Él conoce a los ricos y famosos
El alcalde de la ciudad más rica de EE UU, Aspen, cuenta a quién darán su voto los más adinerados
A tres horas de curvas en coche al oeste de Dénver, yace un pueblo enclavado en las escarpadas laderas de las Montañas Rocosas. El bosque de infinitos pinos y abetos que vela por el pequeño Aspen, lo hace mucho más inocente de lo que realmente es.
Steve Skadron es la antítesis del glamour de Aspen. Como alcalde, es invitado a todos los eventos, pero él no se mueve de su sitio. Para la entrevista, nos encontramos con Skadron en el segundo piso del Ayuntamiento. Hay unos esquís apoyados en la pared. El alcalde de la ciudad más rica del mundo bebe sorbos de agua de un termo de acero inoxidable.
Pregunta (P): Todos los días se encuentra con gente importante y famosa. Parece un trabajo bastante interesante.
Respuesta: (R): ¿Me ha preguntado en realidad si creo que mi trabajo es "interesante"?
P: Sí, por supuesto. ¿Y?
R: Para mí ni siquiera es un trabajo, sino un privilegio. No ando por ahí diciendo que soy el alcalde de Aspen. Me veo más bien como alguien al servicio de la comunidad.
P: ¿Qué diferencia al alcalde de Aspen de los demás alcaldes?
R: Tengo acceso a muchísima gente y eso me gusta. Aunque también hay retos.
P: ¿Retos?
R: A veces hay conflictos, porque la gente que viene a Aspen quiere traer consigo las expectativas de vida de la gran ciudad.
P: ¿Qué hay de malo en eso?
R: Aspen debería seguir siendo, en esencia, una estación de esquí. Tenemos aquí una cultura de pueblo de montaña. Los que vienen aquí deberían hacer sacrificios.
P: ¿Un ejemplo?
R: Hay gente que quiere una calle de sentido único frente a su casa o construir un edificio más alto que lo permitido.
P: Y entonces ¿usted le dice al millonario que no puede hacer una calle de sentido único?
R: Exactamente. No hay excepciones. En esta ciudad todo el mundo es más importante que su vecino.
P: ¿Le molesta cuando digo que usted es el alcalde de la ciudad más rica de los Estados Unidos?
R: Un poco, porque esa descripción no abarca muchos aspectos de Aspen. Es como si usted dijera que soy el alcalde de los rizos. Sí, casualmente tengo rizos, pero esto es solo una parte de mí.
P: Los habitantes de aquí no solo son ricos, sino también muy poderosos.
R: Sí, muchos de ellos son figuras importantes de Hollywood, de la economía o de la política internacional. A menudo me invitan y eso me halaga mucho.
P: Usted tiene acceso a mucha gente poderosa.
R: Así puedo exponer mis preocupaciones. Para mí la protección del entorno es muy importante. Como alcalde de Aspen he podido hablar en muchísimas conferencias, entre otras la Conferencia sobre el Cambio Climático en París.
P: ¿Puede estar tranquilo alguna vez?
R: Tengo un buen equilibrio, ya que también asisto a todos los eventos locales, como por ejemplo, las fiestas escolares.
P: En uno de estos eventos coincidió con Hillary Clinton...
R: Sí, fue emocionante. Yo intervine casi al final y fui presentado como alcalde. Clinton dijo: "Oh, maravilloso, el alcalde". Y luego me abrazó.
P: ¿Cómo es Clinton cuando se la conoce en persona?
R: Muy distinta que frente a la cámara. Puede reírse hasta de sí misma.
P: ¿A quién votará en noviembre?
R: Evidentemente apoyo a Hillary Clinton. No ha habido nadie nunca mejor preparado para asumir ese puesto.
P: ¿Hay partidarios de Trump en Aspen?
R: Aquí indudablemente perderá. Aunque algunos votarán a los republicanos, ya que siempre lo hacen.
P: He oído que los verdaderamente ricos que viven en lo alto de la ladera votarán a Trump. ¿Es cierto?
R: Podría ser verdad, sí.
P: ¿Cuál es su opinión personal sobre él?
R: Me da mucha tristeza saber que tanta gente le apoya. Es repugnante y veo en su forma de hacer política cierto paralelismo con la Alemania de los años 30.
P: ¿Con semejantes palabras no corre el riesgo de que los partidarios de Trump no vengan más a Aspen?
R: En Aspen todo el mundo es bienvenido.
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