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Estados Unidos libera al autor del diario censurado de Guantánamo

Slahi es transferido a su Mauritania natal tras 14 años encarcelado sin ser acusado de ningún delito

Mohamedou Ould Slahi, este martes en Mauritania
Mohamedou Ould Slahi, este martes en MauritaniaSTRINGER (AFP)

La voz de Linda Moreno transmite emoción y felicidad. “Todo el equipo está jubilante. Estamos entusiasmados”, explica la abogada por teléfono desde Florida. Su cliente, el mauritano Mohamedou Ould Slahi, ha abandonado el penal estadounidense de Guantánamo (Cuba) tras pasar 14 años encarcelado sin haber sido acusado de ningún delito. Slahi es un icono del limbo de detención indefinida y abusos que encarna Guantánamo desde que el año pasado publicara el primer diario de cautiverio de un recluso que seguía en la cárcel militar.

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Slahi, nacido en 1970, llegó la noche del lunes a su Mauritania natal, donde empezó la pesadilla que le llevaría en agosto de 2002 a Guantánamo por presuntos lazos terroristas. Con buen aspecto físico, sonriente y vestido con ropa tradicional, el excarcelado fue recibido por sus allegados en la casa de su familia en un barrio trabajador de Nuakchot, la capital del país. A su llegada, agradeció los “esfuerzos” de las autoridades mauritanas para acogerlo. Está libre de todo cargo judicial en su país, según informa la agencia Efe.

La salida de Slahi, que era ingeniero de telecomunicaciones, tiene lugar a los tres meses de que un comité interno aprobara su liberación tras considerar que ya no era peligroso, lo que en algunos casos lleva mucho más tiempo. Entonces, explica la abogada Moreno, el Gobierno mauritano se ofreció a acogerlo.

Con la marcha de Slahi, quedan 60 detenidos en Guantánamo, un tercio de los cuales han sido autorizados a ser liberados si se encuentra un país que quiera aceptarlos bajo un régimen inicial de libertad vigilada. La mayoría no han sido acusados de nada. A tres meses del fin de la presidencia de Barack Obama, la Casa Blanca mantiene la voluntad de cerrar el penal, como prometió el mandatario demócrata hace casi ocho años.

“Son días de completa alegría y reflexión”, dice Moreno, que representaba gratis, junto a otros dos abogados, a Slahi. “Deseamos que aquellos que permanecen reciban la justicia que se merecen”, agrega en referencia a los presos en el centro de detención de Guantánamo, abierto en 2002 por el Gobierno del republicano George W. Bush para albergar a sospechosos de terrorismo y esquivar las protecciones internacionales.

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Slahi escribió en 2005 en su celda de aislamiento Diario de Guantánamo, la más completa y espeluznante recopilación de los abusos (sexuales, privación de sueño y alimentación, posturas extremas en salas congeladas) que padeció en la prisión y que fueron confirmados en investigaciones oficiales. El libro se publicó en enero de 2015, tras autorizarlo el Gobierno estadounidense una vez tachadas más de 2.500 palabras alegando motivos de seguridad. Y rápidamente se convirtió en un éxito de ventas.

“Empecé a alucinar y a escuchar voces de forma clara”, describe el exrecluso en el libro, en que detalla su día a día en Guantánamo. Revela cómo los interrogadores ofrecían comida del local de McDonald’s que hay en la base militar como incentivo a los reos para hacerles hablar. Y sus reflexiones sobre el penal: “Me gustaría creer que la mayoría de estadounidenses quieren que se haga justicia, y no están interesados en financiar la detención de gente inocente”, escribe en el último párrafo del diario.

Moreno vio por última vez a su cliente a finales del año pasado. Entonces, explica, él era consciente del impacto del libro. “Es una persona muy humilde, así que puedo decir que recibió toda la atención y los elogios con gran humildad y un poco de vergüenza”, dice la abogada, una estadounidense de origen cubano que ejerce de abogada desde hace 36 años.

EE UU arrestó en noviembre de 2001 a Slahi en Mauritania al considerar que podía estar involucrado en un fallido atentado en Los Ángeles en 1999, lo que nunca se demostró. La sospecha se alimentaba por el hecho de que Slahi, que vivió en Alemania y Canadá, había entrenado en los años noventa en un campo de Al Qaeda y había combatido al Gobierno comunista de Afganistán cuando este era enemigo de EE UU. Un avión de la CIA lo trasladó sin aviso de Mauritania a una cárcel secreta en Jordania, en julio de 2002 a una prisión en Afganistán y en agosto a Guantánamo.

Allí ha permanecido hasta ahora sin cargos. En 2010, un juez federal decretó su liberación al aceptar la petición de hábeas corpus hecha por su defensa. El Gobierno estadounidense recurrió y el caso no se destrabó hasta la decisión del comité hace tres meses.

La letrada está segura de que hay funcionarios estadounidenses que han leído el diario de Slahi. “El libro no tiene odio, solo compasión y entendimiento sobre cómo la gente a veces puede hacer cosas terribles a otro”, afirma.

Moreno cree que Slahi, rodeado por su familia en Mauritania, podrá superar los traumas de Guantánamo: “Tenemos una confianza extraordinaria en el futuro de Mohamedou. Tiene un don como escritor y es extremadamente inteligente”.

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