Francia da instrucciones a las escuelas ante la amenaza terrorista
El próximo ciclo escolar habrá simulacros de atentado y vigilancia ante signos de radicalización
Dentro del contexto de amenaza terrorista, en particular tras los dos últimos ataques de julio en Niza y en Normandía, el Gobierno francés quiere reforzar las medidas de seguridad en sus escuelas e institutos, temidos blancos de posibles ataques. Las nuevas medidas, que se pondrán en marcha al inicio del nuevo curso escolar, incluyen un simulacro de atentado durante el año, la formación de alumnos a los “gestos que salvan” y una mayor vigilancia de posibles signos de radicalización entre profesores y estudiantes. Estas se suman a una serie de iniciativas iniciadas ya tras los ataques del año pasado. Los ministros de Educación y de Interior darán más información al final del verano.
“La seguridad en las escuelas e instituciones escolares es una prioridad absoluta”, detalla una nota de instrucciones conjunta del Ministerio de Educación y del de Interior, firmada el pasado 29 de julio y dada a conocer al público este miércoles. “Los recientes atentados y el contexto de amenaza terrorista imponen reforzar la vigilancia”, añade el texto, dirigido a las delegaciones de gobierno y a los rectores académicos.
La primera recomendación pasa por la circulación de la información y la coordinación de los esfuerzos de prevención, por lo que pide a los directores escolares organizar reuniones al inicio del curso con los padres para ponerse al corriente del conjunto de las medidas. El día anterior de la vuelta al colegio, los responsables de los centros deberán también probar un sistema de alerta por mensaje de texto, destinado a avisar toda la profesión en el menor tiempo posible de cualquier ataque.
Durante el conjunto del año se realizarán tres ejercicios de seguridad, uno de los cuales será un simulacro de atentado en el que un terrorista habría penetrado en la escuela. En este caso, la alarma debe emitir un sonido diferente al de una alarma en caso de incendio, recuerda el texto. Estos se inscriben dentro del Plan Particular de Puesta en Seguridad (PPMS, en sus siglas en francés), el cual se creó tras la explosión de la empresa química AZF en Toulouse, en el sur de Francia, en 2001. El Plan prevé diferentes catástrofes o situaciones de crisis a las que profesores y alumnos deben prepararse mediante un simulacro. Inicialmente se realizaba un ejercicio de este tipo cada año, desde los ataques de noviembre dos, y a partir del nuevo curso tres.
En diciembre, entre los posibles escenarios a disposición de los centros escolares, el ministerio de Educación proponía ya uno vinculado con el terrorismo, aunque era solo una opción entre otras. La academia de Marsella optó por ejemplo por un ejercicio que imaginaba la entrada de un asaltante en el establecimiento. Durante los 45 minutos que duraba el simulacro, los alumnos debían atrincherarse en sus clases, alejarse de las ventanas y puertas y tumbarse durante 20 a 30 minutos en las salas en silencio.
Ante un posible ataque, para mejorar su “capacidad a no dejarse sorprender y a tener las reacciones adecuadas”, todos los alumnos del equivalente de tercero de ESO serán “sensibilizados a los gestos que salvan”. Los alumnos delegados (elegidos por sus compañeros como representantes de cada clase), tendrán que aprobar un cursillo de primeros auxilios.
El texto pide también identificar los lugares que requieren un refuerzo especial de la seguridad en los “espacios particularmente vulnerables” de los centros, como los accesos segundarios, para iniciar cuanto antes las obras necesarias. Deberá también prestarse una atención particular a los alrededores de las escuelas, donde se reforzará la vigilancia, y evitar en lo posible las concentraciones de personas. Por último, el Gobierno recuerda la necesidad de mantener la vigilancia de alumnos y profesores que podrían estar en proceso de radicalización.
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