Ofensiva chovinista, en regímenes (y democracias)
La fobia a la penetración de ideas ‘extranjeras’, muy aguda en las dictaduras, va de la mano de la fobia a la ‘invasión’ de extranjeros en las democracias occidentales
Chauvin, desgraciadamente, no parece pasar nunca de moda. Vientos nacionalistas soplan con creciente intensidad, tantos en regímenes autoritarios, así como en democracia. China acaba de sumarse este jueves a la larga lista de países que adoptan legislaciones restrictivas sobre las organizaciones no gubernamentales extranjeras. En la era de la globalización, también parecen globalizarse las tácticas represivas y varios Gobiernos autoritarios observan con suma atención las actuaciones de sus pares. Pero no solo países como Rusia y Egipto adoptaron medidas similares a la china; también democracias como Israel han recurrido a instrumentos legales de inspiración parecida.
La fobia a la penetración de ideas extranjeras en el seno de las sociedades, muy aguda en las dictaduras, va de la mano de la fobia a la invasión de extranjeros en las democracias occidentales. En el primer caso, el régimen teme ser derribado a base de la circulación de ideas liberales; en el segundo, segmentos de la sociedad temen que sus valores queden corrompidos por la masiva llegada de individuos con raíces culturales diferentes. En ambos casos, la reacción son barreras hacia lo exterior.
Austria evidencia bien la expansión del fenómeno. El gran resultado electoral de un candidato de ultraderecha en las presidenciales y las medidas cada vez más duras adoptadas por el Gobierno de Viena –una coalición de socialdemócratas y democristianos- en materia migratoria ilustran cómo en Europa central y oriental es cada vez más amplio el frente de quienes quieren cerrar con candado sus países. El primer ministro húngaro Orban, que en un primer momento parecía relativamente aislado en sus durísimas posiciones políticas, halló posteriormente la compañía de Kaczynski en Polonia y después de un creciente número de Gobiernos.
El aislacionismo fue, por otra parte, uno de los ejes principales del discurso sobre política exterior ofrecido este miércoles por Donald Trump, bajo el motto de America first. Y el proteccionismo comercial suma partidarios destacados en todos los lares. El propio Trump y el aspirante demócrata Bernie Sanders lo ejemplifican, pero abundan ejemplos en Europa. En primera fila, la Francia de Hollande, reticente ante el tratado de libre comercio que la UE negocia con EEUU, pero también con aquel que se debate con el Mercosur. Los socialistas afrontan con malas perspectivas las presidenciales de 2017, y temen perder las simpatías de sus militantes más proteccionistas (y regalar nuevos votos a la ultraproteccionista Le Pen).
Chauvin es duro a morirse, y el panorama es inquietante. Pero un dato puede dar ánimo a los amantes del cosmopolitismo: La BBC publica hoy un amplio estudio llevado a cabo en 18 países con 20.000 encuestados. Su resultado es que crece el número de personas que se sienten ciudadanos globales antes que de sus respectivas naciones. El estudio apunta a que esto es así especialmente en las economías emergentes. ¿Lograrán ellos matar por fin a Chauvin?
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