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Cruz gana en casa pero no arrasa

El senador logra la victoria en Texas, el Estado que más delegados reparte el Supermartes

Ted Cruz y su familia.
Ted Cruz y su familia.ERICH SCHLEGEL (AFP)

Al más puro estilo tejano, Ted Cruz celebró su victoria en el Estado, uno de los 11 del Supermartes. Pero sus palabras sonaron más a una lucha por sobrevivir, que a una meta cumplida. El senador ganó en casa, pero no arrasó. En el club Redneck lo esperaban ansiosos sus seguidores. Con botas, barbas largas y sombreros lo vitorearon, como en el mejor de los rodeos.

El lugar fue un reflejo de su campaña y de uno de los grupos de votantes que quiere capturar. Conservadores duros, blancos, en zonas rurales. “Es el mejor candidato. Nos representa de verdad y sabrá como gobernar. Lo ha demostrado en el Senado, no se ha vendido”, aseguró Pam Welner, una de las primeras en la fila para apoyar a Cruz.

“Él es un verdadero conservador”, decía Michael Berry dueño del club Redneck. “Sí que lo es”, se escuchaban gritos en el público. Cortinas rojas por doquier, un grupo de música country y repleto de prensa nacional e internacional, el Redneck montó un ambiente perfecto para las más de cuatro horas de espera antes de escuchar a Cruz.

Pero la noche no favoreció al senador y cerca de las ocho ya estaba claro que el millonario Donald Trump había ganado en estados como Alabama, Arkansas, Georgia, Massachusetts, Tennessee, Vermont y Virginia.

Trump: artista del engaño

“Creo que Trump es un artista del engaño”, dijo John Evans, la viva imagen de Tío Sam, con un disfraz tricolor. En Texas, sin embargo, la victoria de Cruz fue una buena señal. Una demostración del apoyo local con un 39% de los votantes.

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Trump obtuvo el 28% de los votos y el senador Marco Rubio alcanzó solo el 19%, eso le impidió adjudicarse siquiera 1 de los 155 delegados que estaban en juego en el estado, el premio mayor del Supermartes. Por su parte John Kasich alcanzó un 4,7% y Ben Carson llegó a 3,6%.

“Ted, Ted, Ted, Ted”, repetía la multitud en el club, mientras de fondo se escuchaba en la televisión la conferencia de prensa de Donald Trump. En el escenario estaba su esposa Heidi, su padre Rafael, amigos y líderes locales. Personal de seguridad rodeando el lugar. Una fuerte ovación y Cruz ya estaba en el escenario.

“Dios bendiga al gran estado de Texas y Oklahoma”, dijo. El candidato ganó en Oklahoma con un 34,4% de los votos, su tercera victoria tras Iowa y Texas.

“Después de esta noche está claro que nuestra campaña es la única que puede prevalecer”, dijo, mientras recordaba su triunfo en los tres estados. “Mientras el campo permanezca dividido, el triunfo de Trump es más posible y eso sería un desastre para los republicanos y la nación”, insistió.

Altas expectativas

Cruz necesitaba una victoria indiscutible en Texas. El candidato representa al Estado en el Senado y las expectativas sobre sus resultados eran altas, con un liderazgo importante en la mayoría de las encuestas. Pero un par de semanas antes de la elección, la ventaja sobre Trump comenzó a acortarse en Texas y Cruz debió centrar sus esfuerzos en el estado para mantener una victoria local. Perder en casa hubiera sido desastroso.

“No tuvo una victoria insigne, de un 50% o más, eso habría sido ideal para él. Claramente hizo más que suficiente para vivir otro día y su triunfo en el estado conservador más importante del país lo posiciona como el principal competidor de Trump”, explicó Mark Jones, analista político y profesor de la Universidad de Rice en Houston.

“Cruz no logró arrasar con más del 50% en Texas, sale del estado herido pero vivo. Tuvo una competencia importante de Trump por el voto evangélico y Tea Party”, comentó Brandon Rottinghaus profesor de ciencia política en la misma Universidad. “Los moderados se inclinaron por Rubio”, agregó.

Aunque se ha enmarcado como un jugador externo a los círculos políticos tradicionales, Cruz contaba con el apoyo de la mayoría de los líderes conservadores en el estado, incluyendo el gobernador Greg Abbott, el vicegobernador Dan Patrick y el exgobernador Rick Perry.

El respiro de Cruz será corto. El próximo debate se celebrará en Detroit, Michigan, el 3 de marzo y luego se realizarán las primarias en Kansas, Kentucky, Luisiana y Maine. El senador tejano necesita más victorias y lo sabe.

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