Bruselas quiere que actúes si oyes llamar a alguien “puta” o “maricón”
La capital belga lanza una campaña para que los ciudadanos dejen de mirar a otro lado ante los insultos en plena calle
Caminar por determinadas calles de Bruselas es para las mujeres lo más parecido a un siniestro concurso de obstáculos. En una de las ciudades más cosmopolitas de Europa, capital de las instituciones comunitarias, el acoso en forma de silbidos, insultos o insinuaciones sexuales es un hecho cotidiano. Ahora, la región de Bruselas trata de poner coto a estas humillaciones mediante una campaña masiva de carteles y folletos que apelan a la acción de los testigos bajo el lema Señala la violencia. "Acércate a la víctima y entabla conversación con ella como si os conocierais sin perder de vista al agresor e ignorándolo hasta que se vaya. Si es necesario llévala a un lugar seguro y no te marches hasta que se haya recuperado del incidente y se sienta segura para estar sola. Entonces, avisa a las autoridades", son algunas de las recomendaciones para los que presencien este tipo de hechos.
La del acoso es una historia que dista de ser nueva en Bruselas. Hace cuatro años, un vídeo grabado por la estudiante Sofie Peeters con cámara oculta escandalizó a la sociedad belga. En el camino, frases como: "Es usted muy guapa señorita"; "¿Te tomas algo conmigo? En mi casa por supuesto, no en un café. En la cama, ya sabes". O vejaciones breves y directas a su paso: "Perra. Puta". De la indignación que siguió a las imágenes, que acabaron convirtiéndose en el documental Mujer de la calle, quedó la imposición por parte de las autoridades de multas administrativas de 250 euros a los culpables de acoso sexual. La medida fue acogida con escepticismo generalizado ante la dificultad de probar las ofensas. "Siempre puedes intentar llevar al hombre a comisaría y pedirle que repita lo que acaba de decirte", dijo entonces Peeters con ironía.
El asunto vuelve ahora a escena y la región de Bruselas utiliza el mismo lenguaje soez de los agresores en plena calle: este fin de semana personas vestidas de letras que imitan las del Scrabble, el popular juego de mesa, formarán insultos como "Puta" o "Maricón" en varios puntos de la ciudad para concienciar contra la violencia machista y la homofobia. Las cifras hablan por sí solas: según un estudio de la UE, una de cada tres mujeres belgas ha sido víctima de violencia física o sexual, mientras que el 60% ha vivido algún tipo de intimidación sexual. Otro informe, este de la Universidad de Gante, indica que nueve de cada diez personas de la comunidad LGTBI han sufrido hostigamiento físico o psicológico en Bélgica.
"Me molesta que haya personas que para huir de la violencia adapten su comportamiento, por ejemplo llevando faldas más largas, recogiéndose el cabello o en el caso de las parejas homosexuales, evitando darse la mano. No son las víctimas quienes tienen que cambiar sino los maltratadores", defiende la responsable de Igualdad Bianca Debaets, impulsora de la campaña. Entre los consejos para las personas que se vean acorraladas, el Gobierno recomienda gritar, entrar a un lugar concurrido, avisar a viandantes o una salida que se antoja un tanto ingenua dada la calaña de los interlocutores: tratar de calmar al acosador y hacerle entender que no toleras su conducta.
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