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El Congreso holandés aprueba regular el cultivo legal de cannabis

La medida pretende reducir las plantaciones clandestinas de marihuana y establece el requisito de un certificado oficial

Isabel Ferrer
Un cultivo de marihuana en la frontera entre Holanda y Alemania, en una imagen de archivo.
Un cultivo de marihuana en la frontera entre Holanda y Alemania, en una imagen de archivo. MARCEL VAN HOORN (AFP/Getty Images)

El Congreso holandés ha aprobado este martes un proyecto de ley destinado a regular el cultivo de cannabis bajo ciertas circunstancias. Los liberales de izquierda han sacado adelante la propuesta por 77 votos a favor y 72 en contra, que faculta al Gobierno para conceder licencias de cultivo de la droga. Solo podrá plantarse con un carné especial para que las autoridades vigilen la superficie ocupada, el volumen de las cosechas y su transporte. Por otra parte, los dueños de un coffeeshop, los únicos locales donde la actual Ley del Opio (1976) permite fumar hachís, tendrán que adquirir dicha mercancía autorizada. La norma debe pasar aún la criba del Senado, y de superarla, su aplicación quedará para la próxima legislatura (Holanda acude a las urnas el 15 de marzo).

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Vera Bergkamp, la diputada que ha presentado el proyecto, sostiene que es la mejor manera de cubrir el vacío legal de la normativa vigente, que autoriza el consumo de marihuana, pero penaliza su cultivo. Si el cultivador es legal, afirma, “se acabó hacerlo a escondidas, en sótanos y desvanes en la ciudad, naves industriales o cobertizos y establos en el campo”. Todos ellos desmantelados con regularidad por los agentes y que pueden suponer hasta 15 años de cárcel para el responsable. Solo en 2015 se desmantelaron 5856 plantaciones.

En estos momentos, a partir de los 18 años, es posible adquirir en Holanda en un coffeeshop hasta 5 gramos de hachís diarios para uso personal. En Ámsterdam se vende también a los turistas extranjeros, en el resto del país depende de cada ayuntamiento. Dichos locales solo puede tener 500 gramos diarios a la venta, pero como el cultivo está prohibido, los proveedores proceden siempre del mercado negro. En los años setenta, el legislador pretendía evitar el tráfico de droga blanda en las calles, de modo que la policía nunca preguntaba por el origen del producto vendido. Si los locales se abrían como mínimo a 250 metros de una escuela y no creaban problemas, se toleraba la situación. La paradoja que ello supone ha sido objeto de discusiones desde entonces, pero las fuerzas del orden temen que el nuevo proyecto deje en manos de traficantes las futuras plantaciones legales. Según cálculos oficiales, la facturación del cannabis en el conjunto de los coffeeshop ronda los 1.000 millones de euros anuales (en 2015 había 582 repartidos en 103 municipios).

La Fiscalía General del Estado está también en contra de los certificados para plantar cannabis, porque ya no podrían perseguir a sus dueños como delincuentes. Y porque Holanda ha firmado acuerdos internacionales sobre drogas que contradicen propuestas como la de los liberales de izquierda. Dado, además, que la mayor parte de la droga producida en el país se dedica a la exportación los fiscales no creen que vaya a reducirse el tráfico y sus derivados violentos: ajustes de cuentas a tiros y con muertes. En el Congreso, han votado en contra este martes liberales de derecha, cristianodemócratas, el Partido para la Libertad, del líder xenófobo Geert Wilders y los dos grupos confesionales, protestante y calvinista, respectivamente.

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