Hollande defiende la intervención en Irak para evitar atentados en Francia
El presidente francés viaja a Bagdad y Erbil para respaldar a las fuerzas francesas e iraquíes
El presidente francés François Hollande, que en mayo dejará el Elíseo, viajó este lunes a Irak para defender la intervención del ejército francés contra el Estado Islámico (ISIS en sus siglas en inglés) en en país. En plena operación de las fuerzas iraquíes para recuperar Mosul, respaldadas por la coalición internacional, el presidente francés consideró que la lucha contra el ISIS en Irak contribuye a evitar nuevos atentados en suelo francés. Hollande sostuvo que la liberación de Mosul puede lograrse “antes del verano”. Decidido a apuntalar su herencia en el escenario internacional, Hollande cuida así su imagen de jefe de guerra.
“Actuar contra el terrorismo en Irak significa también evitar actos terroristas en nuestro suelo”, declaró el presidente François Hollande, ante los destacamentos Monsabert y Marvik, dos unidades del ejército francés cuya base se encuentra cerca de Bagdad, encargadas de formar a las tropas de élite del contraterrorismo iraquí. Este año será el de la “victoria contra el yihadismo en Irak”, avanzó, al tiempo que insistió en la necesidad de trabajar por la reconstrucción del país.
Durante su tradicional discurso de fin de año había recordado que Europa no ha “acabado con la lacra del terrorismo” y que la lucha para conseguirlo pasa también por las operaciones militares en el exterior, tanto en Mali como en Irak y en Siria. Su mandato, que acaba la próxima primavera, quedará marcado por el desafío del terrorismo islamista y por los atentados en suelo francés de 2015 y 2016, en los que han muerto más de 230 personas.
La visita de Hollande, simbólicamente la primera del año, ocurre en plena operación de las fuerzas iraquíes para recuperar Mosul, principal bastión urbano de los yihadistas al norte de Irak, lanzada el pasado 17 de octubre. “La batalla de Mosul se está ganando, es cuestión de semanas, cuanto antes, mejor”, afirmó Hollande durante una conferencia de prensa conjunta con el primer ministro iraquí, Haider el Abadi. Las autoridades iraquíes anunciaron el pasado jueves el inicio de la segunda fase de la ofensiva para recuperar la segunda ciudad del país en importancia, frenada en las últimas semanas por el mal tiempo y la resistencia del ISIS.
Después de Bagdad, Hollande viajó a Erbil, la capital del Kurdistán iraquí, donde se reunió con el presidente Masud Barzani y visitó a las fuerzas francesas y a los 'peshmergas'. Entregó allí cinco toneladas de medicinas y otras 33 toneladas de ayuda humanitaria a representantes de la organización mundial de la salud.
Francia, uno de los blancos prioritarios del ISIS, ha asumido un papel predominante en la lucha contra el terrorismo en el exterior durante la presidencia de François Hollande. Es el segundo país con más efectivos en la coalición internacional, liderada por Estados Unidos. Su contribución consiste en 14 aviones de caza Rafale, desplegados en Jordania y en los Emiratos Árabes Unidos, y en misiones de asesoramiento, de formación y de apoyo de artillería. En total, la operación moviliza a unos 1.200 militares franceses. Francia tiene también cuatro cañones de largo alcance desplegados cerca de Mosul.
Hollande había viajado ya a Irak en septiembre de 2014, al iniciar la operación Chammal, nombre dado a la aportación francesa dentro de la coalición internacional. En septiembre 2015, extendió la operación a Siria, algo que en un primer momento se negaba a hacer para evitar reforzar al presidente sirio Bachar el Asad. En total, Francia ha realizado más de 5.700 vuelos en la zona, entre los que figuran unos 1.000 bombardeos, y destruido más de 1.700 objetivos en Irak y en Siria. Según el diario Le Monde, los bombardeos franceses han matado a unos 2.500 combatientes del ISIS, sobre el total de 50.000 muertos en los ataques del conjunto de la coalición.
Varios frentes abiertos
Además de la operación en Siria y en Irak, Francia también lucha contra el terrorismo islamista en Mali. La intervención allí se inició en enero de 2013 y fue la primera decidida por el presidente Hollande. La operación Serval, destinada a luchar contra las milicias yihadistas, fue reemplazada en 2014 por la operación Barkhane, que moviliza a unos 4.000 militares.
En diciembre de 2014, el presidente también decidió la intervención militar en República Centroafricana, bajo mandato de la ONU, para evitar los enfrentamientos entre milicias musulmanas y cristianas. En octubre de 2016, pasó el relevo a los cascos azules de la MINUSCA.
El pasado mes de julio, el Gobierno francés tuvo también que admitir la presencia, no oficial y hasta entonces secreta, de fuerzas especiales francesas en Libia, tras la muerte allí de tres de sus soldados.
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