron este martes un paso más en la crisis diplomática provocada por el asesinato de Kim Jong-nam, el hermanastro del líder norcoreano Kim Jong-un. Pyongyang ordenó retener a los malasios que viven en su territorio hasta que la seguridad de sus ciudadanos en Malasia “no esté totalmente garantizada mediante la resolución adecuada del caso”. Horas antes, las autoridades del país del sudeste asiático habían recordado que tres personas requeridas por la policía por su posible vinculación con la muerte de Kim Jong-nam estaban refugiadas en la legación.

El primer ministro malasio, Najib Razak, pidió inmediatamente la liberación de los ciudadanos malasios en Corea del Norte y su Gobierno ordenó a la policía que impida la salida de cualquier persona con nacionalidad norcoreana que esté en el país. “Es un acto abominable que en la práctica retiene a nuestros ciudadanos como rehenes y que se produce en completo desprecio de todas las normas internacionales y diplomáticas”, afirmó, antes de presidir una reunión de su consejo de seguridad nacional. La embajada norcoreana en Kuala Lumpur fue acordonada y las fuerzas de seguridad vigilan los movimientos de los diplomáticos.

En total, se encuentran once malasios en Corea del Norte, según el ministerio de Exteriores en Kuala Lumpur: tres diplomáticos, seis familiares y dos trabajadores del Programa Mundial de Alimentos de la ONU. Esta última organización ha emitido un comunicado en el que recuerda que sus empleados son funcionarios internacionales y “no representan a ningún país”.

Pyongyang no ha dado a conocer cuántos de sus compatriotas se encuentran en suelo malasio, aunque la prensa del país del sureste asiático calcula que pueden alcanzar hasta un millar. Además de los funcionarios de la Embajada, otros residentes de esa nacionalidad gestionan restaurantes y las minas malasias emplean a trabajadores norcoreanos.

El asesinato de Kim Jong-nam, hace apenas tres semanas en el aeropuerto de Kuala Lumpur, ha provocado un deterioro rapidísimo de las relaciones bilaterales entre dos naciones otrora amigas hasta el punto que sus ciudadanos no necesitaban visado si querían viajar al otro país.

Kim Jong-nam murió tras sufrir un ataque con el agente nervioso VX, un arma química, mientras esperaba para tomar un vuelo a Macao, según ha establecido la investigación malasia. La Policía de ese país relaciona a ocho norcoreanos, incluido un alto cargo de la embajada, con el crimen. Corea del Norte disputa esas conclusiones. Según su versión, el fallecido era el ciudadano Kim Chol, que viajaba como un pasaporte diplomático y que murió de un ataque al corazón.

Hasta el momento solo han sido acusadas formalmente de la muerte dos mujeres, la vietnamita Doan Thi Huong y la indonesia Sitti Aysah

Reacción de EE UU

Mientras tanto, en Corea del Sur Estados Unidos ha empezado el despliegue de los primeros componentes de su escudo antimisiles, un sistema que ha causado las duras protestas de China. El anuncio estadounidense llega después de que Corea del Norte lanzara cuatro misiles balísticos el lunes, de los cuales tres alcanzaron aguas controladas por Japón. “Los continuos actos provocadores de Corea del Norte, que incluyen el lanzamiento de mal tiples misiles ayer, confirman la prudencia de la decisión de nuestra alianza el año pasado de desplegar el THAAD”, ha declarado en un comunicado el comandante de la flota estadounidense del Pacífico, el almirante Harry Harris.

La agencia norcoreana KCNA ha indicado que Kim Jong-un supervisó personalmente el lanzamiento y ha asegurado que se trató de un ensayo de ataque a las bases estadounidenses en Japón. Esa acción coincidía con el desarrollo de maniobras anuales conjuntas entre EE. UU. y Corea del Sur. El presidente de EE. UU., Donald Trump, conversó este martes por teléfono con el primer ministro nipón, Shinzo Abe, y con el presidente en funciones surcoreano, Huang Kyo-ahn, para analizar la situación. El Consejo de Seguridad de la ONU ha convocado una reunión de urgencia el miércoles a petición de Washington y Tokio.

