La misteriosa escena de decapitación de la que habla Bruselas
Debate en torno a dos nuevos murales aparecidos en fachadas de la capital belga después de que en otoño surgieran creaciones de contenido sexual
Nadie sabe quién es su autor —o autores—, pero la aparición en los últimos días de dos murales en sendas fachadas de edificios en la capital belga ha generado un debate sobre si deben o no ser borrados. El primero en ser detectado fue un gran fresco de una escena de decapitación en el que se ve cómo alguien sujeta con una mano la cabeza de la víctima y con la otra el cuchillo que aprieta contra su garganta. El dibujo se inspira en la obra El sacrificio de Isaac del pintor italiano Michelangelo Merisi Caravaggio (Milán, 1571-Porto Ercole, 1610). El cuadro alude a la escena bíblica del Antiguo Testamento en la que Dios exige a Abraham que sacrifique a su único hijo como prueba de fe y envía un ángel para que lo detenga antes de consumar la decapitación una vez se cerciora de que está dispuesto a hacerlo.
En un primer momento el alcalde de la ciudad, Yvan Mayeur, se mostró partidario de eliminar la obra por considerar que podía generar violencia en un contexto como el actual, con los atentados del pasado 22 de marzo en el metro y el aeropuerto todavía presentes en la memoria de los bruselenses como una herida que todavía tardará en cicatrizar. Tampoco ayudó a percibirlo como una inocente expresión de arte callejero la ubicación del mural, en el lateral de un inmueble situado justo enfrente del barrio de Molenbeek, al otro lado del estrecho canal que separa el distrito donde se criaron algunos de los terroristas que participaron en los ataques de París o Bruselas del resto de la ciudad.
El impulso inicial del primer edil ha quedado amortiguado por la ausencia de reacciones contrarias y la calidad de la obra, sorprendente si se tiene en cuenta que se ha realizado clandestinamente, en solo unas horas durante la noche, y ya no está tan claro que vaya a desaparecer. "El carácter artístico del fresco es indiscutible", ha reconocido Mayeur. "Pero puede ser mal recibido o mal interpretado. Si crea tensiones entre comunidades pediremos cubrirlo o borrarlo", ha añadido. La creación no ha molestado a algunos de los ocupantes del edificio, "Puede que para algunos niños sea impactante verlo pero en televisión se ven cosas peores en horario infantil por lo que personalmente no soy partidario de borrarlo", afirma Jérôme Heiderscheidt, responsable de un estudio de grabación de música y producción de televisión que tiene su sede en el inmueble.
En medio de la discusión sobre el mural, una nueva obra anónima apareció en otra fachada de Bruselas situada dos kilómetros más al sur solo horas después. Un cuerpo tendido bocabajo con el vientre abierto y numerosas trazas de sangre, principalmente de la cabeza, sobre un edificio blanco. De nuevo, la referencia a una obra artística: Los cadáveres de los hermanos De Witt, del pintor holandés Jan de Baen (Haarlem 1633-La Haya 1702). El cuadro se basa en el asesinato de los hermanos, dos altos mandos del ejército holandés a los que una multitud enfurecida mató brutalmente en 1672 abriendo su cuerpo en canal y colgándolos bocabajo en una estructura de madera tras acusarles de traidores por haberse vendido a los ingleses. El futuro de este fresco está ya decantado. La concejal de Cultura y Propiedad, Karine Lalieux, ha confirmado que será borrado dado que ya estaba previsto que se pintara otro mural en su lugar antes de que se creara el actual.
Los muros de los edificios bruselenses se han convertido en los últimos meses en un improvisado lienzo. El pasado septiembre dos frescos de explícito contenido sexual desataron una oleada de reacciones. En uno de ellos podía verse un enorme pene en estado de reposo que el distrito anunció de inmediato que borraría entre las quejas de vecinos que alertaban de su efecto sobre los menores. Sin embargo, con el paso de las semanas, en medio de una campaña en Facebook que ha recibido más de 4.000 adhesiones para salvar el mural e iniciativas cargadas de humor como la venta de camisetas y bolsas con su imagen, los responsables políticos del barrio cambiaron de posición y han dejado en manos del propietario del edificio la decisión de su permanencia o no y los gastos del cambio de imagen.
Igual que ha sucedido en esta ocasión, la obra no llegó sola. Unos días antes, una pared del centro de la ciudad apareció adornada con la gigantesca presencia de genitales masculinos y femeninos en pleno acto de penetración. En este caso tampoco se prevé que sea borrado: una nueva construcción hará el trabajo ocultando el mural. Obscenidad para unos, arte o medio de expresión para otros, las fachadas de Bruselas se han convertido en un recurrente espacio de comunicación ante el que solo cabe preguntarse cuál será la próxima ocurrencia de sus autores en la oscura clandestinidad del anonimato.
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