El papa Francisco canoniza a la madre Teresa de Calcuta
El Papa proclama santa a la fundadora de las Misioneras de la Caridad ante 100.000 personas
El papa Francisco ha proclamado santa a la madre Teresa de Calcuta. Ante más de 100.000 personas congregadas en la plaza de San Pedro, y bajo un tapiz con el rostro de la fundadora de las Misioneras de la Caridad, Jorge Mario Bergoglio ha pronunciado en latín la fórmula por la que queda inscrito el nombre de la religiosa en el Libro de los Santos. Además de las delegaciones oficiales llegadas de todo el mundo –entre ellas la española, con la reina Sofía a la cabeza--, el Papa ha querido rendir homenaje a la nueva santa reservando un lugar preferente en la plaza a 1.500 personas sin hogar, que han llegado en autobuses desde varias ciudades de Italia y a las que invitará a pizza después del evento. Durante la homilía, Francisco ha dicho: "La madre Teresa hizo sentir su voz ante los poderosos de la tierra para que reconocieran sus culpas ante los crímenes de la pobreza creada por ellos mismos".
Una de las anécdotas más difundidas de la madre Teresa de Calcuta es aquella que refirió un periodista que la estaba entrevistando mientras ella limpiaba de gusanos la pierna de un moribundo. “Yo no haría eso ni por un millón de dólares”, le confesó el reportero, a lo que la monja respondió: “Por un millón de dólares, yo tampoco lo haría”. El pasaje refleja que Agnes Gonxha Bojaxhiu, nacida en la actual Macedonia en 1910 y fallecida en la India en 1997, fue una mujer entregada a los más pobres, pero también una excelente relaciones públicas. Viajó por todo el mundo y se entrevistó con los más poderosos para impulsar la labor de las Misioneras de la Caridad, la congregación que fundó en 1950 y por la que recibió el Premio Nobel de la Paz en 1979.
Más de 100.000 personas han acudido a la ceremonia de canonización, convirtiéndola en el acto central del Año Santo de la Misericordia –que inauguró Jorge Mario Bergoglio el pasado 8 de diciembre y que concluirá el 20 de noviembre--. Se cierra así un círculo que se abrió el día de su muerte, el 5 de septiembre de 1997, cuando millones de personas acompañaron sus restos mortales por las calles de Calcuta y jefes de Estado de todo el mundo acudieron al funeral.
Ya para entonces, la madre Teresa había abierto, en 123 países, 610 misiones de las misioneras de la Caridad, una congregación para la que había obtenido el permiso del Vaticano en 1950 y cuya declaración de intenciones era permanecer al lado de los más necesitados: “Cuidar a los hambrientos, los desnudos, los que no tienen hogar, los lisiados, los ciegos, los leprosos, toda esa gente que se siente inútil, no amada, o desprotegida por la sociedad, gente que se ha convertido en una carga para la sociedad y que son rechazados por todos". Debido a la presión popular y al carisma de la madre Teresa, el papa Juan Pablo II –que la había visitado en Calcuta e instalado una de sus casas de caridad en el Vaticano— decidió, mediante una dispensa papal, que el proceso de beatificación se iniciara a los dos años de su fallecimiento, y no a los cinco como establece el Derecho Canónico. El propio Karol Wojtyla la declaró beata en 2003 tras reconocer un supuesto milagro de la madre Teresa en la curación de Monica Bersa, una mujer india de 34 años que padecía un tumor en el abdomen y que al parecer desapareció sin tratamiento médico en 1998.
Al igual que Monica Bersa asistió en 2003 a la ceremonia de beatificación, en la de canonización está presente el brasileño Marcilio Andrino, cuya extraña curación se ha adjudicado por el Vaticano a la intervención de la madre Teresa, constituyéndose así en el segundo milagro necesario para elevarla a los altares. Andrino, un ingeniero de 43 años, ha comparecido junto a su esposa ante los 600 periodistas y 125 canales de televisión acreditados para el evento y, con todo lujo de detalles, cómo en 2008 fue hospitalizado de urgencia y se le diagnosticó una infección rara en el cerebro e hidrocefalia. “Al no producir efecto los antibióticos”, explicó, “los médicos decidieron operar pese a que la intervención era muy peligrosa. Seguí rezando y, el día de la operación, me levanté sin dolor de cabeza y con una gran paz interior. Los médicos decidieron aplazar un día la intervención, pero ya no hubo necesidad. Los abscesos se habían reducido en un 70% y la hidrocefalia había desaparecido”. Ante la impresión de algunos y el escepticismo de otros, el ingeniero Andrino remató: “No me considero un privilegiado. Esto que me ha sucedido hoy a mí, mañana le puede pasar a otro”.
A la ceremonia de canonización, que se inició a las 10.30 del domingo en la plaza de San Pedro, asisten delegaciones oficiales de numerosos países. Al frente de la española está la Reina Sofía, quien –según detalla en una nota de prensa la Casa del Rey— “mantuvo muy buena relación con la madre Teresa, con quien tuvo la posibilidad de estar en distintas ocasiones y a la que admiraba profundamente”. La delegación está compuesta, entre otros, por la presidenta del Congreso, Ana Pastor, y el ministro de Asuntos Exteriores en funciones, José Manuel García Margallo.
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