Los misiles lanzados el lunes recorrieron, según el Estado Mayor surcoreano, una distancia de un millar de kilómetros antes de caer al mar de Japón y llegaron a alcanzar una altitud de 260 kilómetros. No obstante, Corea del Sur considera improbable que se tratara de una prueba de un cohete intercontinental, el gran objetivo que se ha marcado el régimen. El propio Kim Jong-un anunció, en su discurso de año nuevo, que su país ultimaba el lanzamiento de un misil de largo alcance.

El mes pasado el régimen de Kim Jong-un lanzó un cohete de alcance intermedio hacia el mar de Japón, el primero desde octubre pasado y con el que, en opinión del Gobierno surcoreano, el norte quería poner a prueba al nuevo inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump. Esa prueba coincidió con una visita de Abe a Estados Unidos.

Según los analistas militares, el objetivo final del programa de armamento norcoreano es miniaturizar ojivas nucleares para instalarlas en misiles de largo alcance capaces de alcanzar territorio continental estadounidense. De ahí que el régimen combine las pruebas de bombas atómicas -el año pasado completó dos- con las de misiles balísticos.

Cronología de los principales acontecimientos de la escalada de tensión en Corea del Norte

Xavier Fontdeglòria

De la promesa de seguir avanzando en el desarrollo de su programa nuclear a la muerte del hermanastro de Kim Jong-un en Malasia, el régimen norcoreano es el centro de numerosos episodios que sacuden la región.

  • 17 de febrero: La embajada de Corea del Norte pide a las autoridades que entreguen el cuerpo del fallecido. Malasia se niega a hacerlo porque tras la primera autopsia no ha sido posible determinar la causa de la muerte. El embajador norcoreano en Malasia, Kang Chol, habla en público sobre el caso por primera vez y asegura que su país no aceptará los resultados de los estudios forenses.
  • 18 de febrero: La policía informa de la detención de un cuarto sospechoso implicado en el ataque. Se trata de un ciudadano norcoreano, Ri Jong-chol. China, uno de los aliados tradicionales de Corea del Norte, anuncia la suspensión de todas las importaciones de carbón desde este país.
  • 23 de febrero: los medios norcoreanos se hacen eco por primera vez del asesinato de Kim Jong-nam, aunque sin mencionarle directamente. Aseguran que la muerte fue causada por un ataque al corazón y acusan a Malasia de conspirar con Corea del Sur.
  • 25 de febrero: Estados Unidos deniega el visado a una delegación procedente de Corea del Norte que iba a reunirse con un grupo de ex altos cargos estadounidenses, en el que habría sido el primer encuentro informal entre ambos países en seis años. Las dos mujeres detenidas que participaron en el ataque en el aeropuerto declaran que creían estar participando en un programa de telerrealidad.
  • 26 de febrero: la autopsia al cuerpo de Kim Jong-nam revela que el contacto con el agente nervioso le causó una parálisis muy grave y le provocó la muerte entre 15 y 20 minutos después de que una mujer le pasara un trapo por la cara impregnado con este potente tóxico.
  • 2 de marzo: Malasia cancela el acuerdo de exención de visados a ciudadanos norcoreanos por motivos de seguridad.
  • 4 de marzo: el Gobierno malasio declara al embajador norcoreano "persona non-grata" y le da 48 horas para abandonar el país. La decisión se toma después de que el diplomático no se presentara a una reunión en el Ministerio de Exteriores e ignorara la petición de las autoridades malasias, que le demandaban una disculpa por sus comentarios sobre la investigación.

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Sobre la firma

Macarena Vidal Liy
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Previamente, trabajó en la corresponsalía del periódico en Asia, en la delegación de EFE en Pekín, cubriendo la Casa Blanca y en el Reino Unido. Siguió como enviada especial conflictos en Bosnia-Herzegovina y Oriente Medio. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid.

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