El general Kelly, especialista en América Latina, se perfila como secretario de seguridad interna
De ser confirmado, Kelly será el tercer general de la nueva administración junto a Mattis y Flynn
Donald Trump ha elegido al general retirado John Kelly, un marine especialista en América Latina, para dirigir el Departamento de Seguridad Interior, encargado de proteger a EE UU ante la amenaza terrorista. Si el presidente electo confirma el nombramiento, anticipado este miércoles por varios medios estadounidenses, será el tercer general en un cargo relevante de la nueva administración. Otro marine, James Mattis, ha sido elegido como secretario de Defensa, y Michael Flynn será el consejero de seguridad nacional en la Casa Blanca. En las quinielas sobre el próximo secretario de Estado figura un cuarto general, David Petraeus.
El general Kelly fue hasta el pasado enero el jefe del Comando Sur de EE UU, que supervisa un área que engloba todo América Latina al sur de México y el Caribe. Durante su mandato, participó en la respuesta de la Administración Obama a la crisis causada por la ola de menores inmigrantes en el verano de 2014. En sus discursos, llamó la atención sobre el peligro de que grupos terroristas usasen las rutas de los traficantes de seres humanos “con la intención de causar grave daño a [los] ciudadanos [de Estados Unidos] o incluso traer armas de destrucción masiva en Estados Unidos”.
Kelly cree que EE UU comete el error de dar por hecho que el llamado Hemiferio Occidental es una región más o menos estable y que, por contraste con Próximo Oriente o Asia, no representa un peligro para EE UU. "Los tentáculos de las redes globales implicadas en el tráfico de narcóticos y de armas, en el contrabando de seres humanos, y en otros tipos de actividad ilegal, se extienden por América Latina y el Caribe, y hasta Estados Unidos, y, sin embargo, continuamos subestimando la amenaza del crimen organizado transnacional, lo que pone en riesgo nuestra seguridad y la de nuestros socios", dijo en 2015.
En el mismo discurso, ante el Senado, alertó de la presencia en América Latina de "extremistas suníes", algunos de los cuales habrían viajado a Siria para participar en la guerra. "Cuando estos combatientes extranjeros vuelvan, poseerán experiencia operativa, vínculos con extremistas globales y la posible intención de dañar intereses occidentales", dijo. "Y residirán en una región plagada de rutas de contrabando que llevan directa y fácilmente a Estados Unidos"
Kelly, nacido en Boston hace 66 años, también fue responsable de la prisión de Guantánamo. Defendió que en la prisión, situada en una base naval en Cuba, se respetaban los derechos humanos, y se opuso a los planes de la Casa Blanca para cerrarla. "No hay inocentes allí", dijo. El general retirado también discrepó de Obama por la inclusión de mujeres en posiciones de combate de las fuerzas armadas.
El Departamento de Seguridad Interior se creó después de los atentados del 11 de septiembre de 2001 para mejorar la coordinación entre 22 agencias y departamentos ya existentes, y prevenir futuros ataques. Con 240.000 empleados, tiene como misión la protección del territorio estadounidense, lo que incluye el control de las fronteras, la seguridad de los aeropuertos y las amenazas terroristas.
"Nos guste o no", dijo Kelly en un discurso en 2013 en Texas, "América está embarcada en una guerra contra un enemigo salvaje, que no ofrece cuartel, y cuyo objetivo único es matarnos a todos y cada uno de nosotros, aquí en nuestra patria, o esclavizarnos bajo una forma perversa de extremismo que no sirve a ningún dios ni ningún propósito que cualquier hombre o mujer racional o decente pueda entender".
Kelly será el responsable de poner en práctica parte de la política migratoria del presidente Trump. La construcción del muro en la frontera con México y la deportación masiva de inmigrantes sin papeles —dos promesas clave de Trump en campaña— recaerán en parte bajo su responsabilidad.
En una entrevista reciente con la publicación Military Times, Kelly indicó que la construcción del muro no resolvería todos los problemas con la inmigración. "Todo país tiene derecho a hacer esto, a algún tipo de control, sea un muro o una valla", dijo. "Pero si los países de los que vienen estos migrantes tienen niveles de violencia razonables, y niveles de oportunidad económica razonables, entonces estas personas no vendrán aquí".
El nombramiento de Kelly, cuyo hijo, también marine, murió en 2010 la guerra de Afganistán, reforzará el carácter militar de la Administración Trump. No es insólito que generales retirados ostenten cargos relevantes, pero es menos habitual que haya tantos en una sola administración.
Dentro de los equilibrios entre los distintos cuerpos y ejércitos de las fuerzas armadas, los marines ganan poder. Además, Mattis y Kelly, ambos marines, también lo es el actual jefe del Estado Mayor Conjunto, el general John Dunford. Durante la campaña electoral, Trump despreció a los generales diciendo que él sabía más del Estado Islámico que ellos. Y ofendió a la familia de un soldado musulmán muerto Irak, porque su padre le había criticado.
Los tres generales nombrados hasta ahora ocuparán cargos decisivos en la estructura de la seguridad nacional. En la Administración Obama, los tres eran civiles.
Sólo Kelly y Mattis, designado para dirigir el Pentágono, requieren la confirmación del Senado. No así el general Flynn, el más controvertido de los tres por sus declaraciones incendiarias en la campaña, su proximidad con la Rusia de Vladímir Putin y su afición a difundir las teorías conspirativas más descabelladas.
Los tres tienen en común que ostentaron cargos de peso con el presidente Barack Obama pero mantuvieron una relación tensa con él. Y los tres participaron en la guerra de Irak, a la que Trump dice falsamente haberse opuesto.
Trump designa embajador en China a un político cercano a Xi Jinping
El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este miércoles la nominación de Terry Branstad como embajador en China. Branstad, de 70 años, es gobernador de Iowa y se considera cercano al presidente chino, Xi Jinping, al que le gusta llamar "viejo amigo". Ambos se conocen por los viajes de Xi a Iowa, donde hizo un intercambio académico como estudiante. Más adelante, como joven político, intentó tender puentes con el sector agrícola de ese Estado rural en el Medio Oeste de EE UU.
El Ministerio de Exteriores chino aplaudió la designación de Branstad. Con el nombramiento, Trump manda un mensaje conciliador a China. En campaña, el republicano criticó la política comercial del gigante asiático, al que amenazó con imponer un arancel para frenar el desembarco de productos en EE UU. Trump reiteró los reproches hace unos días tras la polémica desatada por su conversación telefónica con la presidenta de Taiwán, la primera conocida entre altos cargos desde que Washington y Taipéi rompieron relaciones en los años 70. La llamada enfureció a Pekín, que considera a la isla parte de China.
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