Margaritas, Maná y Trump en el último Cinco de Mayo de Obama
El grupo mexicano fue el verdadero protagonista musical de la fiesta mexicana en la Casa Blanca
En la sala Este de la Casa Blanca, apenas se veía este jueves a personas sin un vaso de margarita en la mano. Ante la ausencia de banderas o sombreros mexicanos, era el mejor indicador de que se estaba celebrando la fiesta del Cinco de Mayo. En el vestíbulo de entrada a la residencia del presidente estadounidense, se servían tacos y una banda militar tocaba la ‘Guantanamera’ pese a ser una canción cubana.
El grupo mexicano Maná fue el verdadero protagonista musical del último Cinco de Mayo con Barack Obama de presidente. La fiesta se celebra más en Estados Unidos que en México. Muchos estadounidenses creen que es el día de la independencia mexicana cuando en realidad se conmemora la victoria del Ejército mexicano sobre el francés el 5 de mayo de 1862 en la ciudad de Puebla. No importa: el Cinco de Mayo es la excusa perfecta para llenar los bares con ofertas de ‘happy hours’ de margaritas, tequilas y nachos con guacamole.
En un escenario en la abarrotada sala Este, Maná interpretó siete canciones, entre ellas 'El Muelle de San Blas' o 'Corazón espinado'. Unas 200 personas los escuchaban, mientras bebían margaritas, tomaban compulsivamente fotografías con sus teléfonos móviles y los vitoreaban. Era un escenario inusual para la banda mexicana: un salón solemne y muy iluminado, y un público vestido elegantemente. Entre los asistentes estaban el músico cubanoamericano Emilio Estefan y el chef español José Andrés.
Fue la primera actuación de Maná en la Casa Blanca y la culminación de su acercamiento a Obama. El grupo participó en 2012 en un mitin del presidente en Nevada para tratar de cortejar el voto latino en las elecciones de ese año, en que fue reelegido. Y en enero de 2013, tocó en Washington en la fiesta de investidura del segundo mandato de Obama.
Maná y Obama no coincidieron en el escenario de la Casa Blanca. Hablaron brevemente después. El ritual de margaritas, teléfonos móviles alzados y vítores se multiplicó con Obama en el escenario. “Buenas tardes, feliz Cinco de Mayo. Bienvenidos a la Casa Blanca”, dijo el presidente en español al arrancar su discurso. La describió, en español, como una de las mejores “fiestas” del año en la capital estadounidense.
En la entrada de la residencia se servían tacos y una banda militar tocaba la ‘Guantanamera’ pese a ser una canción cubana
Ni Obama ni Maná hablaron de Donald Trump pero su nombre planeó sobre la sala. El millonario neoyorquino, que será el candidato republicano a las elecciones de noviembre, ha hecho de la retórica antiinmigración una de las señas de identidad de su campaña presidencial. Trump promete deportar a los 11 millones de indocumentados que se calcula hay en EE UU, construir un muro fronterizo con México, que asegura pagaría el país vecino, e instaurar un elevado arancel para frenar las deslocalizaciones comerciales.
En su discurso, Obama solo hizo una mención implícita a Trump. Dijo que para lograr una reforma del sistema migratorio, que él ha fracasado en impulsar, es necesario votar. “Tendremos otra ocasión de hablar de ello, pero vamos a tener índices históricos de participación en noviembre”, aseguró. Los demócratas confían en que el discurso beligerante del candidato republicano propicie una movilización masiva de votantes latinos.
Obama enumeró algunos avances sociales de los latinos durante su presidencia aunque admitió no haber logrado todos sus objetivos, como instaurar una vía de legalización de inmigrantes. Y enfatizó los “lazos increíbles” entre EE UU y México.
Todos esos elogios y lazos quedarían en cuestión con una hipotética presidencia de Trump. Varios periodistas bromeaban sobre si un presidente Trump haría una fiesta en la Casa Blanca por el Cinco de Mayo. En un intento de rebajar tensiones, el candidato publicó un mensaje en Twitter en que deseaba un feliz Cinco de Mayo con una fotografía en que salía degustando un bol de tacos. “Quiero a los hispanos”, decía.
Maná también se ha involucrado en la campaña electoral de este año con dardos implícitos a Trump. En noviembre, en la entrega de los Grammy Latinos en Las Vegas, Maná y Los Tigres del Norte desplegaron una pancarta que rezaba: “Latinos unidos. No voten por los racistas”.
Tras su concierto en la Casa Blanca, la banda compareció ante los medios de comunicación en la puerta del Despacho Oval, donde lo suelen hacer políticos y mandatarios internacionales. El líder del grupo, Fernando Olvera, evitó criticar directamente a Trump. Defendió que hay que “crear puentes y no muros”, y aseguró que aceptaría una invitación del magnate inmobiliario para actuar en la residencia presidencial, aunque sugirió que espera que no ocurra: “Los latinos pueden mover la balanza de la presidencia”.
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