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Trump quiere frenar la liberación de presos de Guantánamo

El presidente electo afirma que son “extremadamente peligrosos” aunque se haya aprobado su transferencia

Silvia Ayuso

Donald Trump quiere poner freno de inmediato a la liberación de presos de la cárcel estadounidense en la base naval de Guantánamo, Cuba, que todavía alberga a 59 presos, aunque casi la mitad han sido declarados transferibles.

Una torre de control en la base de Guantánamo
Una torre de control en la base de GuantánamoEFE

“No debería haber más liberaciones de Gitmo” (abreviatura de Guantánamo), afirmó este martes el presidente electo en un tuit, método por el cual está dictando buena parte de sus políticas pese a no haber asumido aún la Casa Blanca. “Son personas extremadamente peligrosas y no se les debería permitir regresar al campo de batalla”, argumentó Trump en los 140 caracteres de espacio que le permite la red social.

El mensaje se conoce en la misma semana en que Trump tenía previsto recibir un nuevo informe de inteligencia para prepararse para su llegada al Despacho Oval. Y lo ha enviado en el día en que el todavía presidente, Barack Obama, retomó sus tareas tras las vacaciones de Navidad. El equipo del mandatario demócrata está intentando en estas últimas semanas que le quedan en la Casa Blanca —que Trump ocupará a partir del 20 de enero— afianzar el legado de Obama, cuya primera orden al asumir la presidencia, en enero de 2009, fue cerrar Guantánamo en el plazo de un año.

El plan ha demostrado ser impracticable, sobre todo por la rotunda oposición del Congreso a aprobar alternativas de encarcelamiento para aquellos presos considerados demasiado peligrosos para ser liberados. Aun así, Obama está haciendo grandes esfuerzos por transferir al máximo número posible de presos antes de que el republicano Trump frene, como ha anunciado ahora, esa orden.

En diciembre, el Pentágono declaró transferibles a hasta 23 de los 59 presos aún en la cárcel. Como se debe notificar al Congreso con 30 días de antelación, para poder culminar su salida de la prisión antes de la llegada de Trump a la presidencia, ese trámite debía cumplirse antes del 21 de diciembre. Según The New York Times, fuentes del Gobierno confirmaron que pretendían solicitar el traslado de 17 o 18 detenidos a los países que han aceptado acogerlos: Italia, Oman, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos.

El portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, no aclaró este martes si se ha dado ya este paso, pero reiteró que la Administración Obama continuará haciendo todo lo posible “para reducir la población” carcelaria en la base. “Yo esperaría nuevos traslados”, añadió. Ante la demanda de Trump, Earnest replicó que el republicano “tendrá la oportunidad de implementar la política que considere más eficiente cuando asuma el gobierno el 20 de enero”, no antes.

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En uno de sus últimos discursos sobre sus logros en el campo de la lucha antiterrorista, a comienzos de diciembre, Obama lamentó los obstáculos interpuestos a sus intentos de cerrar Guantánamo pese a que esta prisión sirve de “propaganda” para grupos terroristas como el Estado Islámico (ISIS). Aun así, celebró haber logrado rebajar la población en la base cubana de 242, cuando llegó a la Casa Blanca en 2009, a los 59 que permanecen todavía a un coste, eso sí, multimillonario, criticó. Revertir el cierre de Guantánamo no es la única medida controvertida que ha prometido Trump. El presidente electo llegó a avalar durante la campaña electoral la técnica de ahogamiento simulado en interrogatorios conocida como “waterboarding”, y que Obama calificó como tortura. Trump ha nominado como jefe del Pentágono al general retirado James Mattis, que comparte con su jefe la oposición al cierre de Guantánamo pero que ha criticado públicamente prácticas como el waterboarding.

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Sobre la firma

Silvia Ayuso
Corresponsal en Bruselas, después de contar Francia durante un lustro desde París. Se incorporó al equipo de EL PAÍS en Washington en 2014. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera en la agencia Efe y continuó en la alemana Dpa, para la que fue corresponsal en Santiago de Chile, La Habana y Washington.

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