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Valls acude al rescate de la imagen de Francia

“Queremos demostrar que un país amenazado por el terrorismo y con un conflicto social es capaz de superar la prueba”, asegura

Carlos Yárnoz

A sus 53 años, Manuel Valls asegura que ya ha aprendido “a relativizar porque, si no, se sufre”. Por eso, en medio de la tormenta social que vive Francia, el primer ministro resta gravedad y se muestra molesto por la imagen “deformada” del país en la prensa extranjera. A punto de arrancar en París la Eurocopa el día 10, hay refinerías paradas, huelgas en los trenes y paros anunciados en aviación. Valls lo reconoce, pero sostiene que los conflictos se resolverán antes o tendrán poca incidencia. Eso sí, sin ceder en la reforma laboral, origen de la protesta, porque ahora gobierna una izquierda “nueva, moderna”.

Manuel Valls en la Asamblea Nacional.
Manuel Valls en la Asamblea Nacional.BERTRAND GUAY (AFP)

“¿Cómo se gobierna un país así?”, se pregunta Valls. Se refiere a un país sometido a dos amenazas: la del yihadismo y la de la extrema derecha. Desde hace un trimestre, además, conmocionado por esa movilización sindical contra la reforma laboral que genera imágenes diarias de manifestaciones, huelgas o bloqueos.

Preocupado por esa fotografía de Francia, Valls convocó el miércoles a una decena de corresponsales, entre ellos uno de EL PAÍS, en su residencia de Matignon. Explicó durante hora y media que, aunque los franceses “viven un momento de inquietud profunda” por el terrorismo y por las protestas, Francia “es capaz de superar la prueba”.

Para lograrlo, el Gobierno confía en desactivar las huelgas con la ayuda de los que considera “sindicatos que negocian, que participan en las reformas”, por oposición a los “sindicatos de contestación”, con la CGT, el primer sindicato del país, a la cabeza. Esos sindicatos reformistas apoyan la reforma laboral, mientras la CGT exige su retirada. “Constato”, comentó el jefe del Gobierno, “que hay una mayoría de sindicatos favorables a la reforma”.

“¿Puede una organización minoritaria bloquear un país? ¿Puede hacer fracasar una reforma prevista por la ley?”. Es la CGT la que mantiene paradas o en bajo rendimiento las refinerías del país o bloqueados algunos puertos. “Estoy decidido a usar todo lo que permite la ley para los desbloqueos”. Las huelgas en trenes o las anunciadas de controladores o pilotos incluyen reivindicaciones salariales o de organización. Cree el Gobierno que se resolverán antes de la Eurocopa.

“Pido al periodista de EL PAÍS que diga a los españoles que pueden venir en coche, en avión o en tren”, comentó Valls para añadir que, aunque esta movilización es “difícil”, no es la primera ni la única en esta temporada en Europa. En Alemania ha habido paros en trenes y, en Barcelona, ha habido incidentes graves en las calles y, sin embargo, se ha publicado poco en la prensa internacional, se queja el jefe del Ejecutivo. “Y en Barcelona la policía ha sido menos apoyada que aquí”, dice al comparar el coche de policía quemado en París y el desalojo de okupas en la ciudad catalana.

Las reformas provocan rechazo porque "la izquierda no se ha modernizado", comenta Valls
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Más se queja de la alerta que ha lanzado Washington sobre posibles atentados en Francia, lo que provocará nuevas cancelaciones de viajes al país más visitado del mundo. “Tenemos siempre buenos amigos”, se lamenta, porque esa alerta no tiene, lo dice tres veces, “ningún fundamento”.

Las huelgas y protestas, unidas a la agravada división en la izquierda, han puesto de nuevo de relieve el rechazo que levantan las reformas en Francia, entre otras razones porque la izquierda “no se modernizó”, opina Valls. Ahora lo ha hecho. “Hay que explicar y a-su-mir, no ex-cu-sar-se permanentemente”, dice remarcando sílabas.

“¿Qué es esa historia de que no se puede reformar? Es posible y, además, mantener el modelo social”. Es lo que Valls dice que está haciendo desde que dirige el Ejecutivo hace 26 meses. Y es lo que ha fracturado aún más a la izquierda. “Desde 2014, tenemos 30 o 40 diputados socialistas que contestan todo lo que hacemos”. La historia se repite con gobiernos de izquierda. “Siempre nos acusan de traición; `traicionáis el ideal, las promesas, los compromisos´, dicen siempre”.

Ese grupo disidente y las huelgas han dinamitado el previsto lanzamiento de la precampaña de François Hollande para las presidenciales del año próximo. Iba a coincidir con su protagonismo durante la Eurocopa y lo que Valls llama “el alineamiento planetario”: buenos datos económicos –en crecimiento y empleo- y voluntad reformista. “Eso sí es nuevo en Francia”.

La principal reforma hasta ahora ha consistido en ayudar con 40.000 millones a las empresas. “Sí, debemos privilegiar la competitividad de las empresas porque crean empleo y riqueza”. Como consecuencia, Hollande y Valls arrastran muy bajos niveles de popularidad. Pese a todo, confían en remontar por los resultados que esperan de los cambios. Y aún confían más en el miedo que despierta Marine Le Pen. “¿Cuáles son los proyectos alternativos? ¿El de la extrema derecha?”

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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