‘House of Cards’ teme a los periodistas
Los representantes vetan a los reporteros que hayan cubierto la campaña electoral de EE UU para una jornada de entrevistas y visitas al plató de la serie porque temen que se mezcle realidad y ficción
La crispación política en Estados Unidos ha logrado despertar temores incluso en House of cards, la serie que ha retratado la política de Washington como un verdadero lodazal, dominado por cínicos, políticos corruptos, puros delincuentes. Los agentes de esta producción de Netflix organizaron una serie de entrevistas y visita al set de grabación para esta semana, pero vetaron a los periodistas que cubrieran o hubieran cubierto la actualidad política. El argumento facilitado por los distribuidores en Estados Unidos, por correo electrónico, fue que la negativa venía por parte de los representantes, pues estos temían que se asociara la ficción a la política real, y querían evitar que los lectores de los artículos resultantes se confundieran.
House of Cards narra principalmente cómo Frank Underwood (Kevin Spacey), llega a la presidencia con varios cadáveres (metafóricos y reales) a la espalda, urdiendo complós y tendiendo una emboscada a su jefe cuando es presidente. Mientras, su esposa, una calculadora Claire (Robin Wright), aguarda al momento adecuado para lanzar su propia carrera política, con parada final también en la Casa Blanca.
A este maquiavélico matrimonio, demócrata, lo han comparado frecuentemente con Bill y Hillary Clinton. El argumento de algunos episodios se asemeja a momentos reales de la vida política de la pareja, pero también a leyendas urbanas esparcidas por sus enemigos, como la referente al suicidio de un colaborador suyo (Vince Foster, en la vida real), que los conspiranoicos señalaban como un asesinato encubierto y que, en la ficción, comete Frank Underwood con sus propias manos.
Para Donald Trump, la política real de la capital estadounidense no dista tanto de esa de la serie (asesinatos al margen). El presidente electo convirtió la corrupción de Washington en unos de los leitmotiv de su discurso: “¡Quiero que todo el establishment corrupto de Washington lo sepa: vamos a drenar el pantano!”, clamaba en los mítines.
Lo crispado de esta campaña electoral ha dejado a House of Cards con poco cuerpo para comparaciones. El veto no afectaba solo a los corresponsales políticos, sino a los reporteros en cuyo historial figurara temática política. Solo aceptaban a periodistas especializados en “entretenimiento”.
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