La Mala Educación…de los adultos
Pasados 25 años de la Constitución del 91, Colombia aún no ha asumido que es un país laico
Las calles de las principales ciudades colombianas se llenaron de gente protestando en contra de la actual ministra de Educación, Gina Parody, y la supuesta instauración de una ideología de género. La reacción fue en masa porque la nuestra es una sociedad tradicional y religiosa mayoritariamente, en un tema muy sensible porque toca los linderos de lo íntimo de familias.
Subestimó la ministra además la utilización política del procurador general Alejandro Ordoñez y otros sectores que seguro creyeron que todos los que gritaban consignas en las manifestaciones grandes y espontáneas, eran potenciales electores suyos, listos a esconder sus pecados bajo las sotanas y las togas.
Bien le dijo Don Quijote a Sancho: “Con la Iglesia nos hemos topado”. Y añado que aún más allá de la Iglesia, con otros que desde la ira en nombre de los valores, gritan su homofobia impidiendo que padres de familias decentes, educadoras con pensamientos y posturas distintas puedan expresar sus posiciones contrarias a la de la sentencia de la Corte Constitucional que pide garantizar entornos escolares sin discriminación y revisar la orientación sexual que se imparte.
Eso es lo más grave de todo lo que ha pasado: que en Colombia termine por imposibilitarse un diálogo por fuera del activismo y el fanatismo de ambos lados. Al punto que desde la oposición a la ministra, hicieron publicar una cartilla de pornografía homosexual de Bélgica para inducir la confusión y acusar a Parody en las redes sociales.
Por la tolerancia y el respeto a la diversidad terminamos enfrentados al miedo legítimo de la instauración de una ideología de género, donde no había tal propósito. Y todo porque hay grupos de la sociedad colombiana dedicados a repetir mentiras hasta volverlas verdades sin importarles engañar a los más vulnerables, sin el suficiente acceso a información y formación. Aprovecharse como lo hacen en época electoral.
La propia ministra, ya superada emocionalmente por el matoneo al que fue sometida por sus preferencias sexuales, se dejó confundir entre negar la cartilla y la existencia real de documentos que convino con el Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa), Unicef, PNUD y Colombia Diversa entre otros, y con los que buscaba avanzar en una política pública para que en los colegios nunca más un niño/niña se suicide por culpa de burlas inhumanas como le ocurrió a Sergio Urrego. Lástima que no convocara a esa misma discusión a sectores antagónicos que podían aportar y con los que quizás se habría ahorrado la mitad de los insultos.
Ese documento, que no tenía aún el aval del Ministerio para su publicación, contiene frases que han generado mucha polémica como que “no se nace siendo hombre o mujer sino que se aprende a serlo” y preguntaba si en los manuales actuales hay expresiones como “la preservación de la moral y las buenas costumbres”.
El propósito de darle a la sexualidad un valor más cultural que biológico en los manuales de convivencia en los colegios para que no haya exclusión sexual, para que se respete la orientación y la identidad de género de los estudiantes, preguntar sobre el uso de baños mixtos, sobre derechos en la forma de vestir, etc., todo nace de la sentencia de la Corte Constitucional en respuesta a una tutela instaurada por la madre del joven Urrego.
Quedan muchas preguntas de este debate: ¿Son los manuales de ‘Ambientes escolares libres de discriminación’ un modelo para fijar las pautas de convivencia e inclusión sexual en los colegios o son apenas una parte de la labor pedagógica, como ocurre con la paz y aprender a vivir en reconciliación?
Si algo quedó claro esta semana en Colombia como en la película de Almodóvar es la Mala Educación. También que pasados 25 años de la Constitución del 91, aún no hemos asumido que somos un país laico, que también garantiza el respeto por diversos credos.
A la ministra Parody le cobran dar un debate que un heterosexual posiblemente sí habría podido imponer. Para quienes no es creíble que no hay sesgo en las políticas del Ministerio, en Colombia la autonomía de los colegios y la de los padres a escoger la educación de sus hijos está garantizada. La que no está garantizada es la de cómo educar a los adultos, a los padres, que estamos mucho más lejos que nuestros propios hijos en saber vivir en la tolerancia y en el respeto por el otro. Son en general los niños ejemplo de solidaridad y amor. Estoy segura que se van dañando con el ejemplo de los padres mucho más que de los profesores.
Diana Calderon es directora de informativos y de @hora20 de Caracol Radio Colombia. Twitter @dianacalderonf
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