El rascacielos del año está en Shanghái
El edificio Shanghái Tower recibe el premio Emporis al mejor diseño de 2015
El segundo edificio más alto del mundo, la Shanghai Tower, es también el más bello de este año. Al menos para la compañía de datos inmobiliarios Emporis, que le ha otorgado su premio al rascacielos mejor diseñado de 2015.
Con un coste de 2.400 millones de dólares, desde su inauguración el año pasado ya es uno de los más característicos de la zona de Pudong, el símbolo de la modernidad shanghainesa. Con una altura de 632 metros y 128 pisos, es el más alto de toda China, y en todo el mundo solo le supera la torre Burj al Khalifa de Dubai.
Lo más llamativo del rascacielos, creado por el arquitecto chino Jun Xia y la firma Gensler de San Francisco, es su diseño retorcido a la manera de un sacacorchos. Esa peculiar forma no solo reduce en un 24% el efecto del viento, algo imprescindible a las alturas a las que se encuentran sus últimos pisos; también encamina el agua de lluvia a una serie de depósitos, donde se recicla para su uso en los sistemas de calefacción y aire acondicionado.
Todo en este edificio es superlativo. La superficie de sus pisos suma 420.000 metros cuadrados. Tardó seis años en construirse, y solamente para rellenar sus cimientos los camiones tuvieron que estar vertiendo cemento durante 63 horas ininterrumpidas. Cuenta con una piscina a 393 metros de elevación, y el restaurante más alto del mundo.
Para desplazar con la suficiente rapidez a sus usuarios y conseguir que suban o bajen a lo largo de la inmensa estructura sin interminables esperas cuenta con 106 ascensores que son los más rápidos del mundo. Fabricados por Mitsubishi, son capaces de viajar a 20 metros por segundo, o 72 kilómetros por hora.
El jurado del premio ha alegado no solo la calidad del diseño, sino su funcionalidad y eficiencia energética. Una doble capa de 20.000 ventanales de cristal aísla el edificio y permite la entrada de luz, mientras que 270 turbinas generan la suficiente electricidad como para encargarse de la iluminación externa del rascacielos, que alberga un hotel, tiendas y oficinas.
Aunque la belleza y la innovación de su diseño no le ha eximido de algún accidente. En mayo, uno de sus ventanales se desprendió a la altura del piso 76 y se desplomó sobre la calle. Felizmente, nadie sufrió heridas de gravedad.
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