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Los peregrinos iraníes a La Meca, víctimas de la hostilidad Riad-Teherán

Ambos Gobiernos se acusan de impedir que los iraníes puedan cumplir este año con el ritual

Peregrinos musulmanes posan en 2015 para un selfie cerca del Monte Arafat cerca de La Meca.
Peregrinos musulmanes posan en 2015 para un selfie cerca del Monte Arafat cerca de La Meca.AFP

"Aunque he esperado muchos años para poder peregrinar a La Meca, he decidido renunciar a este viaje y donar el dinero a una ONG", se resigna Zahra Javaherí, un ama de casa de unos cincuenta años y madre de tres hijos. Como ella, 60.000 musulmanes iraníes están viendo esfumarse este año su sueño de cumplir con uno de los cinco pilares del islam a causa de las malas relaciones de su país con Arabia Saudí, donde se encuentran los principales lugares sagrados de esa religión. Teherán y Riad se responsabilizan mutuamente del bloqueo.

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“Después de dos rondas de negociaciones sin resultados por culpa de las trabas saudíes, los peregrinos iraníes no podrán desgraciadamente efectuar el haj”, ha admitido este domingo el ministro iraní de Cultura y Orientación Islámica, Ali Jannati.

El haj, o gran peregrinación que todo musulmán debe realizar una vez en su vida, cae este año en septiembre, pero los preparativos para acoger a los millones de fieles que en esa fecha se dan cita en La Meca se ultiman varios meses antes. Tras la primera reunión preparatoria hace dos semanas, Jannati explicó que los saudíes pedían que los peregrinos iraníes solicitaran el visado en un tercer país, algo que su Gobierno ha considerado inadmisible.

Se trata de un asunto clave porque Arabia Saudí rompió relaciones diplomáticas con Irán el pasado enero tras el incendio de su embajada en Teherán a manos de un grupo de exaltados por la ejecución un clérigo saudí, de confesión chií, crítico con la familia real. De ahí que el reino haya ofrecido poner esos permisos en su Consulado de Dubái, a dos horas de avión de Teherán, lo que dificultaría el proceso para los iraníes.

Riad, que ha rechazado que esté bloqueando la participación de sus vecinos y acusa a Teherán de querer politizar el haj para dañar su reputación, propuso entonces un sistema de visados electrónicos. Según el Ministerio saudí de Peregrinaciones, también accedieron a la exigencia iraní de que compañías aéreas de ambos países se repartieran el traslado de los peregrinos a partes iguales. Además, aprobaron la petición iraní para que la Embajada de Suiza en el reino se encargara de la protección consular de los peregrinos.

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“La Organización iraní del Haj deberá responder ante Dios y ante la población de Irán por la imposibilidad de que sus peregrinos realicen el haj este año”, asegura un comunicado del ministerio saudí difundido por la agencia estatal SPA.

De acuerdo con esta versión, tras varias jornadas de reuniones maratonianas, el pasado viernes a primera hora, la delegación iraní expresó su deseo de regresar a su país, sin firmar el acuerdo final. No está claro que motivó esa reacción.

Los recelos de los iraníes son anteriores a este último rifirrafe. Muchos empezaron a ver de reojo la peregrinación tras la estampida del año pasado en La Meca, en la que según las últimas estimaciones independientes murieron al menos 2.400 personas, 464 de ellas iraníes, la nacionalidad más afectada. Sin embargo, el Reino del Desierto no ha actualizado la cifra oficial de 769 muertos, ni ha vuelto a mencionar la investigación que prometió sobre el accidente, el más grave en la historia del haj.

"Cada año muchos iraníes viajamos a Arabia Saudí y aportamos mucho dinero que luego usan contra nosotros ayudando a los fundamentalistas tanto en Oriente Próximo como en Europa", opina Maziar, un arquitecto treintañero a quien, en la actual situación, no le parece que el peregrinaje sea obligatorio.

Riad establece cuotas de peregrinos para cada país en función de su población. De acuerdo con ellas, 61.500 iraníes realizaron el haj en 2015. Sin embargo, muchos más lo hacen durante el resto del año, en lo que se conoce como umrah o peregrinaje menor, que también sufrió restricciones el año pasado en medio de las tensiones suscitadas por la intervención militar saudí en Yemen.

Pero en Irán donde rige la ley islámica (Sharía) desde hace 36 años y la religión está muy arraigada entre algunas capas sociales, no todo el mundo está dispuesto a renunciar. Sobhan, vendedor de electrodomésticos en una calle céntrica de Teherán, que con una barba de tres días y un rosario en mano da la impresión de ser muy religioso, recuerda que "el haj es uno de los deberes del musulmán que dispone de medios económicos para hacerlo y no puede suspenderse".

Solo los grandes ayatolás tienen autoridad para emitir una fetua cancelándolo y en las condiciones actuales prefieren echar la pelota en el tejado de los saudíes. No sería sin embargo la primera vez que los iraníes interrumpen el peregrinaje a La Meca. Tras un incidente similar ocurrido en 1987, Riad también cortó los lazos diplomáticos y esas visitas religiosas no reanudaron hasta su restablecimiento en 1991. Jomeini dijo entonces que la República Islámica podía “impedir temporalmente el haj (…) si lo requieren los intereses del país”.

Resulta difícil saber si aún hay algún margen para resolver las diferencias, pero en cualquier caso las declaraciones acusatorias de unos y otros reflejan un empeoramiento de las relaciones. En los últimos años, la rivalidad entre Irán (predominantemente chií) y Arabia Saudí (esencialmente suní) se ha proyectado sobre las guerras de Irak, Siria y Yemen, en las que ambos han respaldado a bandos opuestos.

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