La Policía de Río identifica a los traficantes que participaron en el asesinato del turista italiano
Entre los sospechosos hay un menor de edad. La muerte de Bardella es el tercer homicidio de un italiano en menos de un mes en Brasil
La Policía Civil de Río, cuyo índice de resolución de homicidios es de apenas el 16%, está empeñada en resolver cuanto antes el caso de Roberto Bardella, el turista italiano asesinado el jueves cuando entró por error en una favela carioca. Un día después del incidente, los investigadores ya contaban con el nombre de nueve hombres, que participaron directa o indirectamente en el crimen, entre ellos un menor de edad. La Justicia, entre el viernes y el sábado, decretó la prisión de siete de ellos, en paradero, hasta ahora, desconocido. La Policía Civil, en embargo, tuvo que dar un paso atrás este sábado y descartar uno de los sospechosos, después de que su familia informase a los agentes que ya estaba en la cárcel hace cuatro meses. Sin él, la lista se reduce a ocho hombres.
Todos los sospechosos, entre 17 y 46 años, son, según la policía, traficantes del Morro dos Prazeres, la favela del barrio turístico de Santa Teresa, en la que Roberto Bardella, de 52 años, y su primo, Rino Polato, de 59, entraron con sus motocicletas siguiendo las indicaciones de una aplicación de GPS. Su intención era, después de haber visitado el Cristo redentor, ir a la playa de Copacabana, donde estaban alojados, pero confundieron una de las calles y fueron a parar a territorio del narco.
Los dos italianos, que realizaban un viaje en moto por América Latina, iban vestidos con monos negros de motero con superficies reflectantes, una indumentaria muy parecida a la que usa la policía, enemigo número uno de los traficantes. Bardella, que iba delante, llevaba, además, una cámara tipo Go-pro acoplada en su casco.
Apenas 300 metros después de haber entrado en la comunidad, un grupo de cerca de diez traficantes armados con fusiles les bloqueó el paso. Los criminales indagaron sobre la cámara a Bardella que no hablaba portugués y acto seguido, Romulo Pontes, de 22 años, disparó, según la declaración de Polato. Pensaban que estaban siendo grabados por policías. La orden del jefe de la favela, según los investigadores, es disparar a cualquier sospechoso que cruce esa frontera invisible donde las normas que valen son las del crimen.
Tras disparar a Bardella en la cabeza y en el brazo, el grupo colocó su cadáver en el maletero de un coche blanco y obligó a Polato a ir con ellos. Circularon durante dos horas por la favela, mientras amenazaban al italiano y esperaban órdenes del jefe de la región sobre qué hacer con los turistas. Al final, decidieron soltarlos. El cuerpo de Bardella fue encontrado en una de las calles del barrio y Polato a poca distancia de allí en estado de shock. Los traficantes llegaron a lavar las motos que los turistas habían traído de Italia, según apuntaron los investigadores.
La favela donde Bardella y Polato se perdieron es parte del proyecto de pacificación de 30 comunidades carentes de Río, iniciado en 2008 con vistas al Mundial de Fútbol de 2014 y los Juegos Olímpicos de este verano. La idea original era llevar agentes con espíritu de policía comunitaria a estos barrios dominados por el tráfico, acercarse a la población y neutralizar así el poder de los criminales, acostumbrados a vender drogas y merodear fuertemente armados a plena luz del día. Durante los primeros años el proyecto dio sus frutos y se registró una importante caída de los homicidios en esas favelas, pero la crisis, la brutalidad y excesos de algunos policías y la falta de inversiones sociales en esas regiones han puesto en jaque la iniciativa. Hoy en día, las principales favelas pacificadas registran tiroteos a menudo, consecuencia tanto de los enfrentamientos de los traficantes con la policía, como de las propias guerras por territorio trabadas entre las diferentes facciones criminales de Río.
Polato y Bardella, que tenía una agencia inmobiliaria con su mujer, vivían en Jesolo, un pequeño municipio a 43 kilómetros de Venecia, y habían comenzado su viaje por América Latina el pasado día 29. Visitaron Buenos Aires, en Argentina, y Asunción, en Paraguay, desde donde partieron, ya con sus motos, a camino de Brasil.
Esta no es la primera vez que alguien muere en Río de Janeiro siguiendo un GPS que no identifica áreas de riesgo en la ciudad. Es el tercer caso conocido en poco más de un año. En agosto, durante los Juegos, un agente de la Fuerza Nacional, que cooperaba en la seguridad del evento, murió con un tiro en la cabeza al entrar por equivocación en el complejo de favelas da Maré. En octubre de 2015, una pareja de jubilados, que iba a cenar confundió la dirección del restaurante y acabó en una emboscada en una favela de Niteroi, en la región metropolitana de Río. Los traficantes dispararon más de 20 veces contra su vehículo y la mujer, Regina Murmura, de 70 años, murió a camino del hospital.
La muerte de Bardella es el tercer homicidio de un italiano en menos de un mes en Brasil. La siciliana Pamela Canzonieri, de 39 años, fue encontrada estrangulada el pasado día 18 de noviembre en su casa de Morro de São Paulo, un paraíso turístico en el Estado de Bahía. Esta misma semana, la policía de Fortaleza encontraba muerto a Alberto Baroli, un milanés de 51 años, víctima de un asalto en su propia casa.
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