El PAN busca hacer historia en Tamaulipas
El senador Francisco García disputa al priista Baltazar Hinojosa el Estado con una grave situación de inseguridad como telón de fondo
El rapto de Alan Pulido, el delantero del Olympiakos, ocurrido el sábado dejó ver lo sencillo que es secuestrar en Tamaulipas. El esposo de una prima del futbolista ordenó levantar al jugador de una fiesta porque le molestó que le tomaran fotografías. El caso de Pulido, que se autoliberó con una maniobra de película, se convirtió en anécdota en una entidad que registró casi un secuestro al día en 2015, la cifra más alta de los 32 Estados de México. Esto sin tener en cuenta la cifra negra de víctimas que no acuden a las autoridades a denunciar por temor.
La inseguridad ha sido el eje de la campaña electoral de 2016 en Tamaulipas. Este tema ha sido la obsesión de este Estado del noreste de México, en la frontera con Texas, desde 2010, cuando la violencia de la guerra contra el narcotráfico del Gobierno de Felipe Calderón se agudizó. Dos de los cárteles más sanguinarios, el del Golfo y Los Zetas , nacieron allí. Sus disputas por controlar un territorio por donde cruzan diariamente cinco mil camiones de carga rumbo a Estados Unidos tomaron como rehenes a los 3,2 millones de habitantes de la entidad. La gente se acostumbró a vivir balaceras en las calles que duraban horas, secuestros, extorsiones y desapariciones masivas. Con el Gobierno del PRI la situación no ha mejorado. Un sondeo de febrero hecho por el Gabinete de Comunicación Estratégica señala que el 55% de los pobladores cree que la inseguridad ha empeorado.
Nunca antes el PRI había visto tan cerca la posibilidad de perder un Estado que siempre ha gobernado
La campaña de este año es la más cerrada en la historia de Tamaulipas. Nunca antes el PRI había visto tan cerca la posibilidad de perder un Estado que siempre ha gobernado. Baltazar Hinojosa, el candidato del PRI-Partido Verde y Nueva Alianza, tiene la difícil tarea de conservar la posición. Un agricultor de sorgo con experiencia como diputado federal y alcalde de la ciudad fronteriza de Matamoros tiene como principal defecto haber visto crecer su carrera política a la sombra de dos polémicos exgobernadores, Tomás Yarrington y Eugenio Hernández, ambos buscados por la justicia de Estados Unidos y sobre quienes recaen sospechas de vínculos con el narcotráfico. En un acto de matar al padre, Hinojosa se vio obligado a deslindarse de ellos. “No soy Tomás, no soy Eugenio, no soy Egidio [el actual gobernador]… Soy Baltazar y siempre he sido gente de bien”, dijo en un mitin reciente.
Francisco García Cabeza de Vaca, del PAN, es el hombre que puede hacer historia. El hoy senador saltó a la política después de amasar una fortuna considerable con una empresa familiar. Logró ser exalcalde de Reynosa, una de las ciudades más importantes del Estado. Dentro del partido de la derecha mexicana, es un hombre cercano al grupo del expresidente Felipe Calderón. Su campaña ha sido una extendida —y estrepitosa— denuncia en contra de los “narcogobiernos” del PRI y la corrupción del sistema. Una de sus promesas es crear una policía certificada por autoridades de Estados Unidos.
Lo cerrado de la contienda provocó una guerra de lodo entre los partidos, que cruzaron acusaciones mutuas de vínculos con la delincuencia organizada. El PRI aseguró que unos cincuenta candidatos suyos renunciaron a hacer campaña, amedrentados por los delincuentes. El partido tricolor tuvo que retirarle la candidatura a otros tres aspirantes por sospechar que tenían vínculos con el narcotráfico.
Solo un sondeo afirma que Cabeza de Vaca triunfará este domingo. El resto de las encuestas afirman que Hinojosa será el ganador. La mayoría de los estudios de opinión se encuentran dentro del margen de error, lo que significa que ambos están en un empate técnico. Todo indica que, más que nunca, Tamaulipas definirá su futuro el cinco de junio.
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