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El héroe olvidado de París

Francia publica la primera biografía del teniente Amado Granell Lo hace 71 años después de encabezar la liberación de la ciudad tomada por los nazis

Amado Granell durante la Guerra Civil.
Amado Granell durante la Guerra Civil.foto de la colección de evelyn mesquida

Su hazaña, ser el primer oficial aliado en liberar París de la ocupación alemana, fue el símbolo del triunfo de la Francia libre sobre el fascismo. La mítica portada del diario Libération retrató su rostro un día después de entrar en la alcaldía parisina el 24 de agosto de 1944 al frente de la Nueve, la compañía de españoles integrada en la Segunda División Blindada del general Leclerc. Pero su nombre fue borrado del pie de foto. En aquella Francia liberada no podía encajar que un soldado español, el teniente Amado Granell, reluciera entre los héroes de su historia nacional como el libertador de París.

“Estamos orgullosos de haber luchado por Francia. Queremos ser soldados dignos de Francia, pero sin renunciar a ser españoles”, respondía Granell en una emotiva misiva en 1946 a quienes negaban la participación de los españoles en la liberación de París por el hecho de no ser franceses. La carta aparece entre las hojas de Amado Granell, le liberateur de Paris, la primera biografía del teniente valenciano que verá la luz en Francia a finales de febrero, editada por L’Harmattan.

Su autor, el historiador Cyril Garcia (Lyon, 1986), concede al oficial el lugar que nunca tuvo en los libros de Historia. Retratado como gran militar español del siglo XX en la Guerra Civil y en la II Guerra Mundial, laureado con la Legión de Honor de la República Francesa y protector del general De Gaulle durante el desfile de la Victoria en los Campos Elíseos, la esencia de Granell reside en el ciudadano comprometido por asegurar la transición democrática en España entre los monárquicos y la izquierda después de la guerra, a través de los contactos con Juan de Borbón, Indalecio Prieto o Largo Caballero.

“Esas razones hacen de Granell un hombre central de la historia contemporánea europea”, sostiene Garcia, diplomado en el Instituto de Estudios Políticos de Toulouse y doctorando en Historia Demográfica de Argelia. Bisnieto de murcianos y oscenses emigrados en los años veinte para trabajar en fábricas y minas de Lyon y Pau, este joven historiador conoció por primera vez la historia del teniente a través de la lectura de la edición francesa de La Nueve, la primera monografía dedicada a los españoles de la liberación de París, de la periodista alicantina Evelyn Mesquida.

Estamos orgullosos de haber luchado por Francia. Queremos ser soldados dignos de Francia, pero sin renunciar a ser españoles Amado Granell, en una misiva en 1946

Olvidados a ambos lados de los Pirineos, los españoles fueron apartados del imaginario de la Resistencia durante 60 años. Pero la primera biografía francesa de Granell, un esmerado estudio de tres años de investigación, aparece en una Francia muy distinta, la de los homenajes cívicos e institucionales, como el discurso del presidente François Hollande el 25 de agosto de 2014 o la inauguración de un jardín en memoria de La Nueve en junio de 2015 en el Ayuntamiento de París con la presencia de los Reyes de España.

En ese clima de recuperación histórica, el prefacio, a cargo de Michel Goya, coronel de la Infantería de Marina francesa, hijo de republicanos españoles y destacado especialista en historia militar del Instituto de Estudios Políticos de París, simboliza el reconocimiento público que un escogido grupo de militares encabezados por el general Michel Roquejoffre brinda al papel de los extranjeros del Ejército francés durante la gran guerra, como gesto insólito en un estamento hermético al debate histórico.

La escena emblemática con los pies en la playa de Normandía, donde el oficial se prometiera no abandonar la guerra hasta lavarse las manos en el Rin, encarna todo el coraje, la elegancia y la dignidad del personaje, explica Garcia. Pero leer la vida de Granell también es comprender las ideas de una izquierda reformista, no dogmática y respetuosa con las libertades públicas, las que marcarían la vida del teniente hasta perderla en un accidente de tráfico en 1972 en la localidad valenciana de Sueca. Ese compromiso por la libertad todavía está huérfano del reconocimiento institucional en España. “Ni el PSOE ni el PCE lo hicieron. Quizás hoy un partido como Podemos tendrá la voluntad de alzar la figura de este verdadero héroe popular en la historia española. Pero le corresponde al Estado español hacer ese trabajo con una rehabilitación y una promoción debidamente merecida”.

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