Un botín de 27 millones de votos; pero, ¿quién irá a las urnas?
En Siracusa, entre los inmigrantes académicos de Estados Unidos: "Nosotros, los gigantes dormidos y la pesadilla Trump"
"Será el voto de los latinos el que decidirá estas elecciones. Nadie puede ganar sin ellos. Y los latinos no votarán a Donald Trump". En su despacho situado en la tercera planta de la Maxwell School of Citizenship and Public Affairs de Siracusa, la prestigiosa Universidad del estado de Nueva York cuyos edificios neoclásicos y sus torres almenadas recuerdan al castillo de Hogwarts de la saga de Harry Potter, el catedrático Rafael Fernandez De Castro Medina está convencido. Pero el politólogo, asesor durante mucho tiempo de Felipe Calderón, el expresidente de México que despenalizó la inmigración ilegal, sabe que esos 27 millones de votos —son muchos los latinos en Estados Unidos— son considerados como "el gigante dormido" por la incapacidad, hasta el momento, de movilizarse políticamente e influir.
"El voto latino es la llave potencial de la Casa Blanca. Aunque, una vez más, la incógnita será cuántos realmente se registrarán e irán a votar. Muchos no hablan inglés, no conocen las leyes y viven en condiciones de extrema pobreza. Pero este año algo ha cambiado: creo que el gigante latino se ha despertado". He aquí el arma secreta de Hillary Clinton: según la última encuesta del Wall Street Journal/Nbc News/Telemundo publicada ayer, ese 6% que lleva por delante de Trump se debe sobre todo a ellos. El 65% de los latinos está dispuesto a votarla a ella, mientras que solo el 17% prefiere a Trump. En resumen, Hillary gusta a 8 de cada 10 latinos, una aprobación más alta que la que tuvo Barack Obama en 2012, quien obtuvo el beneplácito de solamente el 44% de los hispanos. "Trump ha ido demasiado lejos con los insultos y las amenazas. Toda la diáspora latina está ahora mismo comprometida a luchar contra él. Harán de todo para llevar a la gente a votar. Y será ese voto, el que marcará la diferencia", explica De Castro.
Entre los más preocupados, por supuesto, están los estudiantes latinos. Llegan aquí, a Siracusa, procedentes de toda Sudamérica gracias a una beca especial para estudiantes hispanos. Para ellos, lo que está sucediendo en Estados Unidos es paradójico. "Vine de Lima, Perú, a estudiar en esta prestigiosa universidad", explica Adriana Arapiega Muñoz, quien está completando sus estudios con un máster en administración pública. "Debato sobre cosas muy interesantes con profesores y estudiantes de todo el mundo. Hablamos de cómo mejorar las relaciones diplomáticas, abordamos cuestiones de economía y reflexionamos sobre la ética de la ciudadanía. Sin embargo, existe un riesgo real de que antes de terminar el curso nos encontremos en unos Estados Unidos diferentes. Donde nosotros, los latinos, seremos personas no gratas: considerados ciudadanos de clase B. Y entonces, más que ética, ¿se ha vuelto el mundo del revés?".
Se une a ella su amiga Diana Chaman, también peruana: "Lo que propone Trump es un modelo económico insostenible, que va en contra de la modernidad. Esperemos que la gente lo entienda. Esperemos que los latinos se convenzan de que está en juego el futuro de todos: incluso el de sus países de origen".
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