Asheville: una isla demócrata en un mar republicano
La ciudad pertenece al único condado del suroeste de Carolina del Norte que votará mayoritariamente a Clinton
Cuando uno se sienta en las profundas butacas de cuero del bar Battery Park Book Exchange, es muy fácil que olvide que ahí fuera se está viviendo la campaña más dura de Estados Unidos desde hace mucho tiempo. El Book Exchange de Asheville es un templo de libros usados de cuyos altavoces suena piano jazz de los años 60 mientras se escucha de fondo el silbido de la máquina de café exprés. Por todas partes hay sofás de madera robusta, a juego con las históricas galerías comerciales de estilo neo-tudor inglés en las que están las librerías.
Asheville, a los pies de la Cordillera Azul, es en muchos aspectos una isla, y no solo por que conserva un gran patrimonio arquitectónico. Asheville se labró antaño un nombre como ciudad hippie y moderna y está en el único condado del montañoso estado de Carolina del Norte, en el sudoeste, que vota a los demócratas.
En la zona poco desarrollada de los Apalaches son susceptibles al mensaje populista de Donald Trump. Aquí, en el condado de Buncombe por el contrario estuvieron abiertos ante otro mensaje populista. "Esta región votó masivamente en las primarias a Bernie Sanders", explica Tom Sullivan, vicepresidente del partido en el condado. Los obreros blancos de los Apalaches estuvieron en el año 2008 al lado de Hillary Clinton en las primarias demócratas. Ocho años después, se le ha escapado una buena parte de ese electorado . Muchos votaron a Sanders, otros cambiaron a Trump.
Asheville estaba deprimida cuando se cerraron las fábricas textiles y mobiliarias. «En los años 70 se cerró todo el casco urbano», asegura Sullivan. Pero los habitantes se negaron a que se demolieran los edificios arquitectónicos antiguos. La ciudad se convirtió en un atractivo para hippies y artistas. "Hace 15 años los hippies comenzaron a fundar pequeñas cervecerías", comenta Sullivan. Y debido al patrimonio arquitectónico y a la cercanía a las montañas, la ciudad también se convirtió en un foco turístico. Los hippies y los artistas se preocuparon de que la ciudad fuera demócrata.
En Carolina del Norte, a finales de la semana pasada, se abrieron las oficinas electorales de voto anticipado. Sullivan informó de los datos del primer día de votaciones. Si bien es cierto que no sabe lo que ha votado la gente, sí que sabe a qué partido están afiliados. Y los números dan esperanzas a los demócratas. Acudieron a votar aproximadamente una sexta parte más de ciudadanos que en el año 2012. Una gran parte de este aumento es del lado demócrata y de independientes, mientras que la movilización de los republicanos ha descendido notablemente. Se ha observado la misma tendencia en otros estados. Pero Sullivan advierte ante el gran optimismo. "Los republicanos tienen la última palabra", añade. Mientras que los demócratas son buenos en llevar a sus votantes al voto anticipado, los republicanos llevarán a los suyos a votar masivamente el día de las elecciones.
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