_
_
_
_

Israel airea su versión de la historia en un vídeo satírico

Un clip difundido por el Ministerio de Exteriores causa polémica por su repaso de 3.000 años de "presencia permanente judía"

Foto: reuters_live | Vídeo: Ministro de exteriores de Isral
Juan Carlos Sanz

En el tono de Vaya semanita, el programa de humor de la televisión vasca que creó escuela en España, o del legendario Saturday Night Live de la NBC estadounidense, un vídeo difundido desde del jueves en la página en Facebook del Ministerio de Exteriores de Israel sobre la historia del país batía récords en la noche del viernes con más de 300.000 visitas. “Bienvenido al hogar del pueblo judío”, es el título de un clip que en poco más de tres minutos repasa satíricamente tres milenios. “No importa quien viniera a llamar a la puerta, los judíos han permanecido en su hogar-dulce-hogar, la Tierra de Israel, durante 3.000 años”, apostilla el post del Ministerio. La cinta ha suscitado una amplia polémica, con cientos de comentarios tanto críticos —“Es una narrativa de la ignorancia, los judíos somos ya una minoría”—, como favorables—“Me encanta. Es fantástico. Muestra la historia de una forma tan divertida y creativa…”. – e incluso absurdos— “¡Alto al terrorismo judío contra los romanos!”—. Todos giran sobre el peculiar repaso histórico a las sucesivas oleadas de invasores de un territorio que también se conoce hoy como Tierra Santa.

Un plano inicial muestra la placa cerámica de la puerta de un típico apartamento israelí. “Jacob y Rachel. Tierra de Israel”, se lee en inglés. En el salón de la vivienda aparece una pareja judía joven y moderna —él no lleva la kipá ni ella el tocado de las mujeres casadas ortodoxas— con un bebé. Alguien llama a la puerta. “Son dos hipster de barba bien cuidada”, dice el marido, “seguro que quieren venderme una enciclopedia”. Mientras observa una de sus tablillas de arcilla con escritura cuneiforme les pregunta: “¿No han oído hablar de Wikipedia?”. Pero se trata en realidad de dos asirios armados con espadas que toman posesión de la casa y confinan a la familia en el dormitorio.

“Bueno. Estamos entonces en el 750 antes de Cristo”, intenta calmar Jacob a Rachel. "Hasta dentro de 2.750 años no tendremos algo de tranquilidad por aquí”. Babilonios de Nabucodonosor, macedonios de Alejandro Magno, romanos… todos irrumpen en el piso para pasar una temporada de entre dos y cuatro siglos, según los casos. Igual que los musulmanes de la “primera era árabe (sic)” que erigieron la mezquita de Al Aqsa en Jerusalén, o los cruzados, que acuden a custodiar los santos lugares de la cristiandad. Todos llaman a la puerta.

Unos 200 años después, sultanes mamelucos egipcios enclaustran a la familia judía en el cuarto del bebé, primero, y en una jaima en el patio trasero después. Son malos tiempos. Hasta que un refinado otomano retira las cortinillas de la tienda y les ofrece dulces. “¿Delicias turcas?”, les sugiere en un guiño a la práctica habitual en los vuelos de Turkish Airlines. “Parece que esto ya está más tranquilo”, reflexiona en voz alta Jacob. “¿Se habrá acabado ya todo?”.

Pero vuelven a llamar a la puerta. Esta vez es un militar británico tocado con salacot. Toma posesión del apartamento bajo el mandato internacional acordado tras la Primera Guerra Mundial. Es otro tipo de invasor, más educado, que comparte con la pareja judía un té con pastas en el salón, donde aún se observan los restos acumulados por los sucesivos ocupantes de la vivienda.

El vídeo —firmado por ZED Films, productora ya conocida en las páginas web del Gobierno de Benjamín Netanyahu— se toma ciertas libertades con la cronología y los hechos. No en vano en Israel es célebre la disputa entre historiadores tradicionales (con una visión sionista) y revisionistas (apegados a los documentos). “En nombre de la Sociedad de Naciones, les devuelvo su casa”, proclama el oficial británico en una escenificación apócrifa del nacimiento del Estado hebreo, antes de ser despedido ceremoniosamente.

Discrepancias históricas

En realidad, Israel nació en 1947, tras la partición entre judíos y árabes de la Palestina administrada hasta entonces por Londres, que fue acordada por Naciones Unidas, heredera de la Sociedad de Naciones extinguida en abril de 1946. El Ejército británico se retiró tras la decisión de la ONU, después de haber sufrido los ataques de organizaciones armadas clandestinas judías, una de la cuales hizo volar por los aires en julio de 1946 una ala entera del hotel King David de Jerusalén, a la sazón cuartel general militar, causando 91 muertos.

La visión histórica que ofrece el vídeo difundido por el Ministerio de Exteriores es grata a la ideología mayoritaria en el Gobierno de Netanyahu, considerado el más conservador en la historia del Estado judío. En la coalición hay dos partidos ultraortodoxos judíos, otro de extrema derecha y uno que defiende los intereses de los colonos asentados en Cisjordania y Jerusalén. Comparten la tesis de que el paísl se extiende desde el Jordán hasta el Mediterráneo, y de que la Tierra de Israel, el Eretz Ysrael bíblico de imprecisos contornos, les pertenece desde tiempo inmemorial.

Impecablemente realizado, al ritmo de la banda sonora marcada por una versión tecno del Hava Nagila, en un lenguaje que sintoniza con la narrativa digital de las nuevas generaciones, y con rasgos de humor notables, la cinta peca, sin embargo, de pretender contar la historia, pero no toda la historia. Como sostiene en Haaretz Allison Kaplan Sommer. “Ignora por completo la diáspora judía [que casi vació de hebreos el territorio] y muestra un perfil de judíos pasivos ante los invasores”. No hay “Masadas” en este relato en imágenes, viene a resaltar, al aludir a la numantina resistencia en la fortaleza de dicho nombre de un millar de judíos frente al Imperio Romano hace ahora 2.000 años.

El vídeo no es una pieza artística, sino un producto de la hasbará (explicación o aclaración, en hebreo), como denomina el propio Gobierno de Netanyahu a las acciones en defensa de la imagen de Israel mediante la diplomacia pública. De hecho, la pasada primavera, la viceministra de Exteriores, Tzipi Hotoveli, anunció la convocatoria de un concurso de vídeos de hasbará con importantes premios en metálico, dirigido tanto al público en general como a productoras especializadas. "Es una maravillosa oportunidad para quienes quieran contribuir con su talento a cambiar el discurso público y mejorar la imagen de Israel", precisó Hotovely.

Pero, ¿dónde aparecen los palestinos en esta película de 3.000 años? Rebobinemos hasta la última escena. El militar británico se aleja y se cierra la puerta de la casa. “Al fin tendremos un Estado en la Tierra de Israel”, lo celebran bailando el Hava Nagila Jacob y Rachel. De repente, alguien golpea de nuevo con los nudillos sobre la placa cerámica. Es una pareja también joven: él cubre su cabeza con una kufiya, el pañuelo que popularizó Yasir Arafat; ella porta un hijab (velo islámico) negro. Haaretz asegura que las dos parejas se dan la mano al final. En las imágenes de la versión del vídeo que ha cotejado este corresponsal solo se ven miradas de desconcierto y gestos de estupefacción. Lo demás es silencio. 

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_