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El anhelo de mejora económica marca las elecciones legislativas iraníes

La votación, este viernes, marcará el equilibrio de fuerzas entre posturas reformistas y conservadoras

Vídeo: LUIS MANUEL RIVAS / ALI FALAHI

Los iraníes acuden este viernes a las urnas para elegir a los miembros del Parlamento y de la Asamblea de Expertos (un consejo de 88 clérigos de alto rango que designan, supervisan y destituyen al líder supremo) con la exigencia mayoritaria de una mejora de la economía del país tras años de duras sanciones impuestas por las ambiciones nucleares de Teherán. La votación marcará el equilibrio de fuerzas en el Parlamento entre posturas reformistas, que abogan por una mayor apertura del país, y las líneas conservadoras, que pugnan por defender la esencia de la revolución iraní.

El actual Gobierno de Hasan Rohani cuenta con el efecto psicológico de su éxito en el campo de la diplomacia, que ha permitido precisamente el levantamiento de las sanciones tras el acuerdo nuclear alcanzado el pasado julio con las seis potencias mundiales (Estados Unidos, Rusia, China, Francia, Reino Unido y Alemania). Por ello, confía en una alta tasa de participación de los sectores sociales más progresistas a favor de los candidatos que defienden las posturas de su Ejecutivo. Al mismo tiempo, los sectores conservadores destacan la constante advertencia del líder supremo, Ali Jamenei, sobre el riesgo de la influencia de los extranjeros en el país tras el levantamiento de las sanciones como argumento contra sus rivales reformistas o moderados, a los que acusan de no proteger los principios de la revolución iraní.

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"Yo no creo que la solución de los problemas económicos dependa de votar a favor de un partido político en concreto, eso necesita una voluntad entre todo el país, pero la mayoría de los diputados pierden su tiempo en luchas políticas innecesarias en vez de preocuparse por su electorado", señala Milad Mirzai, un joven que vuelve con su comprometida del Mausoleo de la hermana del octavo imán de los chiíes en Qom.

En la ciudad de Qom, famosa por sus escuelas religiosas y su ambiente conservador, a 150 kilómetros de la capital iraní, no es raro que la gente justifique todo con las declaraciones del ayatolá Jamenei, el líder supremo de Irán. Asghar Hadadi, estudiante de teología de Isfahán, que está de peregrinación, asegura que "la recuperación de la economía es la mayor preocupación del líder y que los futuros parlamentarios tienen que dirigir sus esfuerzos para superar los obstáculos".

"Lo que más urge es generar empleo para los jóvenes si no el país sufrirá las consecuencias", opina Mina Bakhshi, una joven experta en nutrición. "La tasa de desempleo entre los profesionales que disponen de un título universitario es 22%, casi el doble del promedio del país”, reconoce Eshagh Jahanghiri, el primer vicepresidente del país persa.

Hadi Jamshidi, un empresario de Qom, se queja de que "el sistema bancario no facilita préstamos a los emprendedores”. “Los candidatos se comprometen a mejorar la economía y a bajar la tasa de interés [de los préstamos bancarios] solo para ganar el voto de la gente y, en especial, de los trabajadores, pero una vez que llegan al Parlamento se olvidan de sus promesas”, lamenta.

Pese a la petición generalizada de los iraníes por una mejora económica, los candidatos conservadores que apoyaron en su día al expresidente Mahmud Ahmadineyad, en cuyo mandato (entre 2005 y 2013) la inflación aumentó un 40%, prefieren aferrarse a la idea del "riesgo de infiltraciones de los seguidores de las ideas occidentales" en el futuro Parlamento para calificar de forma tácita a los candidatos reformistas de "posibles infieles a la revolución”. Incluso la televisión estatal ha empezado a emitir una serie de análisis que recuerdan las protestas poselectorales de 2009 y los revuelos de julio de 1999, en un intento de instrumentalizar estos hechos para desprestigiar a los reformistas y poner en duda su compromiso con los intereses nacionales.

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