Una frágil tregua en Yemen abre el camino a las conversaciones de paz
El conflicto ha causado al menos 6.300 muertos y desplazado a un 10% de los 26 millones de habitantes
“La tregua está funcionando, no han caído bombas”, afirma aliviado Jaled Mohamed, un ingeniero de Saná, la capital de Yemen. Desde la medianoche de este domingo, tanto la coalición que dirige Arabia Saudí en apoyo del Gobierno yemení internacionalmente reconocido como los rebeldes Huthi y sus aliados, han cesado los combates (ambas partes minimizaban las denuncias de violaciones que se produjeron durante el día). Se trata de un primer paso ante las negociaciones de paz previstas a partir del día 18 en Kuwait.
El alto el fuego se ha conseguido tras un año de conflicto que, según la ONU, ha causado al menos 6.300 muertos, la mitad civiles y 900 de ellos niños, y desplazado de sus hogares a un 10% de los 26 millones de habitantes. Yemen, uno de los países más pobres del mundo, se encuentra en una situación humanitaria desesperada con 10 de sus 22 provincias al borde de la hambruna, de acuerdo con el Programa Mundial de Alimentación (PMA). Además, sus ya de por sí limitadas infraestructuras han quedado destruidas.
“No tenemos electricidad ni agua corriente, y aunque en el mercado no faltan los productos básicos, pocos pueden comprarlos porque los precios se han disparado”, cuenta el citado ingeniero en conversación telefónica.
Según datos del PMA, el pasado febrero el precio de la harina de trigo, un producto esencial en la dieta local, era un 55% más cara que antes del inicio conflicto. Al mismo tiempo, los combates impedían el acceso de las organizaciones humanitarias con ayuda para los más vulnerables. La tregua establece ahora compromisos para el acceso sin limitaciones de la asistencia a todo el país.
“Ha llegado el momento de la verdad”, ha declarado el enviado especial de la ONU para Yemen, Ismail Ould Cheikh Ahmed, en un comunicado. “Existe una oportunidad real de reconstruir un país que ha sufrido demasiada violencia durante demasiado tiempo. [Pero] un resultado positivo requiere compromisos difíciles, valor y determinación de todas las partes para alcanzar un acuerdo”, añade.
Bajo los auspicios de la ONU se están preparando las primeras conversaciones de paz con visos de obtener algún resultado. El diálogo se centrará en cinco áreas principales: la retirada de las milicias y grupos armados, la entrega de las armas pesadas al Estado, acuerdos provisionales de seguridad, la restauración de las instituciones del Estado y la reanudación de un diálogo político que incluya a todos, además de la creación de un comité especial para prisioneros y detenidos.
Jaled se siente esperanzado. “Por primera vez, los Huthi están hablando de las ventajas del diálogo y de que supone una victoria”, constata. Al parecer ese fue el mensaje durante el sermón de la plegaria del pasado viernes en todas las mezquitas de Saná (bajo control de los rebeldes desde que se hicieron con el poder a finales de 2014). “Da la impresión de que están preparando a la gente para las negociaciones”, interpreta.
Su percepción coincide con el clima detectado en Kuwait la pasada semana durante un seminario de capacitación que la UE impartió al Comité de Coordinación y Reducción de Hostilidades, encargado de vigilar y mantener el alto el fuego. Dicho comité, integrado por representantes militares tanto de las fuerzas gubernamentales como de los rebeldes, dio muestras de que ambas partes se toman “en serio” el cese de las hostilidades, de acuerdo fuentes europeas que participaron en el ejercicio. También las conversaciones preparatorias de la cita del próximo lunes que la ONU ha mantenido en Saná (con los rebeldes) y en Riad (con el presidente yemení, Abdrabbo Mansur Hadi) envían ese mensaje.
“Tanto a los saudíes como a los Huthi les interesa algún tipo de acuerdo; Arabia Saudí quiere un alto el fuego en la frontera [con Yemen] porque no puede más; y los rebeldes buscan el reconocimiento como interlocutor por parte de los saudíes”, analiza un diplomático europeo que espera progresos en la reunión de Kuwait. Aun así, se muestra escéptico a largo plazo. El eventual acuerdo, opina, “no será sostenible a largo plazo porque tanto unos como otros sólo controlan parte del proceso y en ambos lados hay intereses divergentes”, explica.
Arabia Saudí inició su campaña militar contra los Huthi en marzo del año pasado para frenar el avance de los rebeldes y las fuerzas leales al expresidente Ali Abdalá Saleh, y restaurar a Hadi en la presidencia. La guerra ha convertido Yemen en otro frente de la rivalidad regional entre Riad y Teherán. Para los saudíes y sus aliados, los Huthi, que siguen una rama del islam chií, son otro peón iraní en la península Arábiga.
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