El exilio espera que la visita de Obama acelere los cambios
La transformación de la comunidad cubana ha sido decisiva para las nuevas relaciones entre Estados Unidos y el Gobierno de Raúl Castro
La visita de Barack Obama a Cuba, que certifica el deshielo de las relaciones entre Estados Unidos y el régimen de Raúl Castro, es ya un acontecimiento histórico que ha sido posible gracias a numerosos cambios políticos y sociales habidos en los últimos años. Uno de los cambios decisivos que ha propiciado este hito es la transformación de la comunidad de exiliados cubanos en Estados Unidos, concentrada en Miami. Con el paso de los años, la voz del exilio cubano se ha multiplicado y atemperado. Sigue habiendo organizaciones y opiniones contrarias a cualquier acercamiento a la Cuba de Raúl Castro, pero las nuevas generaciones han ido ganando terreno y defienden, mayoritariamente, la nueva política de Obama.
Cuando el presidente estadounidense decidió reanudar las relaciones diplomáticas con Cuba, el célebre 17 de diciembre de 2014, las encuestas revelaron que la mayoría de la sociedad americana apoyaba la iniciativa, incluida la comunidad cubana. Los sectores más intransigentes del exilio, contrarios a cualquier concesión a Cuba, convocaron protestas en Miami a las que apenas acudieron unas decenas de personas, lo que revela el cambio social dentro de esta comunidad. Ante la visita de Obama a la isla, el exilio más duro ha vuelto a salir a las calles de la Pequeña Habana para protestar, pero su poder de convocatoria ha sido similar.
¿Qué ha ocurrido en estos años para llegar a esta situación? La clave está en que los descendientes de los primeros exiliados y los emigrantes que han venido en los últimos años tienen una visión muy diferente del conflicto que ha durado más de medio siglo. Creen que la política de mano dura, incluido el embargo, ha sido inútil y que hay que experimentar nuevas vías para sacar a Cuba del atolladero en el que se encuentra. Y confían, principalmente, en que la visita de Obama acelere los cambios. Marcel Sanchez, de 30 años, es un ingeniero de Ciencias de la Computación que lleva dos años en Miami y representa esta forma de pensar. “El acercamiento es algo que va a generar un cambio en Cuba. Si la política actual no ha funcionado, hay que cambiarla, y por eso estoy de acuerdo con Obama”, dice Sánchez, que no entiende que se diga que el presidente de Estados Unidos se está “doblegando” ante Raúl Castro porque no ha conseguido cambios sustanciales en la isla. “El cambio político tiene que venir del pueblo cubano. Obama está propiciando este cambio aunque él no lo dirija. Hay muchos años de resentimiento y si hay injerencias de Estados Unidos, el Gobierno de Cuba va a salir a la defensiva y la gente va a reaccionar mal”, afirma Sánchez.
La idea de que el cambio político tiene que venir del pueblo cubano la transmitió recientemente en Miami Ben Rhodes, el asesor de Obama en la Casa Blanca que ha pilotado el cambio en las relaciones con Cuba. Rhodes se reunió con estudiantes cubanos de la Miami Dade College para transmitirles este mensaje, que fue bien recibido por la mayoría de los jóvenes.
Uno de los jóvenes estudiantes que discrepa de esta visión es Waldo Arias, que no entiende los pasos que está dando Estados Unidos respecto a Cuba. “No sé por qué lo está haciendo. En Cuba está todo destruido y Raúl Castro no está haciendo nada. Quizá sea bueno para Estados Unidos porque le puede dar mucho dinero, pero no para Cuba ni para los cubanos”, afirma Arias.
En el polo opuesto se sitúa Olaya Naranjo, una jubilada de 86 años que lleva en Miami desde 1987. Se declara “encantada” con el viaje de Obama, por el que siente “adoración”. “El viaje va a ser algo bueno, tengo esperanzas de que las cosas cambien en Cuba y que Cuba sea para los cubanos. Obama quiere el bien para Cuba y que la gente tenga para comer”, afirma Naranjo.
Recién llegado de Cuba de un viaje para ver a su familia está Yuniel Pérez, un cocinero de 30 años que está asentado en Miami desde 2014. “La gente en Cuba tiene la creencia de que las cosas van a mejorar. La gente está esperanzada, pero también sabe que los cambios van a tomarse su tiempo”, afirma Pérez, quien ve “bien” el viaje de Obama a la isla aunque cree que también hay cierta tentación de querer “hacer historia”.
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