Putin se apoya en Irán y Azerbaiyán para reforzarse
La intención es de crear sinergias en nombre del provecho común en materia de telecomunicaciones, transporte y energía
Rusia, Azerbaiyán e Irán quieren reforzar su integración regional para afrontar los desafíos comunes, desde la explotación y el transporte de hidrocarburos a las comunicaciones viarias y de ferrocarril pasando por la lucha contra el terrorismo y la colaboración en el mar Caspio.
Esta intención de crear sinergias en nombre del provecho común fue el resultado de la cumbre trilateral entre los presidentes de Rusia, Vladímir Putin, Azerbaiyán, Ilham Aliyev, e Irán, Hassan Rouhaní, celebrada este lunes en Bakú, la capital de Azerbaiyán.
La cumbre, la primera en su género hasta ahora, fue precedida de reuniones bilaterales entre los tres dirigentes y concluyó con una declaración conjunta en la que éstos expresaron su deseo de “continuar el desarrollo multilateral de la colaboración” y de “profundizar y ampliar el diálogo político a distintos niveles en todas las cuestiones de interés”.
Para Putin, la cumbre de Bakú es una introducción a la cita con su colega turco, Recep Tayyip Erdogan, el martes en San Petersburgo. Esta será la primera vez que Putin se reúna con su colega turco después del enfriamiento de relaciones y la agria retórica que siguieron al derribo de un avión ruso S-24 en la frontera con Siria el pasado noviembre.
Para el Kremlin, las cita de esta semana se inserta en el intento de explorar y articular nuevas formulas de cooperación multilateral que incrementen la estabilidad, la seguridad y el papel de Rusia en el entorno euroasiático y del Cáucaso. Moscú está dispuesta a tratar con Bakú y Teherán sobre esquemas mutuamente ventajosos para crear una infraestructura de transporte energético en la región del Caspio, según manifestó Putin este lunes en Bakú. El líder ruso se refirió a la creciente inestabilidad en Afganistán y en Oriente Próximo y propuso activar el intercambio de información sobre actividades de los grupos islamistas radicales, tráfico de armas y narcóticos.
El presidente Alíyev, a su vez, mencionó reiteradamente el problema del Alto Karabaj (enclave controlado por Armenia en el territorio que la ONU reconoce como perteneciente a Azerbaiyán) e insistió en que debe resolverse sobre la base del principio de “integridad territorial”. El conflicto del Alto Karabaj, que estalló en 1988 cuando aún existía la URSS, es un obstáculo para la colaboración económica en la zona del Cáucaso. Tras un recrudecimiento de las tensiones el pasado abril, Rusia impulsó conversaciones entre los presidentes de Azerbaiyán y Armenia y, según fuentes diplomáticas de la zona, ha presionado a este último país para que muestre buena voluntad y devuelva a Azerbaiyán por lo menos parte de los siete distritos que los armenios controlan fuera del perímetro de la que fuera región autónoma de Alto Karabaj en época soviética. En Armenia (el principal aliado ruso en el sur del Cáucaso) reina una creciente insatisfacción ante la política de Moscú, que habría insistido ante los armenios para que no “reconquistaran” el terreno recuperado por Azerbaiyán en los enfrentamientos de abril, señalan los medios locales.
Alíyev manifestó el lunes que resulta "inadmisible" continuar el status quo en Nagorno Karabaj. Putin se entrevistará con el presidente armenio, Serzh Sargsián, el 10 de agosto en Moscú, según el diario Nezavísimaya Gazeta y de la diplomacia de esta semana pueden surgir condiciones para normalizar las relaciones entre Armenia y Turquía, afirma el rotativo Kommersant.
Moscú como proveedor de armas
Moscú vende armas tanto a Armenia como a Azerbaiyán y también a Irán. La colaboración en materia de industria armamentista pudo ser abordada en Bakú, adonde Putin fue acompañado del responsable gubernbamental de la industria militar, el viceministro Dmitri Rogozin.
Entre los proyectos comunes de Rusia, Azerbaiyán e Irán, impulsado en Bakú, está el corredor de transporte Norte-Sur. Producto de un acuerdo firmado en septiembre de 2000, el corredor debe unir el territorio de la India con el Norte y el Oeste de Europa por el territorio de Irán y Rusia en una ruta de 7200 kilómetros que reduce el tiempo de transporte de las rutas actuales por Suez y el Mediterráneo. En una primera etapa por este corredor se planea transportar cinco millones de toneladas anuales de carga y posteriormente más de 10 millones de toneladas.
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