China presiona a disidentes en el exterior con la detención de familiares
Dos disidentes denuncian la desaparición de seres queridos a raíz de la publicación de una carta que exigía la dimisión del presidente Xi Jinping
Una carta anónima con un contenido explosivo, la exigencia de la dimisión del presidente chino, Xi Jinping, empieza a tener consecuencias más allá de las fronteras del país. Al menos dos disidentes residentes en el extranjero han denunciado que varios de sus familiares directos que aún permanecían dentro de China han sido detenidos, ante las sospechas del régimen de que estos activistas puedan haber tenido algún papel en la redacción del osado documento.
El periodista Chang Ping, exdirector del semanario independiente Southern Weekend y exiliado en Alemania desde 2011, ha denunciado en la página web estadounidense ChinaChange.org, especializada en las denuncias de violaciones de los derechos humanos en China, que dos hermanos y una hermana fueron arrestados este domingo, “las últimas víctimas en el incidente en torno a la carta abierta”.
Según explica, había escrito una columna para la radio alemana Deutsche Welle y había concedido una entrevista a Radio France Internationale en relación con los acontecimientos en torno a la carta abierta. Poco después la Policía en la provincia de Sichuan se llevó a sus hermanos sin presentar ninguna orden de arresto. Aunque no ha podido contactar con ellos directamente, ha sabido por otros que sus familiares han recibido órdenes de exigirle que pare de publicar artículos críticos con el Partido Comunista “o el Gobierno encontrará modos de presentar cargos contra mi familia”.
Chang Ping niega que haya tenido ningún papel en la redacción o publicación de la carta. “No me implico en las luchas de poder internas del Partido ni tengo interés en hacerlo”, afirma. También sostiene que su familia “no entiende mis creencias políticas, mis columnas ni el trabajo periodístico que desarrollo, ni están en absoluto relacionados con ello”.
El periodista es el segundo disidente que denuncia la detención de sus seres queridos en China. El activista Wen Yuanchao, también conocido como Bei Feng y residente en Nueva York, ha contado a través de su cuenta en Twitter, que sus padres y un hermano pequeño también se encuentran en manos de las autoridades chinas desde el día 22.
Como Chang, Wen denuncia que sus familiares han sido detenidos porque las autoridades sospechan que él guarde relación con la carta abierta, algo que niega tajantemente.
Los arrestos ponen de manifiesto el interés de las autoridades chinas por localizar a los autores de la misiva, que apareció publicada brevemente en el portal de noticias Wujie - un sitio respaldado por el Gobierno chino-, antes de ser bloqueada.
La carta abierta está firmada por “leales miembros del Partido Comunista” y acusa al presidente Xi Jinping de haber acumulado un poder excesivo, hasta el punto de motivar que “ahora encaremos problemas sin precedentes y crisis en todas las áreas políticas, económicas, ideólogicas y culturales”. Un mensaje que ha desatado la furia del régimen.
La publicación de la carta motivó la detención del célebre columnista chino Jia Jia, que había alertado a otros periodistas sobre la existencia de la carta. Jia Jia desapareció mientras se disponía a tomar un vuelo hacia Hong Kong, el 15 de marzo, y pocos días después se supo que se encontraba en manos de las autoridades. El periodista quedó en libertad finalmente el pasado fin de semana.
El propio Wujie también podría quedar cerrado definitivamente. Según el periódico hongkonés Apple Daily, el portal no ha publicado nuevas informaciones propias desde el 15 de marzo, cuando apareció la carta entre sus textos, y media docena de sus trabajadores, incluido su presidente, Ouyang Hongliang, se encuentran en paradero desconocido.
La publicación de la carta ha tenido lugar en un momento especialmente sensible, mientras se desarrollaba en Pekín la sesión del Legislativo, el acontecimiento político de mayor visibilidad del año en China. También llega cuando Xi Jinping reafirma su control sobre el régimen y los medios de comunicación, de cara a una renovación de la mayoría de los altos cargos del Partido el año próximo. En una visita a los medios de comunicación públicos el pasado febrero, Xi exigió a los periodistas una completa lealtad y llegó a afirmar que los medios estatales “deben apellidarse Partido”.
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